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¡Participa en el XVII Concurso de Carteles de la San Silvestre Salmantina!
¿Tienes una idea creativa para representar una de las carreras más emblemáticas de Salamanca? Tienes hasta el 31 de mayo de 2025 a las 0:00 h para presentar tu diseño para la XLI edición...
Microrrelatos presentados al IX Concurso "San Silvestre Salmantina"
# 304 ysabel jesus Acha de la cruz
La fuerza Inca
Juan Trujillo se preparaba para la carrera “La San Silvestre Salmantina”2021. El un atleta con todas las cualidades y las fuerzas de sus piernas. Apoyado en una buena alimentación. Su origen inca, es de Cerro de Pasco. Vivía en el barrio pizarrales de Salamanca. Llegaba su casa cuando observo que a una señorita estaba siendo asaltada por desalmados, la golpeaban. El la defendió a puño limpio, cuando uno de los degenerados, lo atropello con una moto. Juanito estaba en el suelo sangrando. Llego al hospital. Perdió una pierna. Operaciones van y vienen en la vida de Juan. Ese año la directiva de San Silvestre aprobó que podían participar personas minusválidas. Juanito no lo pensó y se inscribió. Su tenacidad interior, le hecho ganas. Se dijo:” ganare esa carrera”. Gano primer puesto. Cayó al suelo con una gran sonrisa. Pero la muerte se lo llevo para seguir corriendo en el cielo.
# 303 Inmaculada Bosch Racero
La vida
El pistoletazo de salida me asusta y casi me hace caer al suelo. Con equilibrio de borracho, me recompongo y doy mi primer paso hacia papá, que me espera acuclillado a unos metros. Torpemente, enlazo una zancada con la siguiente, mientras noto cómo el dedo gordo del pie está apretado contra la punta. Sigo corriendo. De pronto, mis piernas se vuelven largas y gano varios centímetros de altura. El sudor me recorre la mejilla y se concentra en mi primera barba. Mi primer amor me adelanta por la derecha; oigo su respiración entrecortada. Jaime, mi primer hijo, se me sube a los hombros y me despeina el pelo mojado. Mi jefe va justo detrás de mí, reconozco el golpeteo de sus zapatillas caras. Entre una marea de dorsales, visualizo la meta. Una lágrima se desliza entre mi arrugada cara y pido a la vida una San Silvestre más.
# 302 María Calle
ETCÉTERA
26 de diciembre... Mmmm. Le echo un vistazo al listado de propósitos que no he cumplido este año… Por aquello del riesgo que supone preservar mi imagen de audaz atleta, ególatra deportista, afamado corredor, perspicaz retransmisor de todo aquello cuando ejecuto… Y, que, entre muchos de ellos, algunos son de todos conocidos; como cuidar mi ropa de sport último grito en redes con todo lujo de accesorios y, por supuesto, habituarme al recorrido salmantino de San Silvestre que no pienso perderme un año más… (¡Claro que no!). Ambas acciones, podrían convertirse en aficiones que tal vez pudieran colmar de salud mis años previos a la senectud... ¿Acaso hay algo más saludable que un buen chocolate con churros viendo el tránsito de los participantes con mi ropa de deporte recién estrenada…? ¡Qué momentos! No, no lo hay… Y si lo hubiere, para el año que viene…
# 301 DEDICACION PEREZ DE QUISPE
LA SERPIENTE DE ASFALTO
A lo mejor, el competidor delantero de vez en cuando resiste mi ímpetu furioso, equiparando distancia o cercanía, pero después la pista es mía. La senda cuando está sola es cuando muestra su verdadera naturaleza. Cuando está sola la calzada sin competidores es cuando su alma toca nuestra alma y nos comunica un algo que solo los esforzados pueden percibirlo a estas horas cuando solo la adrenalina vibra con toda su fuerza. Llego. Llego, de pronto, a la Meta; y esa serpiente que veía a lo lejos cuando corría, se me muestra hoy a mi frente, como las fauces de un extenso reptil del que -no sé porque- sentía que a fuerza de piernas todo su interior yo había recorrido. Y que, entonces, yo había escapado triunfante de su boca de asfalto vivo.
# 300 ENCARNA RUIZ RODRIGUEZ
PROMESA CUMPLIDA
Hacía ya 10 años del “accidente”. Después vino la larga estancia en el hospital, la rehabilitación y, lo más duro, la sanación mental y la recuperación energética. Hasta que renació del todo. Siempre quiso correr la San Silvestre en su ciudad, Salamanca. Pero, durante años, él se lo había impedido, riéndose de ella, ridiculizándola. Al principio ella insistía, pero los últimos años desistió. Fue precisamente después de la carrera, cuando entró en casa como un energúmeno porque ella no estaba entre el público para aplaudirle. Ella le explicó que se encontraba mal. No sirvió de nada. O quizá sí, porque fue el principio para acabar con aquel infierno. Solo le faltaba por cumplir aquella promesa a sí misma. Por eso, se había preparado cuidadosamente, con entrenamiento y dieta. Nadie le iba a impedir hacerlo. Se sentía libre. Después lanzaría el dorsal sobre su tumba.
# 299 Oriana Palacios
Del estrés al Bienestar
El escritor se dispuso a escribir un microrelato para participar en el concurso de San Silvestre Salmantina. Su personaje se encuentra ahogada en el silencio, ahogada en el olvido. El miedo y el aislamiento le hacen compañía los 365 días del año. El escritor está preocupado, la pandemia causó ansiedad en su personaje estrella, la solución es darle un giro positivo a esta historia. En unos meses será el maratón de San Silvestre Salmantina, la idea es que ella participe. Los tenis la halagan, su mirada se llena de muchos colores. Su vida inicia desde cero , el aprendizaje toca su corazón. A ella no le importa ganar el primer lugar, su premio es conectar con su esencia.
# 298 Manuel Barranco Macias
Solo corre
No pienses, solo corre. Inspira, expira, solo tú y un instante de libertad. Somos uno, somos la San Silvestre Salmantina. No hay edades, no hay mañana ni pasado, solo corre. Un día más, pero no otro cualquiera. Respira, vive, inhala, exhala. Corre y no pienses, respira y vive la San Silvestre Salmantina. Eres un niño en plena libertad, eres tu esencia, tú mismo en la mejor versión que siempre has tenido. No es una carrera más, eres tú y la San Silvestre.
# 297 Manuel Barranco Macias
Solo corre
No pienses, solo corre. Inspira, expira, solo tú y un instante de libertad. Somos uno, somos la San Silvestre Salmantina. No hay edades, no hay mañana ni pasado, solo corre. Un día más, pero no otro cualquiera. Respira, vive, inhala, exhala. Corre y no pienses, respira y vive la San Silvestre Salmantina. Eres un niño en plena libertad, eres tu esencia, tú mismo en la mejor versión que siempre has tenido. No es una carrera más, eres tú y la San Silvestre, la Salmantina.
# 296 Raúl Clavero Blázquez
Perspectiva
Me asomé a la ventana. En la calle cientos de personas disputaban la San Silvestre. Desde mi altura parecían hormigas. Extendí el pulgar frente a mi ojo derecho y simulé aplastarlas. Una a una. Como cuando exterminaba de pequeño las moscas en el patio de mi abuela. Después todo se precipitó. Primero escuché gritos desesperados, a continuación, sonido de ambulancias, finalmente a la policía llamando a mi puerta. Durante el juicio supe que sólo había sobrevivido un australiano, agazapándose bajo mi uña. Intenté explicar que fue un accidente, que nunca quise herir a nadie, pero el tribunal no tuvo piedad de mí. Me trataron igual que a un insecto, y con su condena acabé convertido en una vulgar cucaracha. Ahora vivo entre alcantarillas y contenedores, esquivando pisadas a diario. Hoy, además, es de nuevo la San Silvestre. Imagino decenas de pies corriendo sobre mi cabeza, y me echo a temblar.
# 295 Francisco Javier Yuste Córdoba
Zancadas de esperanza
Tras un rosario de años participando, poco antes de empezar la carrera aún dudaba, lastrada por sus cuitas personales; no pudo evitar compartir sus angustias con el corredor de al lado. —Ya sé que últimamente sube todo menos la salud, el sueldo y el ánimo. ¡Como para tener ganas de trotar! —la consoló—. Pero yo siempre participo, ya llueve, truene o nieve. ¡Ánimo, que estamos en tu ciudad de Salamanca! Disfrutemos de la carrera superando de la mejor forma los obstáculos: ignorándolos. En todo momento, sintió su apoyo silencioso. Sentía con cada zancada pisotear sus problemas, disolver los obstáculos, acercarse un poco más al cielo. Al cruzar la meta, descubrió con mayúscula sorpresa que había ganado la carrera y le buscó para compartir aquel ensueño, pero había desaparecido. Preguntó por todas partes, más nadie recordaba haberle visto ni tampoco figuraba un tal Silvestre en la lista de participantes.
# 294 Omar Iglesias Sánchez
Listo para correr
Estaba listo para correr. La San Silvestre había comenzado hace apenas dos o tres minutos, por lo que la salida estaba prácticamente desierta. Y ahí estaba yo, un fracaso del atletismo amateur, decían. Pero no hoy, hoy desde luego que no. Habré empezado tarde, seré lento corriendo, pero puedo asegurarle a cualquiera que estoy más que listo. Listo para correr. Espero que nadie se percate de la operación experimental a la que me he sometido para poder correr hoy. No creo que nadie sepa que llevo un motor V8 metido en el pecho, y unas piernas hidráulicas que van a todo trapo. Nadie se dará cuenta de que voy a casi 80 kilómetros por hora, derrapando en las curvas y dejando una humareda detrás que flipas. Nada de eso importa hoy, tras años de lesiones, de fracasos, de lágrimas, sudor y sangre... Hoy estoy corriendo.
# 293 Diego Villa Lázaro
El remedio para la enfermedad
Corría el viento. Dentro todo permanecía quieto. Llevaba igual unos diez meses. No salía de su habitación por miedo a lo que el mundanal ruido pudiera ocasionar en su cerebro adolescente. Sus padres temían su situación, pero poco podían hacer. Fuera corría el viento, y trajo consigo una multitud. Y como corría el viento, corría también la multitud. Entre dorsales y deportivas, se escuchaba el jadeo de los que llevaban la delantera. Tanto se escuchaba, que se colaron por la ventana como el mundanal ruido que eran. Y trató de escapar de sus garras, y agarró la puerta por banda y salió para que no le alcanzara. Se expandía tan rápido que tuvo que echar a correr, y corrió tan lejos como pudo, escapando de los sonidos que llegaban tras de sí. Fue aquel, y sólo aquel día cuando la agorafobia fue vencida por la maratón.
# 292 Margarita del Brezo
INDEFENSIÓN SIEMPRE PRESENTE
Este año lo consigo, seguro. Ni siquiera he tenido que entrenar. Con tantas carreras al dentista, llevar a los niños a extraescolares, —uno a inglés, otra a fútbol y el pequeño a ballet—, las prisas en la oficina, la comida rápida, la limpieza exprés, el programa corto de la lavadora para que me dé tiempo a poner dos, y atender las redes sociales, ver una serie, leer y escuchar las noticias, todo al mismo tiempo, estoy más que preparada. Me sitúo en la línea de salida. El clamor ensordecedor de la gente me lleva en volandas en cuanto dan la señal. Corro y corro con todas mis ganas. Poco a poco los dejo a todos atrás. Atravieso la meta, el Puente Romano y diez kilómetros más adelante me detengo exhausta convencida de que esta vez sí. Pero no, siempre ocurre igual: cuando llego, el futuro se acaba de marchar.
# 291 Guillermo Jaime Bensusan
Porque corro
¡ Uf ! jadeo detrás de las zancadas kilométricas de mi predecesor. Estoy haciendo un triste papel ante mi familia que me alienta en la San Fermín. Tenía ilusión en participar, entrené para un papel decoroso. Y ahora... los trancos poderosos de los otros me arrumban en las lentas olas que pasan tras los raudos adalides. - ¡ Papi !, que parecido a vos el que viene atrás tuyo en la foto - exclama luego mi hija de siete añitos, para seguir luego con su tarea escolar. Me quedo solo con la tablet y amplío hasta donde dan los pixeles. Asombrado constato que otro "yo" viene detrás mío. Mi reloj pulsera con su rotura inconfundible lo confirma. Comprendo entonces que en realidad corremos para superarnos; no contra los demás , sino contra nosotros mismos, para dejar atrás nuestras debilidades. Elimino la mágica foto de esa dimensión; no la necesito, ya sé porque corro.
# 290 Sergio Capitán Herraiz
El rosco
Quedan ocho segundos y una única letra para completar el rosco entero sin fallos. En juego el bote de casi un millón de euros. - Contiene la zeta, nombre del ganador de la edición de 2021 de la San Silvestre Salmantina… Ezequiel alza las cejas y titubea delante del presentador. El programa se está grabando a finales de noviembre y piensa que hay truco en la pregunta. Seis segundos. Ha visualizado tantas veces la estampa en la que alza los brazos llegando a meta en el Paseo San Antonio. Cuatro segundos. Saluda a todo el público y lanza besos aquí y allá. Dos segundos. Señala el escudo de su club en la camiseta. En ese momento, su madre abre la puerta del salón. -¡Apaga la tele ya! Si no estudias y vuelves a sacar otro rosco en matemáticas, te pasas las navidades castigado y te quitamos de atletismo.
# 289 Alberto Bravo Sánchez
Estamos de vuelta
Cambias muy rápido de célula a célula, de persona a persona, no tienes fronteras, te gusta el frío invernal, eres muy rápido, PERO... Nosotros somos más listos, nosotros damos zancadas para hacer nuestro cuerpo, nuestro sistema inmunitario más fuerte, más poderoso y superarte. Y es que la actividad es salud, salud física y mental. En 2020 no nos dejaste, este año no será así, en el Puente Romano ya te habremos dejado atrás, en el Alto del Rollo no nos acordaremos y en el colegio San Estanislao serás historia. ¡Adiós, corona, la San Silvestre ha vuelto!
# 288 Sandra Alegre
FINAL DE RECORRIDO
Empecé a entrenar hace 9 años, exactamente. Desde mi funeral. Fue durísimo. ¿Llegaría? ¿Y por qué no? Siempre me han obsesionado los objetivos con resultados inciertos. Me dolía la rodilla antes de empezar; pero estaba feliz de volver. Atrás quedaban los campos azucareros y las minas de carbón; ahora estaba en el Paseo San Antonio. Quería saludar a viejos conocidos, pero no reconocí a nadie. ¡Extrañaba a mi amigo Paco! 11.50 hs. Largada. Tiro vapor por la boca para calentarme las manos. ¿Sabes cuál es el principal problema que tengo? Parece que vieran un fantasma. Como si no me recordaran. ¡Justo a mí, salmantino de pura cepa, nacido allí el 8 de junio de 1901! Necesitaban habituarse a verme más seguido, porque estaba de regreso. Buscaría nuevos amigos ocasionales para compartir el próximo tramo. Después de todo, si la vida es una experiencia poco explicable, la muerte lo es más
# 287 Juan Felipe Coy Gómez
Por ellos
Fuera hace un frío de esos que se te mete en los huesos. Las nubes recelosas dejan entrever algunos claros. Pero hoy toca salir a correr. Este año Nico se vendrá conmigo, será su primera vez, al igual que yo me lancé a la carrera con mi padre en cuanto la edad me lo permitió. Aún me cuesta, a ratos me falta el aire, el aliento se me va. De verdad que lo intento, aunque a veces no es suficiente con intentarlo. No tenía pensado participar este año, pero mi madre cree que le haría ilusión, que de haber estado aquí él habría corrido conmigo, a mi lado, sujetándome la mano, como siempre lo hizo. Así que va por ti papá, por todos los que ya no podéis correr este año. Porque este bicho nos ha quitado tanto, pero jamás nos quitará las ganas de vivir.
# 286 Juan José Sánchez Benito
EL CORREDOR DE LA SOTANA
París bien vale una misa dijo Enrique IV. Pues eso pensó el joven arribeño Juanito: La San Silvestre Salmantina bien vale una reprimenda aunque nunca pensó que tan severa. Se reponía de una operación en casa de unos tíos salmantinos y el día de la San Silvestre sentían dejarlo solo pero era ya tradición y se fueron todos a correr. Cuajó en él aquel entusiasmo de los familiares y le entraron unas ganas locas de participar en las siguientes. Empezó a estudiar en el Seminario y pidió permiso pero no le dejaron. Se escapó y se quitó la sotana. Al regresar todo eufórico lo echaron. Se marchó a otra ciudad y se ordenó sacerdote. Regenta una casa de jóvenes descarriados y durante todo el año los entrena para participar en tan admirada carrera pues piensa que es una buena terapia. El corre junto a ellos pero con la sotana arremangada.
# 285 Dame Luz
De allí
Aquí hay de todo. Todo lo que no necesito. Ruido disponible veinticuatro horas. Miles de calles que no llevan a ningún hogar. Metros que no acercan nada. Locales de moda cada quince minutos. Si cierro los ojos, me lo he perdido. Pero si los dejo cerrados, veo la catedral rascando el cielo. No hay más trasbordos y vuelvo caminando a casa sobre un puente romano. Me curo el frío resguardada bajo los soportales de la plaza mayor, en bares de siempre con los de siempre. Calma, respiro, sin correr. Que allí solo se corre un día y es por San Silvestre. Si, de aquí al cielo y de allí a todo lo que quiero.
# 284 Javier López Vaquero
Las nuevas.
Hoy me aflige recordar nuestra primera San Silvestre. La ilusión, el asfalto, la ciudad, los vítores. Luego fuimos a celebrarlo con la familia. Cuantos entrenamientos a la orilla del río. A tí te gustaba el verano, yo preferiría los días de lluvia, pisar los charcos y rejuvenecer con cada zancada. Me encantaban las tardes en las pistas. Parecía que el tartán nos catapulta a las estrellas. Más tarde vinieron ellas porque tenías una pisada supinadora. Nos costó adaptarnos, pero al final terminamos formando un gran equipo. Todo pasa, nada permanece me digo cuando llegaron las nuevas con sus vivos colores, su cámara de aire, su ligereza. Arrobado permanencias las horas muertas contemplandolas. Al menos no me envías al vertedero, me relegas al armario de la ropa vieja, la sentimental. Ahí esperaré a que vuelvas algún rato y juntos rememoremos viejos tiempos.
# 283 MARÍA TERESA BERRUETA SANTOS
INEXORABLE
El primer año empujé su silla. El segundo la dichosa bronquiolitis nos obligó a quedarnos en casa. El tercer año corrí con ella de la mano después de unas primeras recomendaciones: hay que calentar, tienes que dosificar... ¿"dosifi" qué? El cuarto un virus inesperado cambió nuestras vidas, nuestras rutinas y tradiciones y este año... ¡Este año corro yo sola como Pablo! ¿Ya sola?, ¿su hermano no era mayor cuando corrió solo por primera vez? ¿Y si se cae? ¿Y si no nos encuentra cuando termine? ¿Y si...? Hago de tripas corazón. Claro cariño, ya eres mayor. Cambian las recomendaciones: espéranos en el patio, tienes los teléfonos de mamá y papá anotados en el dorsal... El pulso se acelera aunque ahora soy solo una espectadora. Hasta dentro de una hora no comienza mi carrera. ¡Mírala!, ¡ahí va! Parece que fue ayer cuando empujaba su sillita.
# 282 Daniela Restrepo
Aliados
Cuando piensas que ya no puedes más y que tus piernas están a punto de darse por vencidas, recuerdas por que estás aquí. Recapitulas y te das cuenta que es por él y por ella, pero sobretodo, por ti. Oyes a tu familia gritando a puro pulmón des de los laterales. Diciéndote una y otra vez que tú puedes, que vas a lograrlo. Y escuchas a los corredores de tu alrededor, que quizá están igual o peor que tú, que no te rindas que queda poco, que todo valdrá la pena. Entonces a pesar de sentir hormigas subiéndote por todas tus piernas, no pierdes el ritmo. Y con esa sonrisa en los labios sientes como éstas personas que empezaron como simples desconocidos se han ido convertido en aliados. Sabiendo exactamente como te sientes o que pasa por tu mente. Pero todos con un mismo objetivo, terminar la carrera.
# 280 Eneritz Alberdi Irastorza
Lo mejor de correr es parar
Lo mejor de correr es parar. Sentir el latido del corazón, estirar el cuello, mirar arriba, respirar hacia arriba con la boca abierta como si salieras del agua a la superficie, y cerrar los ojos. Sentir. Lo he hecho. Ves a la gente llegar a la meta, correr unos pasos más y sonríes. Están a tu lado. Ellos miran arriba y decides mirar abajo. Toca acurrucarse en uno mismo, respirar al suelo y a algunos, escupir. Echas fuera lo malo como una metáfora. Por fin, los órganos que han trotado contigo, todos, se duchan con agua fresca. Se pausan, paso a paso. Trago a trago. Cierras la boca y sigues adelante.
# 279 Leyre Zárate Álvarez
PURO PLACER
En aquella primera San Silvestre perdí la noción del tiempo y del espacio. Borracha de kilómetros, corriendo a buen ritmo y feliz a la vez que cansada, fui adentrándome poco a poco en una espiral de esfuerzo que, llegando a la meta, se convirtió en una total embriaguez de los sentidos, experimentando lo más parecido a un orgasmo. Volviendo a casa, fui consciente de la suerte que tenía de poder disfrutar de esas sensaciones que te da el deporte. Placer no solo para el cuerpo, sino también para el alma.
# 278 Sergio de Dios González
Un final, un principio y un recuerdo
Ana lleva la cara pintada. Juan lleva el rostro tapado. Ambos llevan zapatillas naranjas y un trozo de papel en el pecho. Ella quiere salir corriendo, él acaba de descubrir que quiere acompañarla. Ana mira su reloj, él su sonrisa. Son sus ojos, curiosos e inquietos, a los que les mide el pulso. Se escuchan gritos y risas que conforman un silencio particular; con la tensión, el frío parece verano. Su cabeza se pregunta qué hacer para encender la primera conversación. Comienzan a correr y con zancada es un pétalo el que cae. La margarita tiene muchos, pero vuelan rápido. Al llegar a meta, Juan sabe que ha llegado el momento de coger la cabeza del grupo si quiere tener, al menos, una oportunidad. Algunos años después, ella sonreirá, mientras él la mira y hace una nueva edición, en voz alta, de la carrera en la que enamoraron.
# 277 Natalia Mandiá
CONVERSACIONES CON PAPÁ
-Venga, levántate, no vayas a llegar tarde a la salida. -Uf, papá, ¿has visto qué frío hace? Además, cada vez estoy menos en forma. Luego me duelen las rodillas. - ¡Anda! Dame esa alegría, que me gusta verte correr la San Silvestre con tu hermano y las primas. Últimamente vais poco a Salamanca. -Vale… como no eres tú el que va a pasar frío… por cierto, hacía algunos días que no hablábamos, ¿cómo estás? -Bueno, aquí los días son muy parecidos, pero disfruto viéndoos. Os extraño. -Ya… yo también te extraño. Tengo ganas de contarte cosas, sobre todo, que tengo ganas de que seas abuelo. A ver si puedo darte buenas noticias pronto. Bueno, te dejo, luego te sigo contando, que van a dar la salida y no quiero tropezar, que hay mucha gente. Mañana voy al cementerio a cambiarte las flores y seguimos hablando.
# 276 Juan Ignacio Piedra Núñez
Nuestra línea de meta
Esperaba aquel momento desde hace mucho tiempo y quería disfrutarlo plenamente. No me importaban nada más que mis sensaciones y el alentador griterío de las gentes que se congregaban al paso de los corredores. Fue en ese preciso instante cuando desapareció cualquier atisbo de cansancio y fatiga. Me sobrepuse a los esfuerzos y levanté la cabeza para deleitarme con la imponente imagen de una Plaza Mayor abarrotada. Disfruté de los aplausos del público en una imagen que se disponía ante mis ojos a cámara lenta. Una visión que erizaba la piel y emocionaba el alma. Entonces la vi allí, con los ojos vidriosos y una sonrisa excepcional. Aplaudiendo a rabiar al que ella consideraba el mejor de todos los corredores, aunque no hubiese argumentos que lo demostrasen. Ahí supe que el calvario de mamá había terminado. Tras muchos días de hospital nuestra carrera había terminado. Éramos los ganadores.
# 275 Mødes Lobato Marcos
ETERNA CONDENA
La pluma besó al papel y, en ese preciso instante, dio comienzo la carrera. Y aunque ella había entrenado duramente, muy pronto se vio superada por los rápidos artículos, las ligeras preposiciones y las explosivas interjecciones. Más tarde fue adelantada por los sustantivos y los verbos, pero no se desanimó. Y tampoco lo hizo cuando la rebasaron los adverbios y adjetivos. Poco a poco fue perdiendo posiciones y, casi sin fuerzas, incluso fue más lenta que las gruesas sobresdrújulas. Y así, también en ese relato, la última en llegar a la meta fue la palabra "Fin".
# 274 Carmen Prieto
Como Abebe Bikila
—¡Con esas, seguro que ganaría! —dice el niño. Los ojos de la mujer van de las zapatillas del escaparate a las playeras viejas y agujereadas de su hijo. Siente rabia y vergüenza. Desde marzo su vida es una carrera de obstáculos. Primero la Covid. Después el ERTE y las ayudas que no llegan. Los precios por las nubes. En casa no encienden la luz. Por la noche usan velas y si hace frío se ponen varias prendas encima. Hablan de que no van a dejar a nadie atrás, pero su familia lleva más de un año y medio rezagada. Como para comprarle unas playeras, piensa. Y se echa a llorar. —¡No te preocupes! Puedo correr descalzo y ganar… como Abebe Bikila, mami.
# 273 Claudia calvente
Ardor en la carrera
Resuenan los pasos contra el asfalto. El esfuerzo se empieza a notar y los corazones se aceleran. Pero San Antonio nos aguarda e, igual que presenció el estallido inicial entre ilusiones y esperanza, nos recibirá cuando nuestros cuerpos ya se estén resintiendo y nos pidan detenernos. Es el faro al final del camino que nos anima a avanzar. Buscamos fuerza de entre las flaquezas, nos viene a la mente el año tan largo que hemos vivido. Los paseos que no hemos podido dar, las actividades que tanto han estado restringidas. Pero ahora nuestras piernas corren veloces, libres. No hay nada que pueda detener a estos leones salmantinos que tanto han estado contenidos. Somos fuerza, somos potencia. Somos una masa de atletas que todos a una transitan por la San Silvestre 2021. Estos corazones ardientes ya no se pueden refrenar y corren hacia la meta con orgullo y una sonrisa cómplice.
# 272 Francisco Sánchez Egea
Oculto
Se mantenía a una distancia prudente, lo justo para poder observarla sin que ella lo reconociese. Aunque fuese difícil con aquel disfraz, cualquier gesto podía delatarlo y no debía correr riesgos. Estaba tan radiante como siempre. Su gracia y elegancia naturales se mantenían mientras corría. En Salamanca no parecía haber cambiado nada y, sin embargo, todo era distinto. Ella lo había superado. Lo notó a la altura del Parque Picasso, por el que paseaban los domingos, y en sus zancadas seguras frente al Campo de San Francisco, donde se besaron por primera vez. Había rehecho su vida. Era feliz de nuevo. Y, a pesar de todo, como cada San Silvestre, tuvo que contenerse para no acercarse y decirle que él estaba ahí, que seguía vivo, que aquella bala no lo había matado. Se conformó con verla cruzar la meta mirando al cielo, dedicándole la carrera.
# 271 Isidoro Bravo Román
SANSILVESTRE SUSTANTIVA
Salida, ilusión e impaciencia (sensación de incontinencia). Km. 1, precipitación y zozobra (roces y tropezones). Km. 2, celeridad y disfrute (cuesta abajo y Plaza Mayor). Km. 3, adaptación y cadencia (foto en el puente). Km. 4, mantenimiento y prevención (ritmo adecuado antes de la exigencia). Km. 5, esfuerzo y temple (“rompepiernas”). Km. 6, incertidumbre y desconfianza (Cuesta de Moneo). Km. 7, desahogo y optimismo (tramo descendente y animación pública). Km. 8, resistencia y fatiga (ácido láctico). Km. 9, agonía y resiliencia (un puñal clavado en el pecho). Meta, euforia y goce (plenitud de endorfinas).
# 270 María Dolores Blasco Royo
CONSEJOS DOY...
Aquí estoy yo, en calidad de “veterana” de la carrera, aconsejando a mis “primerizos” sobrinos: Hasta la puerta de Zamora, evitad la ansiedad e ignorad al resto de corredores. No os aceleréis por la calle Zamora, Plaza Mayor y San Pablo. Lucid vuestra mejor sonrisa para la foto del Puente Romano. Por la travesía entre puentes, ceñíos a vuestro propio ritmo, porque el callejeo desde la Cuesta de Oviedo hasta la Cuesta de Moneo es un verdadero “quebrantapiernas” y, cuando lleguéis al trazado traicionero de la Avenida Portugal hasta Alamedilla, ya llevaréis mucha distancia recorrida. No miréis la pendiente de la Avenida Comuneros para evitar la agonía y fijad exclusivamente la vista en la línea de meta del paseo del Rollo para empoderaros en el último tramo. ¡Eso es todo! Os prometo que es una experiencia inolvidable. Mientras se acercan al punto de salida…, yo retrocedo…, añoro… y lloro.
# 269 Juan Manuel Martínez Albert
PINK ESTILO
Raquel salió satisfecha de aquella tienda. Había encontrado la cinta que buscaba para su frente del mismo color que su equipaje deportivo. De color rosa, intensamente rosa anacarado. Estaba feliz. Ahora ya no le importaría salir en las fotos con su pelo recogido sin greñas molestas que interfirieran en su cuidada imagen deportiva. Pensaba probarla unos días antes, después lavarla y por último guardarla hasta el día de la carrera. Todo planeado, como el pertinaz método con que había entrenado en los últimos meses. Nunca dejaba nada a la aventura de la improvisación. La noche anterior a la carrera, dispuso toda la ropa sobre una silla. Un cuidadoso montón coronado por su cinta, su diadema rosa de nácar que tanto apreciaba. Durmió diez horas. Un zumbido suave y persistente le anunciaba que había llegado el momento. Se sentía feliz. Poco le importaba el puesto de llegada. Ya tenía su premio.
# 268 JULIO CÉSAR PORTEIRO DOBAL
XXXIX SANSIL SALMANTINA - SOLIDARIA E INCLUSIVA
Transcurría el último domingo del año, con festejos Navideños. Arrodillada ante el Pesebre de Belén, emocionada y con sus ojos bañados en lágrimas, María daba gracias a Dios y se aprestaba a compartir su gran noticia en redes sociales. “Mi hijo Ignacio, ex alumno jesuita, triunfó hoy en la XXXIX Edición de la SANSIL SALMANTINA. Fue el ganador del Recorrido E, reservado para personas habilitadas a competir en atletismo paralímpico. El año 2022 marca la primera oportunidad en que esta modalidad se disputa en la histórica Carrera y contó con la presencia de numerosos atletas. Hoy, más que nunca, cobra validez la versión que algunos atribuyen a Don Miguel de Unamuno corrigiendo el enunciado tradicional de la frase célebre: Lo que natura NON da Salamanca NOS presta. Un Ayuntamiento solidario puede otorgar a sus ciudadanos lo que la naturaleza les ha negado.”
# 267 ENRIQUE BENITO PEÑALVA
CUENTA PENDIENTE
Hacía meses que apenas salía a correr una o dos veces por semana, sin pensar en participar en carreras, y hacía tiempo que ni miraba los calendarios de las principales webs del Running. Pero un buen día, en un cajón de su escritorio encontró un viejo papel, en el que tenía anotada una larga lista de carreras pendientes que algún día querría correr, y en ella, junto a las maratones de Nueva York y Tokyo, estaba la San Silvestre Salmantina, pues sentía mucho cariño por la ciudad del Tormes, donde pasó su etapa universitaria. Se quedó pensando en Salamanca, donde hacía años que no volvía, y contempló la posibilidad de correr su San Silvestre, una cuenta pendiente, para la que faltarían dos meses. Miró la web de la carrera, y vio que se celebraría el domingo 26 de Diciembre; Se apuntó acto seguido, y recuperó la ilusión hibernante.
# 266 David Martin cobos
¡Corre!
Francisco tuvo una vida penosa hasta que empezó a correr. No fue fácil salir de la locura en que estaba inmerso. Sus días transcurrían entre tremendas borracheras y resacas monumentales, acompañadas de depresiones y fútiles intentos de realización personal y profesional que acababan en nada. Soy un muerto, pensaba él constantemente. Una tarde de verano, desquiciado y sucio, después de cinco días bebiendo sin parar, empezó a tirar los muebles por la ventana. Vino la ambulancia y se lo llevó. Después de una breve estancia en el pabellón psiquiátrico del hospital, salió. El futuro le parecía terrible pero buscó ayuda. Empezó a correr, y cada vez que corría, sentía que estaba vivo. Respiraba, y seguía corriendo un día tras otro, cada día pisaba con más fuerza las piedras del Puente Romano, no le importaba el frío y la lluvia, continuaba corriendo, lo disfrutaba, lo vivía, amaba la vida.
# 265 JUAN CARLOS
UN SUEÑO CUMPLIDO
De niño, tomado de la mano de su padre, asistió como espectador a varias ediciones de la San Silvestre Salmantina, abrigado y con su gorro de lana calado hasta las cejas. Soñaba con participar en la competición cuando veía cruzar la meta a los atletas, él imaginándose ser el campeón. El esfuerzo y el sacrificio de los entrenamientos no superaban la ilusión por participar en la principal prueba de atletismo de su ciudad natal. Ahora siente el aliento del público; lo jalea por las calles por donde discurre la prueba, su padre siguiéndolo desde la acera, sin quitarle ojo de encima. Unos metros antes del final se siente desfallecer, pero los aplausos lo empujan para que siga adelante. A unos centímetros de la línea de meta, detiene la marcha. Tiende la mano a su padre. Cruza a pie la línea de meta, dejando a su espalda la silla de ruedas.
# 264 OSCAR DE JESÚS
REENCARNACIÓN
REENCARNACIÓN. Me acosté cansadísimo luego de una larga jornada, empezando a roncar sin deshacerme de mis mugrientas ropas. Tuve el sueño más largo de mi vida, pues estuve participando en la gran carrera de San Silvestre por varios períodos y obteniendo cuatro títulos para mi patria colombiana. Sudé, casi una década, lo que jamás haya sudado llevando una vida sedentaria y pocos trotes dada mi extrema obesidad. Mi primer triunfo allí me apareció en 1972 para repetirlo al año siguiente (1973), luego en 1975 y finiquitando mis ronquidos sudorosos en 1981. Aquí fue cuando desperté bañado en sudor; mi esposa asustadísima me llevó a la ducha diciéndome “eh, ave maría mijito, cuéntame tu pesadilla”; le referí detalle tras detalle, haciéndole énfasis en la segunda victoria, ganada de punta a punta; llamó por teléfono a toda la familia, oí que les decía: “mi marido se reencarnó en Víctor Manuel Mora”.
# 263 José Agustín Blanco Redondo
La escarcha y la mirada
Un frío de escarcha sella los párpados de Antonia, entumece sus labios, arrastra el rubor de la sangre hacia sus mejillas. La emoción de la carrera busca reposo en esa mirada suya que se desliza sobre la cuesta del Palacio de Congresos, sí, tú puedes lograrlo. Una mirada esclava del compromiso por el que ha iniciado la carrera. No ha sido por solidaridad, ni por divertirse, tampoco por cobijar la gloria de la victoria en los adentros del pecho. La Plaza Mayor aguanta el frío con la hermosura inerte de sus soportales. La bajada de san Pablo y el Puente Romano se enreda con los vientos primerizos del invierno. Y tras tantos resuellos apretados llega el descanso, esa tregua satisfecha que concede el fin de tanto esfuerzo. Un esfuerzo deseado, lenitivo, ofrecido a su abuela Carmen, que acaba de regresar a casa después de tres meses en el hospital.
# 262 OMAR ENRIQUE GAMBOA MORILLO
ESTAMOS AQUÍ
Estamos aquí. Hemos trabajado duro. Este suelo lleva grabada las pisadas de cientos de pies que llevaban: un sueño, una promesa, un objetivo por cumplir. Este aire aún carga el aliento de días y noches de preparación, esfuerzo, dolor, sacrificio: aliento de personas de todas partes. El viento aún nos susurra sus gritos de felicidad, esperanzas, y sollozos que dejaron… Aquí ha quedado de cada uno de mis hermanos: sus lágrimas, tristezas, luchas,superación, tenacidad, espíritu, historias. Estamos aquí y no podemos menos que sentirnos honrados. Estamos aquí para correr por los que no pueden;por los que, aun pudiendo, no lo hacen; y a la memoria de los que ya no lo harán Jamás. Esta terreno es sagrado a nuestros pies. Más allá de la meta, el prestigio, los palcos, dinero y aplausos;estamos porque hallamos un pedazo de felicidad corriendo en el terreno.¡Aquí estamos, Silvestre Salmantina!
# 261 MARIA JOSE RODRIGUEZ CONS
LA COPA
La copa, conquista del primer maratón que ganó su padre, se había caído de la vitrina rompiéndose en mil pedazos. Era de cristal y, en su base, tenía un rótulo dorado con las letras en relieve que decía “San Silvestre Salmantina 1984”. Primer premio. Ese día había conocido a su madre. Ella era enfermera, acudió en su ayuda cuando, al atravesar la línea de llegada, él resbaló y cayó al suelo. Se acercó para auxiliarlo y, cuando cruzaron sus ojos, supieron que jamás se separarían. Papá ya no es el atleta de antaño. Los achaques habían aumentado año tras año. Hoy no puede caminar ni siquiera con bastón. Está huraño, triste y, a veces, hasta malhumorado. Todo ha cambiado a peor, cuando vio su querido trofeo de la “Sansil” destrozado en el suelo. Desde ese día, ya no habla con nadie, ni con la responsable del desastre, su nieta.
# 260 CRISTIAN DEL CASTILLO GONZALEZ
La Inmortalidad del Alma
Solo sentía aquellas gotitas de agua golpearme la cara, el sonido atronador del corazón había abandonado mis oídos, una dulce sensación de placer me embargaba avanzando audaz por entre las calles de la Salamanca profunda. Las gentes animaban a los aguerridos veteranos que cruzábamos el umbral del tiempo para retomar tan ansiada afición. No recordaba las veces, muchas sin duda, que mis pies habían golpeado con ímpetu los caminos de mi bien aventurada Helmántica. Era tal el éxtasis enfundado, que mi objetivo no era el portalón de meta, sino el goce que me provocaba este momento de beatitud, de incorpóreo y esplendoroso sosiego. Ya en mi destino, sin sentir cansancio ninguno, giro la cabeza y veo edificios desconocidos alrededor, un corredor que llegaba a la meta se abalanza sobre mí y sin atisbo de cambiar de dirección, me atraviesa, como el ingenioso halcón que se pierde entre las nubes.
# 259 Dolores Asenjo Gil
Etapas
Corría con el bocadillo en la mano para que no me pillaran o para pillar yo, según tocase. Recorríamos calles y plazas sin mesura hasta que desde los balcones nos llamaban para cenar. Más tarde me especialicé en esprintar para no perder el último bus con destino a casa. Corría con los tacones en la mano y el regusto de los últimos besos. Después, sin proponérmelo, me adentré en el mundo de los maratones. Correr para llegar al colegio, al trabajo, al pediatra, a las clases de natación, al cuento de antes de dormir... Fue mi ex el que me inscribió en las carreras por la supervivencia. Todas en horas intempestivas y precedidas de gritos y golpes. La última estuve a un tris de perderla. Ahora corro para sentirme viva. Para escuchar mi corazón y sentir el peso de mis piernas. Para llegar a meta inundada de endorfinas.
# 258 OLIVIA SARA IGLESIAS PINTO
SIMPLE Y PROFUNDO
La fuerza del destino me empujo desde mi infancia a correr entre las calles de mi amada salamanca. Es cierto que en muchas ocasiones, cuando me enfrentaba en la carrera sentí miedo, ansiedad, cansancio y superación, pero al llegar a la meta, todo el esfuerzo se esfumaba sin dejar rastro, invadiéndome en una satisfacción, imposible de describir, no pensé en el lugar de llegada, sino en que una vez más disfrutaba de ello. En mi interior me decía otro año más has podido correr y llegar a la meta, porque el tiempo y la salud, me han acompañado en esta travesía, y en esos momentos, me paro a pensar en los que no están, llevados de forma inesperada y temprana, por tantas causas de nuestra avanzada civilización. Sin olvidar en lo más profundo los tropiezos y vivencias que nos depara, nuestro destino, me invade una profunda satisfacción.
# 257 Laura Natalia Elevoff
Encuentro de Emociones
“Jala de las pasaderas del cordón para que la zapatilla quede ajustada…” Mientras voy corriendo, fluye en mi mente imágenes de mi abuela enseñándome a ajustar mis zapatillas. El invierno me acoge cálidamente. Salamanca, he vuelto. “…Pasa el cordón por debajo del dedo dejando una orejita de conejo… ¡Muy bien!” Millones de pasos retumban en el Paseo de Canalejas al compás del bombeo de mi corazón. Alrededor se aprecian los cambios progresistas del tiempo. Para mí todo sigue intacto. “… Saca la otra orejita de conejo y tira fuerte…” Sonrío en medio del gentío galopante multicolor. El Puente Romano se aproxima, La adrenalina comienza a fluir. “¡Listo! Zapatillas bien sujetas. Ahora asómate conmigo a mirar la carrera…” Voy pasando frente al lugar donde hace años nos asomábamos a saludar y alentar a la multitud. Levanto la mano alto y saludo enérgicamente a esa entrañable ventana, ahora con rostros desconocidos.
# 256 Ignacio Sarría Santamera
MI MEDIA NARANJA
No fue fácil convencer a Marina para participar en la carrera, pero lo conseguí. Yo era habitual del evento, sin embargo para mi esposa iba a ser su primera San Silvestre. Habíamos entrenado a fondo y, bien podría decirse, que la carrera sería su puesta de largo. Era el momento de enfrentarse a conocidos, vecinos, amigos y, al fin y al cabo, a toda una ciudad. Esa mañana estaba preciosa. Estrenaba ropa deportiva ajustada que dejaba visible unas cuerpo atlético y definido. Marina se colocó el dorsal con el número 476, dejándolo perfectamente adherido a su recién estrenado pecho. Nadie hubiera imaginado en la pasada edición que podríamos llegar a compartir esta carrera, cuando por aquel entonces Marina era Ramón, quien es y será siempre mi media naranja.
# 255 Luis Toirac
Gárgolas
Sobre las cornisas más altas de la catedral, el gótico arquitecto colocó gárgolas cada dos metros. En aquellas que miran hacia occidente, requirió a los escultores mantener sus ojos entrecerrados, para protegerlos de los rayos del amanecer. A aquellas que miran hacia el norte las concibió con ojos muy abiertos y las que lo hacen hacia el sur con un amago de sonrisa. Las gárgolas que enfrentan el poniente, tienen rostros con ojos cerrados; los párpados apretados con fuerza, casi haciendo una mueca que la piedra no ha podido borrar. El arquitecto no era fanático de los atardeceres: temía a las sombras de la noche.
# 253 Luis Segundo
Colon y Cortez. Amelia y Yo.
Pareja de mediana edad, docentes de Argentina, que se entusiasma por la carrera y su ciudad.
# 252 JAVIER RUBIO CLARAMONTE
LA SALIDA
Son las 11:40, me palpita el corazón, miro a mi alrededor, estoy rodeado de un arcoíris de camisetas y un carnaval de disfraces, María me sonríe, siente lo mismo que yo. Escucho por megafonía “últimos 5 minutos para dar comienzo a la carrera”, entonces se me acelera el pulso. A lo lejos veo a David y a Miguel, les saludo con la mano, me sonríen y me devuelven el saludo. Empieza a sonar una música por la megafonía, María me da un fuerte abrazo. Por fin suena el inicio de la carrera, a mi alrededor estamos nerviosos, aún no podemos avanzar, poco a poco los corredores que hay delante comienzan a sus primeros pasos, llegó el momento, ahora sí, miro a María, me sonríe, me siento genial y comienzo a correr… El sonido de los aplausos y la algarabía de gente lo inunda todo…me siento feliz…
# 251 CARLOS BUISÁN GIL
LLAMADME LÁZARO
Dentro de la lavadora encontramos un par de camisetas —una de tirantes, la otra elástica— y un short abierto en los costados. No era la indumentaria que cabía esperar en alguien reputado como huraño y fósil viviente, pero supongo que cada uno decide cómo vestirse en su casa. Lo que acabó por desorientarnos fue descubrir unas deportivas desgastadas en la caja fuerte de la víctima. Había también treinta mil euros y un DNI con su foto pero distinta identidad. A alguien de la central le sonaba ese nombre, así que lo investigamos. Resultó ser una especie de mito viviente del atletismo urbano; había participado en maratones y sansilvestres de todo el país. Hasta nos hicimos con un periódico donde aparecía llegando a la meta. Era él, no cabía duda. Tuvimos que volver a la escena del crimen para traernos también la silla de ruedas.
# 250 Alberto Román Carpio
"SANSIL" AL PUNTO. RECETA
Ingredientes: Corredores, organización, voluntarios, espectadores y una ciudad (Salamanca). Elaboración: Calienta los corredores en el patio grande del San Estanislao. Pica gramos de alegría y añádelos a la salida. Pela y pica los corredores por daditos y categorías, y ponlos a rehogar a fuego suave por las calles de Salamanca con cucharadas de ilusión. Corta el resto de las categorías en pequeños trozos e incorpóralos a la carrera. Añade también el esfuerzo de la organización, y sazónalo con cientos de voluntarios. Cuando la carrera haya absorbido toda la participación, vierte poco a poco unos cuantos corredores disfrazados. Incorpora parte de la familia: abuelos con nietos, padres e hijos y déjalos correr sin dejar de remover. Coge unas porciones de amigos y remueve hasta que queden integrados en la carrera. Decorar con optimismo en polvo y a disfrutar. Un aperitivo ideal para esta navidad.
# 249 José Luis Baños Vegas
DESPERTAR
Y cuando Aaqila, una joven afgana que vino a estudiar castellano a Salamanca, despertó de nuevo en su país, comprendió que ya nunca más podría volver a hacer algo tan simple como participar con sus amigas en la San Silvestre ni en ninguna otra carrera.
# 248 Leticia Díaz Verde
Nada dura para siempre, todo tiene un final.
¡Que nervios! Como cada año estoy en la meta esperando a que den la salida de la carrera. Nunca ocupo tiempo para pensar en el resumen del año, pero esta carrera me da esa oportunidad y mientras corro hacia la meta aprovecho para pensar en todo lo que he hecho durante el año y en todo lo que haré para el próximo. La carrera de San Silvestre, para mi es el mejor plan para el último día del año. Me encanta ver cómo la gente corre disfrutando y despidiéndose de un año más. Un año que ha podido ser difícil o maravilloso pero que ya termina. Trote a trote recorro toda mi ciudad acompañada de todos los que se han unido para participar en esta carrera. Cruzando esa meta vuelvo a recordar que todo tiene un final y nada dura eternamente.
# 247 JHONIER ALBERTO AGUDELO GRANADOS
HIJO DEL VIENTO
Aquel carrera marco un hito en la historia de la San Silvestre Salmantina los medios de comunicación titulaban: “UN HIJO DEL VIENTO LE GANA A LOS GRANDES”. Hermes un inmigrante indígena Colombiano recordó aquel día lo que su abuelo le dijo cuando era muy pequeño: “Algún día serás noticia por tus hazañas atléticas pero recuerda que el orgullo no se apodere de ti, solo eres un elegido de los Dioses no eres tu quien realmente corre, eres tan solo un instrumento, eres el ejemplo de las maravillosas cosas que los Dioses pueden manifestar, eres un hijo del viento, solo los que tienen el conocimiento espiritual entenderán estas palabras". Aquél día muchos no podían entender como aquel viento poderoso que amainaba a los atletas y que se extendió por toda la carrera no lograba hacer efecto en Hermes al contrario parecía que le hacia dar mas fuerza y velocidad.
# 246 Jonathan Jair Osornio Calderón
Seguimos
Como si bordada el alba, todo el viento la cubriera, descubro el Sol que todavía medra y agiganta los edificios de Salamanca como tumbas en el pavimiento. Sólo sombras son, relata el tiempo. El mismo que entraña en mis zapatillas la distancia y hunde, calle por calle, árbol por árbol, el horizonte celeste, más abajo desde entonces. Desde aquí, mientras corro, con suspiros, abrazo tu aliento en mi pecho. Falta el aire, pero seguimos. Correr es lo más semejante a escribir, a extrañar. Uno arranca, y aunque prona o supina, no adivina la esperanza que sostendrá la carrera, el mediodía extendido sobre las ciudades y el Tormes. Todos, ahora, somos una nube sobre el Puente Romano; sin saberlo, el viento compartimos. ‘‘¿Cuánto oxígeno hubiera alcanzado para salvarte?’’, pregunté mirando la Iglesia de San Marcos. Resistir: hasta que la Pandemia acabe, hasta San Ignacio, hasta que vuelva a verte.
# 245 JUAN MANUEL ARCE GIL
INTENTO FALLIDO
Los atletas universitarios salieron disparados, iniciándose la maratón. Después de veinte minutos, iba último. Una camioneta oficial se puso a mi costado. Al bajar el vidrio, asomó mi compañero de equipo, invitándome a subir, lo que hice sin dudarlo. En el volante, el encargado de recoger a los rezagados- sin dejar de reírse- aceleró rumbo a la meta. Tres kilómetros antes, bajamos, escondiéndonos detrás de unas dunas. Vimos pasar al primer grupo, salimos y retomamos la carrera. Llegamos a la meta sin una gota de sudor en la frente. A los atletas clasificados los invadía la emoción, habían dejado en el caliente asfalto la vida. Su dedicación, disciplina y entrega daba sus frutos. En el cuarto del hotel, un silencio nos acompañó aquella noche, un sentimiento de culpa asaltaba nuestra mente. Aquel episodio vivido nos sacudió a los 16 años. Recién entendimos que, al final todo esfuerzo tiene su mérito.
# 244 Rubén Navajas Bonafaux
JUANÍN
Como cada año, Juanín ha sido el primero en llegar a la meta y será el último en marcharse. Sus piernas, cortas y arqueadas, no le dejan ser el más rápido, y por eso no participa en la San Silvestre. Pero sus ganas de ayudar y colaborar en la última carrera del año le han hecho ganarse a los miembros del club local. Juanín padece un Síndrome de Down leve, que le permite vivir con cierta independencia. De hecho, desde que murió su madre no comparte el piso con nadie. Por eso hoy, al acabar la carrera, termina de recoger algunos dorsales que han quedado sobre el asfalto, se despide de los policías que han regulado el tráfico y se dirige con pasos bamboleantes hacia su casa. Está contento. Mientras calienta en el microondas un plato precocinado, sonríe para adentro. Un año más, siente que ha ganado la San Silvestre.
# 243 Sara Aguilera Molina
Un año más
El suelo ya no parece estar a kilómetros de tu tembloroso pie. Tu corazón bombea de más hacia las extremidades inferiores. Ahora corres. Tus músculos se tensan, tu pecho sube y baja. Sé que no es la primera vez que te retas en la San Silvestre Salmantina, pero presupuse que no habría más. Entiéndeme, papá. Necesitabas que te devolvieran la vida a las piernas, y mi mano para mantenerte firme. Hoy fatigas tu cuerpo hasta el Paseo de San Antonio, y siento el contraste. Me recuerdo, sin aliento, persiguiéndote al atravesar el Puente Romano. Estás sofocado y, aun así, articulas: —Ya no puedes aguantar mi ritmo, ¿eh? Sonrío y miro tu dorsal: 2734. Pensé que no habría otro número tras el 04, tu compartimiento en la UCI. Y aquí estás, bromeando, inflando y desinflando tú mismo los pulmones y tendiéndome la mano para que aguante tu ritmo un año más.
# 242 Guillermo Méndez Gonzalez
Vuelta
Hace tiempo que no había vuelto por la ciudad en la que pasé las primeras etapas de mi vida.. He visto, tomándome un café en el Casino, una revista en la que anunciaban una carrera de fin de año. Yo ya no estoy en situación de apuntarme a la misma aunque veo que hay circuitos específicos para los de mi “promoción”, Me apuntaría al “D”, me parece el mas completo. Sigo la ruta me lleno de recuerdos. La Alamedilla el jardín de mi infancia, la Avda de Mirat convertida en un bulevar , la calle Zamora hasta la Plaza Mayor, cuantas vueltas daríamos para encontrarnos con la chica que nos gustaba, la zona de las Catedrales y de la Universidad ,la Plaza de fray Luis de Leon lugar de cigarrillos entre clases y pasar sobre el, Tormes que se “candaba” en los inviernos, por un puente romano. MI “Alma mater”
# 241 Ricardo Alfonso Cornejo Campo Garrido
Voluntad indomable
Un amanecer radiante iluminó su frente. Estiramientos y una profunda fe en sí mismo eran imprescindibles para llegar a la meta y romper su propia limitación. Terminó de ajustar los cordones del calzado deportivo, cuyo color fosforescente lo distinguía de los demás. Estaba decidido a correr como gacela la San Silvestre Salmantina. El disparo de salida le hizo palpitar a mil por hora su impaciente corazón. El hombro de su compañera era la referencia que le permitía “ver” la ruta durante el trayecto. Emocionado, tomó su ritmo; pequeñas señales verbales modulaban la velocidad y ritmo de esta nueva versión del Lazarillo de Tormes. Culminando los veintiséis arcos que sostienen al Puente Romano de Salamanca, supo que lo lograría y que ningún ejército tuvo tanto poder como su alma al cruzarlo. La cinta en su cuerpo indicó, inequívocamente, que su corazón y voluntad son más grandes de lo que imaginó.
# 240 Antonio Garrido
Padre.
Despunta el sol tras un año de espera. Duermo intranquilo. Algo que permanecía oculto hoy me acompaña el vestirme. Me digo en el espejo que este año sí. Este año correremos por aquellos que hoy, no pueden. Escucho mi corazón palpitar mientras despido a mi madre con un beso. Es buena madre. Hoy correré duro. El olor de estas calles me tira al pasado. Mis suelas quieren rasgar el asfalto como antaño hicieron. Antaño mi padre corría conmigo. Él no podrá correr este año. Él ya no está. Él sabe que esta va por él. Veo a mi madre llorar a lo lejos. Clavo mi dorsal a mi pecho. Froto mis manos buscando el fragor de la batalla. Cojo la mano de mi padre. Suena el silvato. Miles de almas embriagan esta fresca mañana las calles de Salamanca. Todas gritan. Nadie salvo yo puede escuchar. Vuelo como el viento.
# 239 José Mª Jiménez Andrés
No seas un invitado de piedra
Corre como yo lo hacía libre y salvaje en la vasta dehesa. Deléitate del recorrido interior que hace el frío aire invernal hasta henchir tus cálidos pulmones. Enamórate del resplandeciente y tibio sol visto a través del vaho de tu boca en cada zancada. Quizá, como yo, un día tengas una boca de la que no salga vaho. Admira el refulgente brillo dorado de la arenisca de Villamayor al reflejar el aura de los participantes. Mis ojos, ahora perdidos, hace mucho que no ven. Escucha cómo la respiración de los corredores se acompasa paulatinamente, para amplificarse, hecha una, como si fuera un gran grito de júbilo, al cruzar la Plaza Mayor. A mí ni siquiera me quedan orejas. Disfruta, por los que, como yo, ya no pueden. Aunque sea por haberse quedado de piedra al percibir tanta belleza. Firmado: El Verraco del Puente.
# 238 EMIL ALEGRE PIQUER
SAN SILSAM
Las palpitaciones de su corazón marcan un recorrido, que pisándolo por enésima vez, le llevan a unas pisadas constantes. Siente como unas libélulas encendidas cubren su cuerpo embravecido por el toro que le persigue en su huida legendaria. Le atrae y le teme. Aligera asustado y su corazón se ensancha desmesurado. Es un sueño cíclico en su mente. Va veloz como no imaginó poder hacerlo. Ir o venir, eterna duda, pero nunca pararse. La huida oscila entre el esfuerzo y el gozo de llegar. Sin prisas,va disfrutando el camino, listo para volar. -¡Que no me pille el toro! Recupera la velocidad que le permite escapar del pasado, que siempre revuelve. -¿Cómo he llegado aquí? Los aplausos son una sorpresa que resuenan como un campanario en fiesta y los recibe alegre. No quiere despertar de este regodeo de mimos y mil veces trazado sueño de llegar a su destino:¡Salvado!
# 237 Maria Josefina Chaine
El mas hermoso San Silvestre
Cuando nos encontramos ya tenía su remera roja de la suerte, esa que había comprado cuando se animó a su primera San Silvestre. En todo momento mantuvo su sonrisa de oreja a oreja, como si con cada paso no le doliera todo su achacado cuerpo. Nunca nos importó tardar casi el doble que el año anterior llegar a la meta, lo valioso fue cruzarla juntas, de la mano. Al hacerlo, teníamos los ojos vidriosos por tantos sentimientos gestándose en nuestro interior. Las risas, los gorros navideños, la adrenalina, los disfraces, los vitoreos, la alegría; todo era contagioso, sí, incluso a pesar de lo que estábamos viviendo. Nos abrazamos, y las lágrimas cayeron sobre nuestras sonrisas. –Agradezco cada año que compartí contigo este hermoso momento. Te amo, hija mía. Tal como el medico nos adelantó, ese fue el último año que pudimos correr juntas, pero también el más hermoso de todos.
# 236 Sheila Raquel Quiles Pérez
La pasión.
Hace unos años conocí a una chica cuya pasión es participar en carreras populares. Para ella todo esto es un reto, una meta y un camino eternamente largo que todavía le queda por recorrer. Nos conocimos en la carrera popular de San Silvestre Salmantina, me ayudó, me animó y me enseñó muchas cosas. Me enseñó que lo importante no era asegurarse un primer puesto en la meta, me dijo: "ser el primero te asegura una medalla y quién sabe si la fama mundial, pero no necesitas ser el primero en la meta para haber superado un reto personal." Me animó puesto que no tenía claro si participar o no en la carrera e incluso durante el camino me iba diciendo: "Tú puedes". Me ayudó controlando la respiración durante el trayecto cuando no podía conmigo misma. Ella sí que merece la fama mundial.
# 235 Yolanda Nava Miguélez
EL CANGREJO
El Cangrejo ha olvidado su nombre. Todos se dirigen a él por el alias que se ganó siendo muy niño. Si en el cole le ofrecían sentarse en la primera fila, él retrocedía hacia la última. Ya adulto, acomodado a su trabajo en la ventanilla de un banco, rechazó ascensos que otros codiciaban. Pero algo parece haberle hecho reaccionar y ha tomado una decisión que no parece suya: se ha apuntado a la San Silvestre salmantina. Ha salido a primera hora hacia el circuito y para cuando dan la salida, El Cangrejo enfila el paseo San Antonio, continúa por plaza Cuatro Caminos.. avanza hacia Veracruz… en la Plaza de la Merced lo arrolla el grueso de la carrera y retrocede sobre sus pasos, no se siente mal al hacerlo, ¿acaso se sintió mal el escorpión de la fábula al acabar con la rana? Era su condición.
# 234 Roberto Amador Ballesteros
La garza y el corredor
No hay avispas en diciembre, y sin embargo, la única, la más tozuda, la más negra y amarilla quiso dejarle su aguijón en un gemelo. Pedro reaccionó como la garza real que, sincronizada con su gesto, se posaba en la orilla diestra del Tormes. Ave y hombre levantaron la extremidad manteniendo el equilibrio hasta dejarla recogida en el pecho. Sobre aquel río humano, la garza pudo alzar el vuelo; Pedro, gota en la corriente, se quedó clavado en el suelo. Había entrenado una marca, el frío castellano mejoró su pulmón y su zancada, pero ahora creyó que todo el esfuerzo volaba y desaparecía con la garza. Pronto supo que se equivocaba, que nuevos aguijones en forma de palmada y palabra humana lo acompañaban. ¡Ánimo! ¡Vamos! ¡Aúpa! Aquel domingo de diciembre, Pedro no logró su mejor marca, conquistó algo más importante: el calor invernal de toda la gente.
# 233 Emilio Jesús Díaz Torrente
Condición de condiciones.
—¡Ahí está Amparo como cada año! “Éeeeehi”… Valenciana, ¡¡¡cara lápiz!!! —Che Salmantina…, ¡¡¡“caaaara” cartón!!! En el abrazo la emoción de los recuerdos, y las vivencias compartidas se reinician en nuestros corazones cual apps. Once San Silvestres, cientos de abrazos. —¿Amparo vienes por aquella vieja promesa de la “Uni”? —Maria Teresa por eso, y porque siento que en la carrera mí interior se llena de chispa y dura un año, o casi. Es un talismán, mi “take profit”. —Oye maja, ¿Te acompañan tus finanzas? —¡Sí charra, y a ti tus pacientes! ¿A ver, y tú por qué vienes? —No me canso. En cada zancada rejuvenezco. Por mis piernas heredo vida. El aire que respiro es viento, es espíritu fresco. Y me dura un año, o casi. —Poetisa, marchamos hacia San Antonio. —Sí... “peeero”, Amparo ¿es cierto que te casas con la condición firmada de participar todos los años en este encuentro?
# 232 Rafael Ramón Arroyo Nadales
EL DEPORTE ES VOLUNTAD
Todo el verano entrenando. Él corriendo, ella cronometrando. “Ánimo, otra vuelta más, hay que bajar otros quince segundos” “¡Cuidado con la piedra!” “¿Ves? Te lo dije. Y Ahora qué. “Esto no es nada. Estaré bien en dos semanas. “Pero criatura, así cómo vas a correr” “Todo es cuestión de voluntad. Ya verás como corro. Aunque no gane, yo correré.” Llegó el último domingo de Diciembre. No seas loco, así no puedes correr. Mira. Todos se ríen de ti. Se ríen porque me temen. Correré. Espérame en la meta. Corrió y no llegó el último porque otro de los atletas se cayó en la última curva. Ya te lo decía, no se puede correr esta prueba con muletas y una pierna escayolada. Dale gracias a Dios por no haberte dejado los piños en un bordillo.
# 231 Álvaro Rodríguez
Sensaciones y lágrimas
Las lágrimas se perdían por el desagüe de la ducha integradas en el caudal de agua y champú que descendía desde su cabello. Tras muchos sacrificios, mucha preparación y mucho entrenamiento aquel día de diciembre se había quedado sin cruzar la línea de meta. Durante muchas semanas se había estado preparando para afrontar la posibilidad de no llegar al final. Sin embargo, no había previsto cómo digerir la emoción de correr por aquellas calles, la sensación de ver la ciudad volcada a su paso, la ilusión de formar parte de un gran equipo y la satisfacción de dar lo mejor de si mismo. Aquellas lágrimas eran la respuesta a tanta emoción, a tanta sensación, a tanta ilusión y a tanta satisfacción.
# 230 Héctor Elías Pineda Salazar
Pie de Atleta
El clima se ha deteriorado, apenas termina el último día de octubre. El sol espléndido del verano alargado, desaparece sumergiendo el universo en una bruma triste de páramo con lluvias eternas. A veces, es un chis, chis de alfileres de hielo y, otras, durante horas desesperantes, los chubascos de diluvios encienden las alarmas de los organismos domésticos e internacionales de atención de desastres. El tartán de la pista, reblandecido, salta en astillas esponjosas al contacto con los clavos de las zapatillas de alta velocidad. La humedad de las aguas corroe el cuero, humedeciendo los pies, que adquieren una coronilla blancuzca de vejez prematura. En la carne nacen unos hongos verdosos y florecen las Buganvillas rosadas, enredadas en las uñas de los dedos cabezones. En la noche del año nuevo, cuando el pistoletazo anuncia la largada de San Silvestre, le amputan las extremidades, carcomidas por el pie de atleta severo.
# 229 Ana Isabel Guerrero Romo
Revancha entre Dios y el diablo
Dios disuadió al diablo de que se jugaran el destino de la humanidad en la carrera de San Silvestre Salmantina.Se hicieron invisibles ante los mortales para competir en la categoría de lo divino.El recorrido del diablo se tornó en una pista de espejo de fuego,reflejaba un cielo frío sobre calles desoladas y desalentadoras. El recorrido de dios,se volvió de nube y olía a los misterios más hermosos de España.Almas de antiguos atletas como Ambrosio Aznar,lo saludaron y aclamaron por su victoria. Cuando dios estaba a punto de llegar a la meta,apareció el alma del Papa San Silvestre y le pidió su bendición para el año nuevo,a unos segundos de llegar.El diablo aprovechó la distracción y se adelantó,pero dios consiguió empatar.Ambos se fueron a entrenar,el próximo año les esperaba una nueva revancha.
# 228 JOSE LUIS CRESPO FAJARDO
Esa muchacha que corre
Esa chavala que corre fue mi verdadero amor. He sufrido y verla hoy vapulea mis sentimientos. Salió apresuradamente de mi vida en pos de libertad y sueños fugitivos, buscando en algún confín cualquier meta. Aunque traté de retenerla, ella estaba llena de interrogantes que acrecentaban su naturaleza huidiza. “¿Pero adónde vas Elaine?”, interrogaba yo a la brisa de su pelo. “Antes paseábamos lentamente sin importar adónde”. En aquel momento trató de explicarse, pero fue tan rápido… Se despidió y con la huella de un beso en la mejilla me pidió que no la siguiera. Aún recuerdo despegar sus deportivas plateadas y su cuerpo de espaldas rompiendo la niebla. No dejó un resquicio entreabierto a la reconciliación. Continuó corriendo y corriendo. Venció la maratón de San Tristón, esa que se disputa entre las ruinas de mi alma, y ahora está allí, en la televisión en vivo, peleando por la Sansilvestre Salmantina.
# 227 Patricia Ávila Diego
Una fuerza celestial.
El dorsal 113 reposa en el asiento del copiloto mientras conduzco en dirección a Salamanca. Una nueva edición de la San Silvestre me espera, y cómo es la tradición de cada año, me acogerá con los brazos abiertos. Siento que esta será una carrera especial, de muchas emociones a flor de piel, en la que cada metro que avance sentiré su presencia, siempre estará presente él, mi abuelo Juan José, que desde las estrellas me animará, como constantemente hizo en vida cuándo junto a mí corría. Era un fanático del atletismo y ésta era su carrera favorita, por todo lo que le inspiraba. Este año por desgracia serán muchos los asiduos que faltarán, pero estoy segura que desde el cielo sonrientes y entusiasmados, como siempre, nos acompañaran empujándonos con la fuerza celestial de su ilusión, y entonces ¨volaremos¨ por Salamanca juntos de nuevo.
# 226 Diego Andrade Mora
Distancias
Despierta Filípides, has venido al mundo; un lugar hostil, cruel e incomprensible, pero también hermoso, enigmático y sutil, y vale la pena recorrerlo. Empieza, gatea un poco. ¡Así! Perfecto, ve dándole confianza a tus músculos y tendones. Eso ¡Camina!, fortalece tus piernas y tu cuerpo entero. Pocos saben que destino les espera, pero tú, tu que tienes la elegante agilidad de las gacelas, la rapidez de los grandes félidos, el estrepitoso brío y voluntad de los grandes búfalos, tienes el beneplácito de los dioses para correr. ¡Corre! No dejes de hacerlo joven Filípides. Puedo verlo en tus ojos, no te conviene la quietud de lo terrenal, sino la libertad de los caminos celestes, la amplitud de las vías estelares, aquellas que conducen al infinito, a aquellos horizontes eternos a los que el sabio destino, dulcemente te ha destinado a transitar.
# 225 Pablo Cavero García
Flato
Soy un atleta competitivo pero tengo trabajos complementarios. Ayer estando en uno de ellos apareció mi amigo con su hijo. El niño me leyó las peticiones de su carta. Me sorprendió el deseo de que su padre este año ganase la San Silvestre, porque los dos anteriores quedó segundo. Le aseguré que los Reyes Magos conseguíamos casi todo y se marchó ilusionado. Hoy he amanecido con los nervios por conseguir mi tercera victoria consecutiva en Salamanca. En la salida charlo con mi amigo y máximo rival. Nos deseamos suerte y arrancamos. Vamos descolgando corredores del grupo de cabeza, a falta de un kilómetro somos tres. Al entrar en los últimos trescientos metros hago un cambio de ritmo y sólo mi compañero sigue mi zancada. Enseguida mi mano al costado, el flato frena mi ritmo, pongo cara de dolor y un crío ve ganar a su padre.
# 224 Susana Beatriz Rodriguez
ANHELO
Anhelo Se acabó mi tiempo. “Lo siento”, es lo que le diré a Dios cuando lo tenga enfrente. Soy protagonista por primera vez, aunque considerando las circunstancias, preferiría ser espectador como es mi costumbre. Siempre hice lo que otros querían: soy abogado como mi padre, sigo en un matrimonio sin amor, defiendo a los culpables, cumplo con los caprichos de mis hijos sin preguntar y con mis nietos sólo jugamos al dominó porque así lo deciden. —Se nos va —gritó una voz. —Uno, dos, tres —dijo una mujer mientras ponía algo en mi pecho. —No reacciona. Otra vez. —Inyección de Nitroglicerina directamente al corazón. ¿Qué haría si pudiera salir al sol? “Correr la carrera de San Silvestre Salmantina”. Me sorprendió la respuesta que surgió de mi corazón que aún no se daba por vencido. —Está saliendo —dijo alguien. —Abrió los ojos. —¿Nos escucha, señor? —Sí —contesté mientras cruzaba la meta.
# 223 Patricia Collazo González
Toda una vida
El pistoletazo de salida inicia la carrera. Al girar en Comuneros tengo siete años y mi padre me compra mis primeras deportivas. Son azules con tres rayas blancas. En la curva de Villamayor Ramiro me da el primer beso, y al llegar a Carmelitas corremos de la mano hasta un coche para abandonar nuestro banquete de bodas. Aminoramos el paso y nos bebemos mutuamente. Cuando nos queremos dar cuenta, dos niños corretean a nuestro lado y otro nos pide que lo carguemos en brazos. Llega el momento de atravesar la Plaza Mayor y allí tiramos del resto de fuerzas. Los niños ya corren muy por delante. Ramiro empieza a ayudarse de un bastón, yo lo imito. En Canalejas se deja caer en un bordillo y me anima a seguir hasta el final. Yo lo hago, se lo he prometido. Pero al llegar a la meta, prefiero no cruzarla sin él.
# 222 Claudia Alejandra Morales
CORRE, MAGDA, CORRE
Las zapatillas, el dorsal, las ganas. El cabello recogido en una coleta alta, el orgullo intacto, el rimmel. Con una sonrisa que se me sale de la cara, me miro al espejo y me dijo: “Magda por fin hoy correrá su primera San Silvestre”. Y lo repito tres veces, como para creérmelo. Aquel niño muerto de vergüenza, muerto de miedo, muerto de muerte absurda por la incomprensión de los demás, hoy siente que por fin, puede ganar. Corre, Magda, corre. Que estás viva y el mundo es tuyo.
# 221 Ainhoa Rivero Martin
Gotas en el camino
Despejada empiezas la mañana, limpias tu frente y peinas tu pelo , estás preparada. El frío golpea tu frente, entras en calor, ya no tiemblas. Empiezas a notarlo, resbala por tu sien , formándose y creciendo, cada vez más rápido, lo cubre todo , como una lluvia fina y calurosa. Sigues tu camino cada vez con más prisa, quieres llegar y sientes esas gotas que caen , golpean las piedras del camino dejando parte de ti en tu ciudad. Llegas a meta , secas tu frente y peinas tu pelo , estas preparada.
# 220 Maritza Moreno Cortes
Fernando y Noelia
Fernando empezó a correr en la carrera, casi desde sus inicios, Noelia y sus pequeños observaban la audacia de su padre. Con el paso de los años, se convirtió en el evento sagrado de la familia. Solo para el año triste de la pandemia, Fernando por su trabajo en el hospital falto a su anhelado compromiso. Para el siguiente año, Noelia, animada por la recuperación de Fernando, empezó toda una campaña de entrenamiento, pues sabía que esto lo animaría, ambos retomaron paso a paso el recorrido, sintiendo que todo lo sucedido, solo los había fortalecido, era la carrera de San Silvestre Salmantina, aquella de espíritu, solidario y generoso cuyo mensaje “haciéndolo juntos, todo era posible”, les trasmitía toda su fuerza. Fue entonces cuando Fernando supo, que correría junto a su amada Noelia
# 219 Elena
Siempre ganador
El corazón baila al ritmo de mis acelerados pasos. Es un compás que se convierte en melodía al unísono con mi respiración. Queda poco para terminar la San Silvestre Salmantina. Nunca he sido deportista y llevaba algunos años manteniendo un estilo de vida insano, en donde el humo del tabaco consumía mi energía y contaminaba mis pulmones. Un día decidí cambiar el patrón de mi vida y comencé a practicar deporte, mientras conseguía que cada vez fueran menos los cigarros que me besaban la boca. Al principio era muy duro, sentía que hacía el ridículo corriendo sofocantemente y pensaba a menudo en rendirme. Sin embargo, continué esforzándome para demostrarme que soy capaz de lograr aquello que me importa. Nunca pensé que aguardara en mí tanta fuerza de voluntad. Dejo atrás la línea de meta. La gente me sonríe y aplaude. No he quedado primero, ni siquiera quinto, pero he ganado.
# 218 Juan F. Andrés Prats
El peor registro
Aquella fría y soleada mañana salmantina, Raúl cruzó la meta del paseo de San Antonio mirando el crono y esbozando una leve sonrisa. Intentó alzar los puños al aire pero no tuvo fuerzas, era su peor registro, una marca horrorosa, sin embargo su gente le animaba y aplaudía como nunca. Entró exhausto, tembloroso y apenas podía coger aire, tumbado en el suelo comenzó un llanto desconsolado que emocionó al público, familiares y amigos. Era la primera marca del nuevo Raúl, victorioso sobreviviente de una dura contienda contra su cuerpo que le había tenido postrado durante meses, sin poder disfrutar de la vida, sin poder correr, sin golpear el asfalto y sentir esa sensación indescriptible que te trastorna fuertemente y te atrapa de por vida. Como pudo, Raúl se levantó y pisó de nuevo la meta, quería saborear aquel final que era su línea de salida.
# 217 Gonzalo Sánchez
27 de diciembre de 4552
Esta mañana se ha celebrado la MMDLXVIII edición de la San Silvestre Salmantina. El ganador ha sido, nuevamente, Rodep, de la vecina galaxia de El Dragón y perteneciente a la especie de semihumanoide dracaris. La carrera ha comenzado, como es habitual en los último 500 años, en la estación de despegue interestelar de Nuestra Señora de la Soledad, ha continuado por la vía de la antigua Zamora para posteriormente atravesar las ruinas de la Plaza Mayor, destruida en la IV guerra nuclear por la colonización de Urano en el año 3024. A continuación, los participantes han llegado al puente de luz romano pasando junto a los criaderos de robots, para posteriormente girar de nuevo y ver la última torre de la catedral en pie. A partir de ahí, la carrera se ha resuelto en un spint de casi 3km a través del cráter Aralu. La Sansil, sigue uniendo galaxias.
# 215 Julio CASTAÑO POMBO
DECEPCIÓN
DECEPCIÓN Despertó con ojos llorosos y más encogido que la redondez del erizo. Saltó de la cama, descorrió el visillo, vio la calle con bullicio y mojada la calzada. Se preparó para la carrera de San Silvestre, la dieta la había llevado a rajatabla y todo presumía que haría una excelente carrera dada su concienzuda preparación. La mañana había ido empeorando, fría, muy ventosa, con lluvia. No importaba. Erra avezado en estas preparaciones Se consideraba una Alcides. Pero he aquí que cuando va a abrir la puerta, los ataires de la puerta se le vienen encima de la pierna ocasionado por el fortísimo viento con resultados desastrosos. Vendaje al momento, masaje, analgésicos pero todo era en vano. La preparación que tiempo atrás había hecho quedó anulada por el desprendimiento de las molduras que, curiosamente, la noche anterior, había colocado en una de ellas la siguiente frase: “¡A las circunstancias las venzo!”
# 214 Laura Pilato Rodríguez
No me vengas con cuentos
Como cada año, teníamos una cita para correr la San Silvestre. No podía dejar sola a la abuela, así que le pedí al lobo que le echara un ojo. En la línea de salida me esperaba Blancanieves, luciendo el dorsal número siete en homenaje a los enanos. Rapunzel llamó diciendo que no podía venir porque estaba en la peluquería, y a la Bella Durmiente se le pegaron las sábanas.Cenicienta llegó cuando la carrera estaba a punto de comenzar y se excusó diciendo que por el camino había perdido un zapato. Y Mulán, que estaba harta de tanta mamarrachada, le dijo: -¡Ponte estas zapatillas, y a correr! Que ya es hora de cambiar el cuento.
# 213 Aitor León González
Un arco de luz
No era un corredor de fondo, aunque lo pareciese. Alto, delgado y fibroso, imponía respeto su porte alegre de campeón allá donde lo llevase su amor por el deporte. Desde hacía unos años le encantaba participar en cualquier carrera de medio fondo, en las San Silvestres especialmente, decía que le hacían olvidar todo aquello del accidente, que el horizonte de un nuevo año le animaba a continuar un día más. Él en realidad era un saltador; una breve carrera a toda velocidad y caminar sobre el aire y alzarse en el cielo. Volar era lo que deseaba. Tomar impulso y volar. Lejos, a un futuro mejor. En su última carrera lo logró. Cerró los ojos e impulsó su silla; más y más veloz, como un meteoro, se elevó sobre el asfalto y desapareció. Fugaz como flor de invierno, su sonrisa iluminando el camino al este.
# 212 Marianela Blanco Werner
DESPECHO
Despertó con la última campanada de la torre de la iglesia más cercana; miró hacia la ventana que dejaba entrever la tenue luz del amanecer. Rebobinó lo sucedido la tarde pasada, cuando le anunciaron la cancelación de la carrera, debido a la pandemia. No podía creerlo, había practicado todo el año… sin embargo, se levantó, se vistió con la camiseta que había comprado para la carrera: esa con las letras en azul y dorado, la que le gustaba mucho, porque simbolizaba lo más alto del cielo y la mejor de las medallas. Bebió a pequeños sorbos el chocolate caliente, mientras ajustaba el cordón de las zapatillas. Después, salió a la calle, aspiró profundamente el oxigeno del aire y comenzó a correr por las vías atestadas de coches, hasta que un policía lo detuvo, lo miró a los ojos con ironía, lo cogió del brazo y se lo llevó …
# 211 Mario Bosquet Marco
Las calles de Salamanca
Las calles de Salamanca tienen impresas las huellas de miles de generaciones en su asfalto. Si hiciésemos una radiografía de sus aceras encontraríamos suelas vacceas, vetonas, romanas, musulmanas y castellanas. Es abrumador pensar en la inmensurable cantidad de pasos que han escuchado. Para no volverse locas, se han tenido que acostumbrar al ruido de zancadas de universitarios que llegan tarde, a paseos de turistas que no deciden que monumento visitar y a carreras que despiertan la ciudad cada 31 de diciembre. Tantos milenios estas calles aguantaron ese barullo que se volvió su silencio. Es inimaginable la sorpresa que se debieron llevar cuando 2020 les demostró lo terrorífico que podía llegar a ser el verdadero silencio. ¿Llegarían a pensar que no habría más universitarios, turistas o carreras? Ahora toca demostrarles que seguimos aquí. Ahora toca espantar al miedo pisando fuerte. Ahora toca gritar a las calles que la ciudad sigue viva.
# 210 Verónica Martínez Amat
Un beso de nieve
A trescientos metros de la gloria, del triunfo, de sobrevivir en un país extraño. A su lado, el único atleta que ha podido seguirlo. Los otros han quedado atrás. Ya vislumbra la meta. Suya será la San Silvestre Salmantina, suya porque, sin trabajo, no tiene otro modo de subsistir. Entonces, ve caer a su rival. Un tropiezo le abre el camino hacia la victoria. Sin embargo, por encima del crujir de sus zapatillas, escucha las palabras de despedida de su padre: “Hijo mío, vayas donde vayas, ten presente que el honor es la virtud más noble del hombre”. Frena su carrera y vuelve atrás. Tiende su mano al contrincante caído ayudándolo a levantarse. Sabe que ha perdido. Llegan cogidos de la mano hasta la meta y siente en su frente el primer copo de nieve que cae en la ciudad. El último beso de su padre desde el cielo.
# 209 Andrea Francisco Amat
El año que corrí una maratón
Recuerdo la voz de la doctora al otro lado del teléfono. “Tu madre”. “Días, tal vez semanas”. Y un definitivo “si puedes, ven”. Hice las maletas preguntándome qué se necesita para un viaje como aquel. Encontré las zapatillas entre el calzado desterrado, las cogí casi como un último homenaje. Hacía siglos que no salía a hacer kilómetros, ni con ella ni sola, pero al llegar a Salamanca comprendí que esa era la única opción. Voy a correr una maratón, le anuncié. Ella me miró con el gozo de saber que algo permanecería. A la salida del hospital, todavía vestida de calle, me lancé furiosa a una carrera hasta mi antigua casa. “Quien trota su mal espanta”, solía decirme. Cuando llegué a la puerta, una pequeña sonrisa asomaba en la comisura de mis labios. Estábamos en diciembre, la San Silvestre sería mi primera parada.
# 208 JOSÉ GUADALAJARA
PIES... Y TÚ
Tengo dos zapatillas: una negra y otra blanca. También tengo dos pies, como cualquiera. Dicen que soy un tipo extraño, pero es que a mí me gusta dar la nota. Por eso corro esta San Silvestre Salmantina con dos pies y dos zapatillas de diferente color. ¡Con dos zapatillas y dos pies! Mientras avanzo por el Puente Romano a toda mecha, a mis dos ojos les gusta contemplar el efecto blanco y negro de mis dos pies absorbiendo kilómetros, en sincronía perfecta el uno con el otro. Sin embargo, al aproximarse a la línea de meta, ambos se miran con suspicacia y azuzan el ritmo, en lucha tenaz con el rojo y celoso corazón para ver quién de los tres la cruza primero.
# 207 GRACIELA GALÁN ESPINILLA
LA FORTALEZA DEL CORREDOR
Uno, dos, tres, respirar, inspirar, respirar y repetir; coger el ritmo constante y adaptar el cuerpo al medio. Quedan los últimos 2 km para finalizar la carrera con la que despedimos el año y suspiramos por el que vendrá y en ese momento de fatiga, una legión de sensaciones combinadas se pasean por su mente mezclando: sudor con constancia, euforia con alegría y esfuerzo con dolor. En el límite de sus fuerzas y tras un fuerte pinchazo en el abductor derecho, se obliga a pensar en el famoso “subidón del corredor” que sabe le aguarda en la meta, cuando por fin cruce la línea y se encuentre recibiéndole a su padre, ex corredor, ahora en silla de ruedas y a su hijo, tras haber corrido la San Silvestre Infantil con su peluca de colores chillones. Y llegó, respiró, sufrió, soñó, rio y demostró una vez más la fortaleza del corredor.
# 206 Guillermo Jaime Bensusan
Para qué corro
entonces
# 205 Rubén Gozalo Ledesma
SANSILDEMIA
—Como mucho vendrán uno o dos corredores —afirmó ante los medios el organizador de la primera edición de la San Silvestre. Al día siguiente las calles de Salamanca estaban llenas. Niños, padres, madres, abuelos… Nadie quería perderse la carrera. Correr la prueba se convirtió en una afición muy contagiosa. En cuanto una persona se colocaba un dorsal, al año siguiente repetía. El comité de expertos decidió poner restricciones: limitación de aforo y distanciamiento entre los participantes. Pero fue en vano, porque los corredores de otras partes del mundo no dejaban de llegar y abarrotar las calles año tras año. En los últimos meses han tratado de confinar a los atletas sin éxito. Según un informe de la Dirección de Alertas Deportivas, el virus de la San Silvestre Salmantina amenaza con extenderse por todos los rincones del planeta. Al parecer, el próximo 26 de diciembre todos terminaremos contagiados.
# 202 José Ramón Alonso Belaustegui
Zancadas de valentía
El recuerdo del recorrido de la carrera del día anterior cercena su fatigado cuerpo que musita indulgencia. Llora afligido. Sus ojos son escaparates que se pierden en un piélago infinito intentando maquillar su propia derrota. Siente que ha llegado al límite. Extiende el dorsal de la San Silvestre Salmantina y visualiza la meta en el Paseo de San Antonio. Duele el cansancio. Solo desea olvidar la derrota. Se palpa los acentuados surcos de sus venosas piernas y se consuela al comprobar la magnitud del trabajo de los entrenamientos pasados. iba bien colocado, había cambiado de ritmo, se sentía bien antes de llegar a la última curva y hundirse en la recta final. Sin fuerza moral, mira el calendario de competición y se le ilumina el rostro. El treinta y uno de diciembre del próximo año habrá otra competición.. Todo sea por la grandeza de volver a intentarlo.
# 201 Ana Rojas y Pablo Escribano
El hombre que nunca corría
No corría ni para coger el bus. Pensar en moverse rápido, sentir su respiración galopando y el sudor estallando como un volcán le ponía enfermo, así que, cuando su novia le apuntó a la San Silvestre, no le hizo gracia. - Joder, Atalanta, que no me gusta correr. - Da igual. A la San Silvestre se va a pasarlo bien. 10 de la mañana. Un frío de aúpa. "No pienso correr, iré andando". Pistoletazo. Corría para que no le arrollaran. Atalanta se reía, hablaba con todos. Mientras, él se quedaba atrás. "¿De qué va? Me lía para venir y luego ni caso". Aceleró. Enseguida en casa. Empezó a correr, a sentirse ligero y ya no paró. Cuando Atalanta llegó, no podía creer que el hombre que nunca corría estuviera a hombros de un desconocido brindando por la San Silvestre, las carreras y los amigos que se hacen el último día del año.
# 200 Mar De Andrés Alvarez
microrelato
EL DEPORTE ME CAMBIA LA VIDA Llamo deporte a cualquier actividad física que mueva los circuitos corporales. Pongo la atención en los músculos que se van haciendo más fuertes. Entro en calor. Tengo más energía. Y me divierto. Qué más puedo pedir a algo que puedo hacer en el momento que quiera. Libertad es la palabra que mejor lo define. Siento que participo en el movimiento del mundo. Cuando me muevo lo demás se ralentiza. Puedo observar a mi alrededor y ver pasar la vida como una brisa fresca en mi rostro. Sin querer me hace sonreír. Se que llegará el momento en que desee parar y agachar la cabeza. Y ese momento llega. Cuando levanto la cabeza estás tu sonriendo diciendo hay que seguir, pero esta vez lo haremos juntos. Y yo correré a tu lado libre para sonreír.
# 199 CRISTÓBAL MARTÍNEZ HARO
EL SUEÑO DE LA LUCHA
Correr, luchar, superar límites y barreras. Gritar por dentro que nada puede pararte, ni siquiera sujetar o retenerte. Sentir el frío viento rebotar en tu corazón a través del caliente pecho, mandando bandadas de pájaros a unas piernas que flotan sobre terciopelo de asfalto. Llegar, someter la cobardía, crecer de orgullo por el dolor y la fatiga. Sufrir mordiendo y maldiciendo a un dolor que pide arrogante audiencia. Oír tu corazón rugir bien afinado como un pura sangre enamorado de todas las mañanas de tu vida. Huir lejos de la tristeza maniatada por la mediocridad. Zancadas perpetuas que se persiguen en busca de una infancia que se resiste a marcharse. Un poco más lejos, un mucho más de todo. Llegar sin preguntar a los ausentes donde está el final de la carrera, porque no existe ese final. En cuanto salga de este maldito cáncer haré la San Silvestre sin falta.
# 198 Ernesto Proaño Vinueza
Desde las estrellas
Se deslizó por el tejado y cayó en el balcón de Alina Fuertes. La niña sintió el golpe y asomó su rostro con temor, aún no amanecía. Era un ser informe, de múltiples tentáculos oscuros, dos ojos color malva se abrían y cerraban en su cabeza. Alina se estremeció pero no gritó, había visto muchas películas de ciencia ficción y decidió lo mejor era saludarlo. ¿Quién eres? Sintió un cosquilleo en su cerebro, una palabra destelló: «Ko», seguida por la imagen de una nave encallada en el tejado de su casa. Vaya, telépata, dijo Alina. El ser asintió. ¿Qué buscas? Esta vez aparecieron en su mente imágenes de la San Silvestre Salmantina del año pasado. Alina no pudo evitar reír. ¿Vas a competir? Los tentáculos de Ko se movieron con rapidez y una oleada de confianza emanó del deportista venido de las estrellas hacia la niña: «Voy a ganar».
# 197 Nelson Mauricio Quintero Cardona
El hoyo en el sombrero
Tortuga finalmente, contrariando a recia perseverancia los resultados de las estadísticas, cruzó la meta y causó el agravio en los apostadores. Liebre empleó tanto empeño en alcanzar a Tortuga, que aunque no logró su objetivo, si llegó a velocidades jamás vistas; tanto, que al cruzar la meta tras Tortuga, Liebre se fragmentó sobrenaturalmente en incontables moléculas luminosas, desapareciendo en un instante de la vista de animadores y curiosos, como por arte de magia. - ¡San Silvestre! - Exclamaron maravillados los presentes. Sin darse cuenta cómo, Liebre se encontró cayendo en un oscuro abismo y alucinó su muerte, hasta que tocó un fondo blando y afelpado. Luego, el mago metió sus manos en el hoyo del sombrero y tomando a Liebre por las orejas, lo sacó del negro pozo para que el asombrado público, aplaudiera.
# 196 Raúl Díaz Barrios
El secreto
No me la perdería por nada. Llueva o nieve. Haga frío o luzca un tibio sol de invierno. Una vez más, ya estoy preparado. El año pasado eché de menos los gritos y los aplausos. No fue lo mismo. Me gusta tanto verlos a todos juntos. Disfrutando, sudando, hablando, corriendo… Así que no se lo digáis a los corredores, es un secreto. Pero cuando pasen por encima de mis veintiséis arcos y mis dos mil años de historia, sentiré sus gastadas zapatillas y les daré fuerzas para el resto del camino. Ellos sonreirán y mirarán hacia la Catedral. La gloria les espera. Firmado: El Puente Romano
# 195 Fernando Di Rocco
Sudor extraño
Una inusitada preparación física me ubicó entre los primeros de la competencia. La meta estaba muy cerca y muy lejos también. A poco del final me situaba sólo en la punta. Pero esa soledad empezó a sentirse acompañada de fuertes mareos, piernas que empezaban a flaquear y un pecho a punto de explotar. El desvanecimiento fue inevitable. Minutos después, entre gritos de aliento, me encontré atravesando la meta. Sin fuerzas, empapado de sudor y apenas lúcido, me descubrí más piernas y más brazos. Pero eran de otros competidores, los que me ayudaron desinteresadamente a llegar a destino. Fue en ese instante cuando comprendí que la competencia no había sido tal, y que los competidores tampoco existieron. Había asistido a un evento único, donde el espíritu navideño se transpiraba.
# 194 José Lorenzo Blanco
Victoria
No me importa que el frío, como navaja afilada, se me clave en el pecho, ni que las lágrimas me quemen la comisura de los párpados. Cuando alcanzo a ver la pancarta final me olvido de que el dolor en la rodilla es casi insoportable y que la cadera amenaza con descoyuntarse en cada zancada. Ahora los gritos de ánimo de la gente parecen llevarme en volandas. Ya veo la sonrisa orgullosa de papá. Mamá está abrazando a Paula, manos de oro, y a Raúl, mi tenaz apoyo en el gimnasio. Alzo los brazos para celebrar nuestra tremenda victoria. ¡Qué más da que centenares de corredores hayan llegado antes a la meta! Festejo el triunfo sobre aquel médico y su funesto augurio. Solo ocho meses atrás sentenció: «En adelante todas las carreras las harás en silla de ruedas».
# 193 Kevin Estévez Villalba
Un zumo cuando se llega a la meta
26 de diciembre de 2021 —¿Le importaría contestar un par de preguntas? —pregunta, enérgico, el periodista. —Está… está bien.—responde, jadeante, el atleta. —¿Cómo se ha desarrollado la carrera? —Mucha... ilusión —¿Cómo ‘mucha ilusión’? —se extraña el reportero. —Salamanca... con sus calles y su puente, todo precioso... compañerismo... endorfinas para el cerebro… calorías quemadas… Es que me ahogo. —¿Y qué considera que ha sido lo mejor del día de hoy? —El zumo cuando se llega a la meta… un auténtico tesoro. El periodista suelta una ligera carcajada. —¿Qué opina del microrrelato que se ha escrito sobre la carrera? —¿Microrrelato? Quien lo lea no sabe lo que aquí se siente. ¡Mejor que se apunte! Valorará algo tan simple como un vaso de zumo. Venga... la última pregunta... que veo que, a este ritmo, no llego ni a las uvas de fin de año.
# 192 Mia sophia Travezaño Ortiz
Luz
Sara tenía ya años con su nueva prótesis de su pierna derecha, luego de que un accidente de auto le cause ese daño, cuando eso pasó quedó devastada, ya que llevaba siendo una corredora de San Silvestre Salmantina, no tenía ella pensando participar ya que creía que solo sería un adiós a su derrota, aunque llevaba años sin ir a la carrera, la seguía viendo, cada año sentía sus ganas de ir, pero sus sentimientos de derrota se hacían mas fuertes, hasta que un día vio una entrevista de una corredora con prótesis de años atrás y dijo palabras que levantaron a Sara: -Mis prótesis son para mi un escudo de mi vida- La voz con la que lo decía era de determinación, una luz que Sara parecía necesitar, aún tenía tiempo de inscribirse, agarro su teléfono y marcó a sus amigas para decir: -Este año, si correré chicas.
# 191 ALDO CRISTIAN MÉNDEZ CASTILLO
Slow Motion
Si cierro los ojos puedo visualizar la meta, veo mi objetivo tan claro que casi puedo tocarlo, y siento que todo se detiene, mi mente escapa de mi cuerpo y puedo ver a la gente celebrando, coreando varios nombres con alegría mientras el sol me da nueva energía. En esta ciudad mi padre ganó su primer palmarés y por él ganaré también, tan sólo disfrutaré este instante otra vez antes de abrir los ojos y ganar esta competencia; quiero sentir la libertad de explorar los paisajes urbanos y hacerme uno con el viento. Abro mis ojos y puedo verla, la línea que definirá mi primer triunfo, alzo mis manos queriendo volar otra vez y finalmente...
# 190 Alberto Jesús Vargas
Olvidarla
Ella prefirió marcharse sin dejarme más opción que el olvido. Convencido de que la necesidad de arrancármela de la memoria iba a ser mi mejor impulso, me apunté a la San Silvestre Salmantina sin otro ánimo que el de competir contra mí mismo. Cuando tomé la salida tenía tanta hambre de distancia que fui dejando atrás a los demás corredores. Ni siquiera la meta fue capaz de detenerme y deseoso de calmar mi zozobra, seguí corriendo sin descanso. Pasado un año me vieron reaparecer exhausto por el Paseo de San Antonio dando alcance a los participantes de la siguiente edición. A pesar de mi barba de náufrago y de estar casi en los huesos, conservaba indeleble, tatuado muy cerca del corazón, el nombre de la mujer de cuyo recuerdo aún no había conseguido desprenderme.
# 189 Nuria Rodríguez Fernández
Con amor, no hay barreras.
Nos conocimos en la San Silvestre Salmantina de hace 30 años. Ya cruzando el Puente Romano, un tirón me obligo a parar. Agobiada y dolorida, hice el amago de abandonar, pero allí estaba él. Se paró junto a mi y masajeo mi gemelo hasta que pude continuar. Terminamos la carrera juntos y cogió mi mano, ya nunca me la soltó. Este año, a pesar de lo difícil del camino, volveremos a correrla juntos. Nuestros hijos y yo, empujaremos su silla de ruedas, porque ninguna enfermedad nos parará y como anteriormente hizo él, nosotros tampoco le soltaremos.
# 188 MANUEL DOMINGUEZ MARIN
A CINCO EUROS DE LA GLORIA
A CINCO EUROS DE LA GLORIA El corazón palpitaba deprisa, estrangulándose sus latidos en la boca del estómago. Las lorzas vibraban nerviosas, deformando la simetría de la camiseta abombada hacia afuera. La respiración exhalaba el deseo y el miedo cuando dieron la salida. Los gemelos se tensaron y el dragón multicolor se puso en marcha batiendo los brazos rítmicamente. Cada uno peleaba su batalla, la de los tiempos, la de participaciones, la de su enfermedad, la de su homenaje… Mi gordura corría, simplemente, por el placer de correr. Ya no era el joven deportista, fibroso y atlético de otros tiempos. Mi app me mostraba una tortuga cada vez que salía a entrenar, aquel día no iba a ser diferente. Tardé poco en quedar atrás, la ambulancia seguía mis pasos, como siempre. Sonreí, era otro año más, por cinco euros, la gloria, otra San Silvestre Salmantina.
# 187 Miguelángel Flores
Campeones
Aquél año, después de los confinamientos, se inscribió más gente que nunca para correr la San Silvestre. Incluso, salmantinos que siempre habían sido solo espectadores. El primer corredor que atravesó la meta, casi sin celebrarlo, se limitó a esperar al segundo para felicitarle. Luego ambos hicieron lo mismo con el tercero, y los tres con el cuarto. Y así, hasta el último, fueron esperando uno a uno, a cada participante para recibirlo. Entonces, una señora de entre el público, también desbordante aquel día, se aproximó discretamente a dar la enhorabuena a un participante, que ni tan siquiera había sido de los primeros. Tras ella, el resto de espectadores se fue animando. También los organizadores, los jurados, la prensa y señores que pasaban por allí se sumaron. Y todo el mundo buscó lo mismo. Pues volver a abrazar fue el verdadero anhelo de aquella edición en la que todos, todos ganaron.
# 186 Ricardo Carlos Martínez Fischer
Mañana corro por tí
Todo el el mundo cuenta historias pasadas. Yo te contaré lo que sucederá mañana. Aunque mañana aún no exista, me levantaré de los temblores del invierno, de los sueños de goma en el asfalto, esperando no hacer algo que desbarate el día y, encorvado, me pondré el pantaloncito, la camiseta técnica, los calcetines fosforitos, seguramente todo al revés y tomaré el café mirando a un punto fijo. La mañana tendrá un color suave, un color parecido a tu sonrisa. En la cuesta de Oviedo ya iré de los últimos, cosas de la edad, pero tú estarás más cerca. Haré así con los hombros cuando, después de la meta, aparezcas por fin ante mi, sentada en la silla que ya te es eterna. Pero habré corrido por ti, como siempre, hasta que no pueda sostenerme en pie.
# 185 Lesbia Guillén Escalona
El Soñar de una Media Maratón a la Salmantina
Correr en una media maratón es adrenalina pura y más aún si se llega entre los primeros y hasta la meta, culminarla debe ser una satisfacción del ser, es un reto, es un triunfo participar sea quien sea, leer experiencias de como se preparan y esperan esta extraordinaria actividad con esas ansías de decir presente, de correr como por una tradición familiar, de hacerlo por salud, por amistad, por ser Salamantino y mantener viva está media maratón tan espectacular. A mis cinco décadas de vida en mi país que va en declive en su mayoría de sus estamentos no se volvió a escuchar, ni realizar algo semejante a un maratón, aún recuerdo cuando llegue en un segundo lugar en mi bachillerato fue una grandeza lo que sentí, añoro y sueño en tomar la iniciativa de resurgir la media maratón a la Salmantina en mi Venezuela amada
# 184 Ruth R. Pizarro
Amor por Salmantina
Hace un par de años el atletismo no me llamaba la atención, llegue a asociarlo con personas vacías y preocupadas en su apariencia, fue así hasta que sentí la calidez de Salmantina, es así como la llamo, ver a todas esas personas con un espíritu deportivo en común, de algún modo lo asocie con una calidad fraternal, y ahora estoy aquí, esperando ganar.
# 183 Paula Igarotze Vivar Gabriel
¿Recuerdas?
Once de la mañana del gran día. No habíamos podido dormir en toda la noche; el nudo que sentíamos en el estómago nos lo había impedido. Sin embargo, lejos de paralizarnos cuando sonó la señal de salida todos esos sentimientos se disiparon y solo pudimos sentir felicidad. El viento acariciaba nuestras mejillas enrojecidas por el esfuerzo, los aplausos resonaban como una melodía constante en mis oídos, pero yo solo podía pensar en mirarte al ver que estábamos a unos metros de cumplir nuestro gran sueño, ganar la “San Silvestre”. ¿De verdad, no recuerdas esa satisfacción al atravesar juntos la línea de meta? -¿Perdone, pero quién es usted?, preguntó mi padre dejándome completamente desolada. Justo en ese instante, comprendí que el alzhéimer me había borrado completamente de su mente y ya no había forma de volver a esos momentos tan felices…. Ni siquiera en un recuerdo.
# 182 Zuriñe Vivar Gabriel
"Un beso al cielo"
Hola yayo, ¡Hoy es el gran día! ¿Recuerdas con la ilusión con la que hablabas hace unas semanas de la “San Silvestre”? Decías que tu rodilla mala no te frenaría para llegar a la meta, y que siempre habías esperado a que fuese un poco más mayor para que pudiésemos correr juntos. Me contabas que querías participar conmigo antes de irte, y yo siempre asentía con lágrimas en los ojos. Hoy por fin vamos a cumplir ese sueño al que dedicamos tantas noches sin dormir, entre risas, imaginando cómo sería el momento en el que cruzáramos la línea de meta y posáramos para las mil fotos que haría mamá. Siempre pensábamos en este día con la ilusión propia de un niño pequeño, y lo aguardábamos con ansia. Por eso, quiero que tengas por seguro que el beso que lance al cielo mientras esté cruzando la meta...es para ti.
# 181 MATÍAS GISBERT VIVÓ
EL ÚLTIMO GANA
- ¡Sara!, ¿estás preparada para la carrera de mañana? - No voy a correr papá. – le responde con voz entrecortada mientras aparta la mirada del televisor. - ¿Cómo es eso? - le pregunta su padre sorprendido por la respuesta de su hija. - Siempre quedo la última. - Pero si lo que más te gusta es correr. - ¡Y qué más da! - exclama con el ceño fruncido. - No pasa nada por quedar la última, recuerda que lo importante es participar, pasarlo bien, compartir la experiencia con los compañeros y la familia. - Claro, como tu sueles ganar- le replica Sara cruzando los brazos. Mientras iba por la mitad de la San Silvestre Salmantina en primera posición divisé a mi mujer con mi hija dándome ánimos. En ese instante no pude evitar recordar la conversación con Sara la tarde anterior… - Has quedado el último Papá… ¡como yo!
# 180 Sebastian Alejandro Venancio Garfunkel Ruades
La Voz de Mamá
Corría a no poder más, sentía que mis piernas se quebraban y mi corazón explotaba. Con mi vista borrosa vi el puente Romano acercarse y las catedrales alentarme, pero también noté a este desconocido competidor esforzándose al máximo por hacer suya mi gloria, y recé, pedí a Dios como nunca lo hice, a pesar de que tuve en mi vida momentos más propicios para rogarle. Y fue entonces que recordé las palabras de mi difunta madre susurrarme al oído: “cuando ya no puedas correr, entonces vuela”. Me lo dijo cuando tenía siete años, al preguntarle cómo haría para jugar a las pilladitas si mi fractura en el tobillo no sanaba. Estremecido vi la anhelada cinta, y en ella una curva en mi desdichada vida, y no pude más que volar… Fue mi primer y último trofeo, pero lo más valioso fue oírla de nuevo, algo que jamás olvidaré.
# 179 Carlos Miguel Herrera Molpeceres
San Silvestre Salmantina
Ha resurgido de sus cenizas y volverá a disputarse por las calles de Salamanca, el próximo veintiséis de Diciembre. Una maldita pandemia nos ha golpeado pero no ha podido con nosotros a pesar del caos sembrado. El año pasado no pudo correrse pero este año lo hará con más fuerza que nunca. ¡ Viva la San Silvestre de Salamanca por muchos años más !. ¡ No han podido con nosotros !.
# 178 Héctor Bayón Campos
Noblesse oblige (Áyax y Aquiles)
Ahí estaba él, de incógnito, con su camiseta del Ajax de Ámsterdam, socorriendo al participante caído. No le importó perder comba: su rival, el de los pies ligeros, necesitaba auxilio. Le ayudó a levantarse. Quizá esta vez no terminaría entre los veinte primeros, pero había ganado un amigo.
# 177 MARÍA ADELA CASTAÑO VALIENTE
AIRE PURO
AIRE PURO Cuando pienso en las promesas para el nuevo año, la San Silvestre me da el pistoletazo de salida. Y me emociona su estímulo para secundar a tanta gente. Llevo años deseando participar. Me gusta caminar, al paso, pero cambiar al trote me frena, me agobio. No quiero reconocerlo pero sé que es por fumar; no es cierto que no me haya planteado dejarlo. Qué ridícula me siento otra carrera más sin ser capaz de luchar por este objetivo en el que solo veo obstáculos y falta de voluntad. Quedan siete semanas. La San Silvestre Salmantina me entrega el testigo. Lo agarro fuerte, no se equivoca mi mano, la aparto de la nicotina. Arranco al paso, aligero…mi garganta no se seca, estoy respirando aire puro… Llego al colegio Arzobispo Fonseca al trote… Al galope a la San Silvestre 2022 ¡Sana Ilusión salmantina!
# 176 Alejandro García Martínez
VIDA
VIDA Cuando comienzas no eres del todo consciente de las vicisitudes que éste te depara, pero asumes las consecuencias, tiras hacia adelante, poniendo un pie seguido del otro y cuando te das cuenta ya has recorrido mucho más camino del que pensabas. Porque la cabeza manda, pero el corazón nos guía. Cada gota de sudor es la antesala del bienestar, es el pago por una satisfacción incalculable y permanente. He aquí porqué vale la pena dar ese primer paso, el que entraña una mayor dificultad, porque es el que hace posible la gesta, porque no nos confundamos, lo mejor no es haber ganado sino ser consciente de dónde has partido.
# 175 ELENA OLIVELLA
SUEÑO CUMPLIDO
Martín siempre quiso correr la San Silvestre Salmantina. Era una tradición familiar. Este año sería su debut. Estaba ilusionado. Pero una tarde de esas que deberían acabar antes de que empezaran, una moto le arrolló. Su vida se apagó, pero no del todo, porque su corazón siguió latiendo en el cuerpo de Sergio. Unos años después del trasplante, Sergio sintió unas inexplicables ganas de correr. Nunca antes le había atraído el deporte. Se inscribió para correr la San Silvestre. Y llegó el día. Sergio corría como si alguien le estuviera prestando su fuerza. Por unos instantes, sin saberlo, el padre de Martín estuvo corriendo al lado del corazón de su hijo. Cuando Sergio llegó a la meta, se sentía en paz. Miró al cielo y vio una nube que le recordó a un rostro sonriendo. De alguna manera, Sergio hizo posible que Martín cumpliera su sueño: correr la San Silvestre.
# 174 JAVIER AMADO
"SUEÑO DE NAVIDAD"
Se lo pidió a Papa Noel. ¡ Lo deseaba tanto!, ¡lo había soñado tanto! Quería correr. Era, por abreviar, su última voluntad. Pero Noel, agotado, exhausto, ya no escuchaba más. - Me hago viejo – se decía- tengo que parar-. En la plaza de los Milagros se sentó a descansar. Se quitó las botas mágicas. Se durmió en un plis-plas. Logró escabullirse. La vigilancia no es tan severa en Navidad. Dejó atrás el recinto; bajó por San Vicente; entró en la plaza sin ninguna novedad. Ni un alma en las calles; sólo un hombre disfrazado, resacoso quizá, dormía descalzo junto a la estatua central. Se acercó; se probó sus botas: suaves, cálidas, veloces. Su oportunidad. Cuando, aún en el pódium, los aplausos cesaron y la sirena de la ambulancia se hizo notar, vio subir despacito al hombre descalzo del disfraz. – Vámonos ya - le dijo – el cielo no puede esperar-.
# 173 JUAN ANTONIO FONT DÍAZ
Sentimientos en común
Sentía mis piernas guiarme hasta el parque de los Jesuitas. Perdí la noción del tiempo con cada pisada. Mi corazón latía como nunca antes. La adrenalina me llevó hasta el puente romano. Una lágrima por la superación cayó a las aguas heladas del río Tormes. Había logrado volar, levitar, soñar. Mi mente se despejaba cuando corría. Llegué hasta el campo de San Francisco, apodado: el grande. Quería hacer historia como lo es este parque para la ciudad. Necesitaba valorarme mejor, saber que no estoy solo. Arrancó la carrera con miles de participantes. Todos teníamos un pasado y un futuro, pero el presente es la unión de nuestras zancadas. No somos rivales, somos remos que nos impulsan a acabar la carrera. Miradas de apoyo. Sonrisas que reaniman. Un mismo espíritu de liberación y paz. La San Silvestre Salmantina es abrazar la felicidad, es compañerismo, es amistad.
# 172 Raúl Oscar Ifrán
Soledad virtual.
Rosendo apretó la marcha. Venía bastante bien. A ambos lados los corredores del pelotón de avanzada se mantenían firmes. No conseguía dejarlos atrás. A pesar del frío un hilo de sudor bajaba por su frente. El pectoral con el número 13 se balanceaba a cada paso. Una tras otra desfilaban las calles con sus edificios, los árboles familiares, el cielo de Salamanca. El público alentaba siempre. Algunos le tendían la mano al pasar. Otros trataban de alcanzarle una botella de agua mineral que nunca conseguía asir. Por fin, la recta final y la llegada en medio del jolgorio callejero. Rosendo se quitó el Visor de Realidad Virtual y la ciudad desapareció en las sombras como por arte de magia. Saltó de la cinta. El contador marcaba los inexorables diez kilómetros. La aplicación, en el celular, le dio los tiempos. Menos mal que no medía la soledad y los silencios.
# 171 Grecia Camila Pérez Cárdenas
La carrera personal
trae la gloria a casa- grito - no puedes volver y tampoco puedes irte sin ella- que tus pies corran rápido, que tu corazón lata con fuerza y deja todos tus miedos atrás, no puedes esperar a algo que tú tienes que alcanzar. corre por mí, por tu familia, amigos y más importante corre por ti, que el viento te refresque y que le sudor te bañe en gloria; no será el oro el que te de declare como un ganador si no el esfuerzo y las barreras autoimpuestas que rompiste para llegar hasta el final de la carrera. Cuando llegues al final un vaso de agua cual copa de vino saciara tu sed y entre gritos y porras te levantaremos para celebrar, una vez que toda la euforia halla acabado, un baño y una cena caliente te estarán esperando pero hasta entonces un paso a la vez.
# 170 Roberto Crespo Ramos
Gra-foot-logía atlética. Dícese de la disciplina que interpreta el trazado dejado por un corredor después de una nevada con sus zancadas y sus huellas.
Cuenta una antigua leyenda que si la nieve cubre con su leve caricia Salamanca el día de la Sansil, cada corredor deja tras de sí una melodía irrepetible. Sus pisadas son corcheas y silencios en los pendientes pentagramas. Desde lo alto de la catedral las golondrinas las interpretan. Los científicos de la Universidad han querido descubrir si había alguna traza de verdad escondida en esas sinuosas trayectorias. Usando GPS de micrométrica precisión han tentado la suerte y armados de drones y mantas han registrado y estudiado a fondo casi 8000 “graf(oot)-ías atléticas”. Usando el futurista software de grafootlogía atlética “Dreamrunner”, todos los trazados han dado un veredicto inamovible: los corredores “dedicaron su carrera” a un ser querido, consiguieron, corriendo la Sansil, librarse de los peores lastres del corazón de las desgracias del pasado año y dibujaron sueños en el horizonte de la meta del año siguiente. Allegro nevicante!
# 169 Diana Alexandra Lozano Violeta
Mi pequeña verdad
“Mamá siempre decía que no debo molestar a los adultos y papá solo sonreía mientras me abrazaba cariñosamente en silencio, pero para mí… ellos eran personas que merecían la muerte.”, susurraba aquel niño a los policías, había perdido a sus padres, solo sonreía mientras miraba aquel desastre que él mismo provoco, “Aunque es pequeño, que desagradable, como puede sonreír así, ellos eran sus padres ¿no?”, decían las personas a su alrededor, “A veces es sorprende como la agente puede hablar sin pensar”, decía el pequeño, llorando mientras de su entrepierna caía la sangre de los abusos que sufrió durante años fingiendo tener una familia feliz. Para muchas personas algunas acciones son crueles, pero a veces tiene una razón dolorosa, y no por decir que lo olvidemos, lo haremos, apoyar es la clave, aprender a sentir empatía es lo que nos falta para hacernos llamar humanos.
# 168 Francisco Javier Rodenas Micó
El regreso
¿Por qué no acabar en el fondo del Tormes? No había nada que se lo impidiera. Estaba seguro de que la depresión que lo tenía sometido no se decidiría a zambullirse con él en las gélidas aguas del río que discurría a sus pies. Solo un salto, unos centímetros que sus pies reducían con la calma precisa. Fue entonces cuando oyó un jadeo apagado. Poco después, el atleta apareció entre la bruma. Fibroso, decidido. Luego, vinieron muchos más y la intimidad del suicidio se convirtió en un desconcierto cómodo. Instintivamente, sus piernas iniciaron la marcha y él se dejó llevar. Se unió al grupo como si fuera uno más y recorrió el escaso par de kilómetros que quedaban para la meta. Y cuando llegó al final, continuó. Ahora ya no había meta. Solo un nuevo comienzo, un regreso hacia el que esperaba seguir corriendo el resto de su vida.
# 167 Christian Jiménez Kanahuaty
Profesional
Viendo las noticias en la televisión, pretendía estar tranquila, pero se sentía como un tren de alta velocidad a punto de descarrilarse. Tras su divorcio los días no habían resultado fáciles. Se levantó y caminó hasta el baño. Miró su rostro reflejado en el espejo y se sintió bella por vez primera. El traje de atletismo con colores estridentes lo tenía listo desde la primera hora de la mañana. Colgaba de un gancho en la puerta de lo que antes fue su escritorio. Deseaba dormir. Mañana sería el gran día. Retiró la colcha. Recordó a sus padres y las fantasías escolares. Imágenes mezcladas en el último fogonazo de lucidez. La noche fue compacta y ningún sonido la interrumpió. En el despertador la hora era exacta. Ya vestida salió de casa. Al cruzar la calle vio que, en su restaurante favorito, su ex marido desayunaba mientras leía un libro japonés.
# 166 Juana María Igarreta Egúzquiza
Victoria sobre el miedo
Victoria siempre salía de casa de su abuela con nuevas monedas en el bolsillo y las mismas advertencias en los oídos; y conforme aumentaban sus ahorros, también lo hacían sus miedos. Muerta la abuela, una madrugada, enfrentándose decidida a las sombras que preceden al día, la joven se acercó a la ciudad. Un cartel con nombre de santo llamó su atención. Cerca del río Tormes, entró en una zapatería y compró unas flamantes deportivas rojas. Moviéndose veloz sobre sus zapatillas y rodeada de gente que compartía la misma afición, en poco tiempo se sintió renovada, logrando dosis inesperadas de confianza y seguridad en sí misma. Cada año participa en la San Silvestre Salmantina y dedica la carrera a su abuela. Lo que más siente es no poder contarle que gracias a sus monedas se animó a correr. Y que en sus deportivas ya no hay sitio para el miedo.
# 165 MARIA NIEVES SORIA SOMOLINOS
FECHAS
Vuelve a mirar el día y la anotación en el calendario «26 de diciembre carrera de San Silvestre» ¡también es casualidad hoy precisamente! Meses entrenando con todo preparado: la mente, el cuerpo, el equipo, las zapatillas, el dorsal… pero habrá que esperar a la convocatoria del próximo año. Hoy la vida llama urgente, tiene prisa por llegar, se ha adelantado más de quince días. Él quiere y tiene que estar ahí acompañando a su mujer. Viviendo y apoyando la carrera por nacer de su hijo; extendiendo sus manos para recibirlo en la meta del mundo con toda la ilusión, con todo el amor. No, él no va a correr hoy, pero tampoco olvidará nunca esta fecha: el día de la llegada de un nuevo campeón a la familia.
# 164 Axel Lira
Un paso
Todos nos ponemos en marcha, comenzando con el primer paso. Paso a paso, avanzamos, como hicieron muchos por aquel puente anciano. A veces damos grandes pasos, como aquellos astronautas del pasado. Quizás demos algún pequeño salto, como una rana en su charco. Y a pesar de intentar evitar el último paso, sin darnos cuenta lo esperamos emocionados. Así es como la vida nos quiere mostrar, la belleza de este ciclo circular.
# 163 Jennifer Játiva Lorente
Imposible
La lluvia también quería ganar. Quería participar en la carrera, saber qué se sentía con una medalla al pecho. Y comenzó poniéndole a la mañana un techo gris, y luego chispeando discretamente, para acabar anegando campos, piedras, recorridos, almas y sendas. Quería llegar a la meta la primera, la lluvia. Lo deseaba de corazón. Y caía con todo el ímpetu de que se veía capaz, caía vertical como una espada sobre las calles salmantinas, múltiple como un diluvio. Pero era un imposible, no avanzaba, no llegaba: la lluvia no había aprendido –aún– el milagro de la horizontalidad.
# 162 Celino Gracia Sáez
Volver
No iba a terminar la carrera. Tanto campo recorrido, tanta ruta ensayada, tanto peñascal partido en dos a golpe de pulmón. Pero no iba a terminar. Tantas tardes de lluvia, barrizal y entreno, tantos fríos en el cuerpo, tanto ahínco en los pies. Tanta soledad dibujada sobre los perfiles de Salamanca, y tanta velocidad en la sangre, en los ojos, en los pliegues de la cara. Era viejo ya. No sabía si podría volver. Pero no iba a terminar. Y eso que aún tenía fuerzas en las piernas, que la ruta estaba clara, que ya veía la meta. Pero no, no iba a terminar la carrera. Había aprendido, a su edad, que un propósito cumplido era un sueño abandonado. Y él quería, al año siguiente, seguir soñando.
# 161 Rocío Serrano
Ya ganamos, negra.
Casi no veo la meta. Las lágrimas me nublan la vista y sólo puedo guiarme por los manchones borrosos y las voces de los presentes. ¿Cómo terminé acá? Ni una sola vez me imaginé participando, ni una sola; y, sin embargo, acá estoy, a mis 60 años rompiendo todos mis esquemas. El tramo final se me hace eterno; me falta el aire y siento que no llego. Cierro los ojos y pienso en tu sonrisa, en las ganas que le ponías a entrenar un poquito cada día, en la emoción que te desbordaba cuando corrías. Porque eras la imagen más bonita con el pelo revuelto y la postura firme. Porque aún no caigo en que ya no estás. Porque hoy no podemos celebrar juntas, pero corro en tu lugar, y gano aunque llegue última. Porque te siento aunque no te veo. Por todo esto la victoria es nuestra.
# 160 David González Lago
Un tipo duro
Me gusta escuchar música durante las carreras importantes. Cuando localizo a alguien corriendo también con auriculares, juego a adivinar qué banda sonora llevará. Es difícil deducirlo por la estética; los runners parecemos todos iguales, con nuestras zapatillas Asics o Salomon y nuestra ropa fosforita. Sin embargo, aquel chico con pinta de hipster (esas barbas no deben ser nada aerodinámicas) seguro que va escuchando música indie. Apostaría por un grupo como León Benavente. ¿Y aquella chica rubia? No sé por qué, pero le veo aires de reggaetonera. ¿Maluma? ¿Karol G.? Me planteo qué pensarán los demás corredores sobre mí. Probablemente piensen, al verme tan tatuado, que voy escuchando rock duro o heavy metal. Pobres. Ninguno adivinaría que son los villancicos navideños de Michael Bublé los que marcan mi ritmo. Soy un tipo duro, sí, pero la San Silvestre Salmantina es una cita especial. Hay que saber adaptarse a cada situación.
# 159 Sonia Villero Luque
Cigüeña, cangrejo, toro y lince
Este año lo conseguirían. Llevaban entrenando desde verano, domingo tras domingo, al abrigo de la madrugada, tránsfugos de cámaras y curiosos. Habían ganado en salud. No había más que verlos. Estaban menos rígidos y transpiraban muchísimo mejor (que el ejercicio no hace milagros, claro). Estaban más lozanos y lustrosos. Bueno, no todos. Liebre no se había librado del manoseo ni de su lamentable estado, no en vano no había sido invitada al entrenamiento. Su martirio era fruto de su fama. Aunque para ser honestos, todos lucían con cierto orgullo sus heridas de guerra: el toro mutilado, el lince sin cigarro, y el cangrejo sin su pinza izquierda. Y los que no las tenían, como cigüeña, mostraban tímidos las huellas del paso del tiempo y los residuos de pájaros. Esta iba a ser la carrera de los marginados, de los olvidados, de los que no aparecen en las guías turísticas internacionales.
# 158 Miguel Alfredo Quispe Perez
A POR ELLA, ESTE AÑO
Recuerdo que su rostro cuando se encontraba a unos pasos de mí, era tan hermoso como el arrullo de un suave viento de verano la primera vez que la vi. Recuerdo que esa vez cuando la vi al mirarme ella con complicidad en el trayecto sus pies no tocaban el suelo, sino que cuando pasaba unas flores y rosas salían del sendero. Un espectáculo angelical que solo mis ojos la podían contemplar tan ávidos de su belleza porque, aunque ella siempre estaba por en medio de los corredores, solo yo podía ver lo linda que era. Por eso, tratando de buscar con mis ojos prendados participo todos los años como hoy en el “SanSíl” anual a la mujer que solo veo cuando estoy en competencia, pero que nunca logro alcanzar.
# 157 Wibo Sefeld
Entre el público, tu sonrisa
Hoy, como cada noche, vuelvo a soñar el recorrido. Cada piedra me es familiar en un trazado urbano que solo Salamanca puede ofrecer. La gente con sus caras llenas de ánimo y entusiasmo nos lleva en volandas. Dispuesto a cruzar la meta me despierto, como cada noche, con una pena indescriptible por no poder correr juntos nunca más. Así que vuelvo a cerrar los ojos para tomar de nuevo la salida. Quiero retroceder a toda costa. Allí veo de nuevo las calles, la gente y observo impotente como me adelantas con una gran sonrisa. Sé que en esta edición también me acompañas. Estarás allí, entre el público, regalándome una gran sonrisa desde tu silla de ruedas. La misma sonrisa que sueño cada noche mientras me adelantas.
# 156 JOSÉ LUIS BARROS JUSTO
Prioridades
Alterio siempre fue el bravucón de la clase, el rey del guateque y el empresario de éxito. Hoy, en la residencia, se autoconsidera el representante oficioso de todos los internos. Ayer intentó provocarme: - ¿A qué no tienes bemoles para anotarte a la San Silvestre? Lo que no esperaba fue mi contundente respuesta: - Si tú participas yo estaré enseñándote mi dorsal durante todo el camino. La carrera transcurría con normalidad. Alterio marchando unos metros por delante. De repente tropezó, y fue a dar con sus huesos a una cuneta repleta de helechos. Al pasar a su lado pude observar que el daño era mínimo, así que continué mi marcha. Él también se reincorporó a la carrera. Poco antes del final, fingí un vahído y caí al asfalto. Alterio pasó sin inmutarse y llegó primero a la meta. ¡No están los tiempos para perder al único amigo que me queda!
# 155 ELIA GARCÍA SAURA
La Sansil del más allá
Dos despertadores, por si acaso. Sé que tú no los necesitabas, pero ante mi primera vez, temía dormirme. Me coloco el dorsal con tu número de siempre. Los organizadores de la carrera me lo reservaron al saberlo. Mis riñones me permiten moverme rítmicamente; lo he comprobado estos últimos meses, no sin asombro. Sabes que yo de atleta no tenía ni un pelo. ¿Te acuerdas cuando bromeábamos sobre cómo la carga genética deportista se había quedado en tus entrañas? Mi trote máximo estaba en 60 pasos por minuto. Y tú, cómo reías... Hasta que la nefropatía crónica se reveló. Tus años de corredor de la San Silvestre Salmantina se truncaron por una miocarditis a finales de febrero. Eras mi donante programado, y yo sin saberlo. Desde hace tres meses no paro de correr, me parezco a ti; estarías orgulloso, papá. Tu alma inmortal se agitará hoy sudorosa de nuevo. Gracias.
# 154 CANDELA AREVALILLO DÍAZ
EL ÚLTIMO KILÓMETRO
EL ÚLTIMO KILÓMETRO ¡Hasta San Silvestre había cruzado ya la línea de meta!, pero él, que llevaba muchísimos años sin participar en una carrera, enfilaba aún los últimos metros. Sentía las voces de ánimo y los aplausos admirables mientras sus piernas flojeaban y el aliento se le cuajaba en los pulmones. Se acordó otra vez de Julia, que habría terminado hacía más de media hora. La buscaba entre el público clamoroso, tratando de no perder el paso y seguir adelante. Ahora no era como entonces, cuando de joven había competido con buenas marcas en cientos de carreras. Entrenaba a diario y se dejaba la piel en los caminos y en las pistas de atletismo: cuestas, series, kilómetros y kilómetros a la vista. ─¡Vamos, abuelo! Se le erizaron los poros, y sus ochenta años se convirtieron en veinte al distinguir, ya enmarcada en el chándal, la cara emocionada y alegre de su nieta.
# 153 SONIA MARTIN PEREZ
ZAPATOS DE TACÓN
Unos zapatos de tacón son los culpables de que esté aquí. Concretamente unos de charol negro y altura considerable. Tras una tediosa jornada de trabajo encaramada a esos instrumentos de tortura, fui consciente de que en algún momento de mi vida me había perdido. O como mínimo desviado del camino. La vivaracha cría que pasaba el tiempo echando carreras no casaba con la imagen de señora estirada que me devolvía el espejo. Dispuesta a solucionarlo al llegar a casa rescaté mis viejas deportivas. Ellas se pusieron pronto al día. A mí me costó un poco más. Pero cada paso que daba me acercaba a la niña que había sido y, sobre todo, a la mujer que quería ser. Hoy, en mi Salamanca natal, siento que vuelvo más que nunca a mis orígenes y a la vez avanzo hacia la meta que siempre desee y que en algún momento había olvidado
# 152 Alejandro Dario Restuccia
ILUSION
ILUSION En el kilómetro dos ,su estilizada figura se perdió en la multitud anónima . Comencé a correr con energía inusitada y sobrepoblado de alvéolos , sentí una vitalidad sin límites. Uno a uno ,de a diez y de a veinte, fui rebasando atletas . Un simpático alimoche miraba azorado . No había sudor, ni había fatiga ; todo mi ser era vitalidad extrema. Aún el gentío encubría su anatomía , pero bien sabía yo , que aquella sudadera que había encumbrado sus ojos en el momento de la inscripción , estaría camuflada en un aro iris de infinitas indumentarias multicolores. Seguí , a pesar de una creciente taquicardia amenazante ,cuando el raudo keniata debió hacerse a un lado en la instancia final. Abruptamente, alguien abrió los postigos y un contundente haz de sol cegó mis ojos, cuando mi madre trajo el desayuno, antes de la competencia .
# 151 Juan Manuel Herrero Escribano
Es la de mi ciudad
La tarde anterior siempre, y ya es tradición, la paso muy nervioso, y me encuentro fatal. Lo sé, es sólo una carrera más, ¡¡pero esque es la San Silvestre Salmantina!! ¡¡es la de mi ciudad!!. Es pensarlo y la presión cada vez crece más, y más, y no es por ganar, ¡¡, ojalá fuera!!. Es porque siento una emoción especial al pasar por esos lugares tan emblemáticos, que atesoran tantos recuerdos de mi niñez, y hacerlo corriendo con mis propias piernas, y mis propios pies, siendo uno más entre la multitud, sintiéndome otro normal, sin más, valorando y disfrutando mi buena salud actual, dejando ya muy atrás cuando sólo podía recorrerlos en aquella silla de ruedas por culpa de una maldita enfermedad, que afortunadamente ya es pasado, aunque siempre la tenga tan presente.
# 150 Bárbara Sáez Vidal
empiezo orgulloso a correr
Finales de octubre. Se anuncia. Me inscribo. Este año sí. Cuando me amenazó la COVID lamenté mis excusas anteriores. Esta vez no seré un simple espectador del orgullo ajeno. Participaré. Correr o andar a igual. Acabar. Aunque no tengo zapatillas. Bueno, tengo, pero noto casa piedrecilla. Necesito una nuevas, y buenas. No tengo rodillas para menos. Pierdo la primera tarde en internet. Tardan cuatro días, dos con recargo. Las pido y salgo a correr. No me tratan mal mis viejas zapatillas, pero mis piernas y pulmones se vengan de mi eterna pereza. Ducha y cabezazo en la almohada. Ronco. Segundo día no es mejor. El tercero llegan mis zapatillas. Preciosas. Brillan. Corro sobre almohadillas, aunque me llagan. Tiritas. Crema. Ronquidos. Mucho de todo cada día hasta la Sansil. Nervios. Colas. Número. Mucha gente. No me concentro. Nervios. Me preparo y miro mis zapatillas. Están sucias y descoloridas. Sonrío y…
# 149 Francisco Javier Igarreta Eguzquiza
La liebre.
Aquel año no estaba muy animado a disputar la "Sansil". Pero a primeros de diciembre tuvo que desplazarse a Salamanca, y tomando café en la Plaza Mayor, entabló conversación con un joven somalí. Por unos euros le contó su vida y pudo ver sus pies, tallados en una constante huída. "Yo siempre correr", decía, rematando la frase con una risa cantarina. Aquéllo le animó a participar. Iba bastante rezagado cuando colocándose tras la risa que le pasó por la derecha fue adelantando posiciones. Extenuado entre los aplausos tardó en percatarse de que había ganado la San Silvestre Salmantina.
# 148 Julio CASTAÑO POMBO
DECEPCIÓN
DECEPCIÓN Despertó con ojos llorosos y más encogido que la redondez del erizo. Saltó de la cama, descorrió el visillo, vio la calle con bullicio y mojada la calzada. Se preparó para la carrera de San Silvestre, la dieta la había llevado a rajatabla y todo presumía que haría una excelente carrera dada su concienzuda preparación. La mañana había ido empeorando, fría, muy ventosa, con lluvia. No importaba. Erra avezado en estas preparaciones Se consideraba una Alcides. Pero he aquí que cuando va a abrir la puerta, los ataires de la puerta se le vienen encima de la pierna ocasionado por el fortísimo viento con resultados desastrosos. Vendaje al momento, masaje, analgésicos pero todo era en vano. La preparación que tiempo atrás había hecho quedó anulada por el desprendimiento de las molduras que, curiosamente, la noche anterior, había colocado en una de ellas la siguiente frase: “¡A las circunstancias las venzo!”
# 147 Francisco Javier Igarreta Eguzquiza
La liebre.
Aquel año no estaba muy animado a disputar la "Sansil". Pero a primeros de diciembre tuvo que desplazarse a Salamanca, y tomando café en la Plaza Mayor, entabló conversación con un joven somalí. Por unos euros le contó su vida y pudo ver sus pies, tallados en una constante huída. "Yo siempre correr", decía, rematando la frase con una risa cantarina. Aquéllo le animó a participar. Iba bastante rezagado cuando colocándose tras la risa que le pasó por la derecha fue adelantando posiciones. Extenuado entre los aplausos tardó en percatarse de que había ganado la San Silvestre Salmantina.
# 146 Maximiliano Abel González
LA CARRERA
Se inscribió siendo un niño, pero al empezar a correr empezó a cambiar. Llegó al puente romano y ya era un adulto. Desde allí pudo ver el paisaje con más calma y decidió ir más despacio. Al finalizar en la meta sus nietos lo esperaban felices. Satisfecho de pasos y años, decidió que esa sería su última carrera.
# 145 Ana María Abad García
HE VUELTO
Hace frío, soy consciente de la punzada en mis pulmones a cada bocanada de aire que aspiro en la gélida noche salmantina. Hace frío y, sin embargo, sudo. Siempre me gustó correr, me sentaba bien, me limpiaba por dentro, me hacía ver las cosas más claras. Tras el accidente pensé que no volvería a hacer deporte pero aquí estoy, en medio de esta apretada multitud, sintiendo de nuevo la velocidad rugir en mis venas, sonriendo a los espectadores de la San Silvestre que, fieles a su cita anual, animan a los corredores en cada avenida, en cada esquina, en cada plaza. Por fin enfilo el Paseo de San Antonio, tres años después de la última vez, y alzo los brazos al cielo, los dedos entumecidos, el alma vibrante, dejando que la silla de ruedas se deslice suavemente hasta cruzar la línea de meta.
# 144 Ludmila Dafne Trezza
Mucho mas que un hobbie
Correr te cambia la vida, me dijeron. Yo estaba un poco escéptica, claro. Pero la realidad es que tan lejos de la verdad no estaban. Al principio el calor abrumador parece ser una excusa aceptable para no ir a entrenar, así como también los días de frio o de lluvia. Hasta que salís de la zona de confort y correr se vuelve parte de tu rutina: de a poco vas mejorando tus tiempos, te vas equipando con mejores zapatillas, te unís a grupos en las redes donde runners de todo el mundo comparten memes, información sobre competencias, consejos… Un día estas en la cama pensando si salir o no salir a entrenar… y un día estas corriendo en las calles de Salamanca, pareciéndote mentira lo lejos que llegaste y lo mucho que creciste, -no solo como runner- sino como persona.
# 143 Yony Saavedra López
Corriendo por un corazón
Ella tan diosa y yo un simple mortal. ¿Mi pecado? Haberme enamorado perdidamente de su belleza sin par. Un nefasto día terminamos y, no le bastó con irse, me abrió el pecho y se robó mi corazón, dejándome completamente vacío. Llevo semanas buscándolo en países, planetas y galaxias enteras; hasta que me cuentan que lo han visto en España. Una emoción indescriptible me embarga, mientras mis pies alados surcan raudamente las calles de Salamanca. Un mar de atletas “vuela” a mi alrededor. ¿Qué sucede? Alguien grita que se trata de la maratón “La San Silvestre Salmantina”. Tantos años de espera y, por fin, presente en una prueba marcada a fuego; pero a mí solo me importa recuperar algo que me pertenece y que se encuentra levitando en la mismísima meta. No obstante, al verlo de cerca, retrocedo horrorizado. Ya no es un corazón que irradia puro amor, sino uno podrido.
# 142 Cristina Filardo Llamas
Latido a Latido
Los primeros pasos fueron difíciles. Comencé caminando. Poco a poco. Paso a paso. Latido a latido. Sentir movimiento en mis piernas, el corazón acelerando y los pulmones llenándose de oxígeno. Ha pasado más de un año. Días de miedos e incertidumbres. Batas blancas, mascarillas, bolsas de basura y voces alrededor. La soledad de estar boca abajo en salas desconocidas. La ausencia de una mano querida que sostenga los dolores. La presencia irremediable de un virus peligroso y la inseguridad de no saberse un claro vencedor. En mitad de la batalla, un recuerdo, muchas emociones. Sentir el aire en la cara, el bullicio, la alegría, escuchar voces de ánimo y disfrutar de los disfraces asistentes. Aquel recuerdo me salvó, me aferré como naufrago en mitad de la tormenta. Gracias a él, soy feliz en una carrera. Gracias a él, hoy me siento vivo en mitad de la San Silvestre Salmantina.
# 141 José Luis Sánchez Martín
OTRO AÑO SERÁ
Este año me he preparado a conciencia, para llegar al 26 de diciembre, por lo menos, en pie. Una enfermedad que causa vértigo, ubicada en la zona interior del oído derecho, me deja en el banquillo de animador. No faltaré. Después de 35 años participando, solo me queda la esperanza de estar entre el público. En la vuelta popular del 28 de diciembre de 1986, " III Sansil ", no había grandes pretensiones, pero si ilusión. Jóvenes ingenuos, con caracteres deportivos, muy aficionados al atletismo, nos habíamos criado corriendo en el barrio del Rollo. Ese día empezó con algo de niebla, frío lógico y poco viento. Allí estábamos, a las doce horas en el Paseo de San Antonio, un pelotón de camisetas de mangas largas, pantalones cortos y guantes de lana. Vestimenta en nada comparable con la actual, por no hablar del calzado. De salida aceleramos a tope...
# 140 Sofia Cruz Lozano
Caer
Caí. El suelo rompió mis rodillas cansadas. Hacía años que no sentía la sangre en mis piernas. Me recordó a la niñez. Miré hacia arriba, la meta estaba allí mismo, fuera de mi alcance. Hasta que alguien me levantó y me llevó hasta ella. Cada mísero y doloroso paso. Me dejó con una enfermera en cuanto cruzamos el arco, me sonrió, y nunca más volví a verle.
# 139 Alfredo Amado Duran
" Una San Silvestre Virtual"
- Perdón profesor, ¿qué es un metaverso? - Puf… Vamos a ver, cómo te diría yo…. a ti te gusta mucho el Cine, ¿verdad? - - Sí. Mucho. - Pues el metaverso es Matrix elevado a su máxima potencia. - ¿Un mundo virtual? - Un mundo virtual y más. Un mundo virtual en el que podrás interactuar, modificar, sentir como real. - ¿Como un avatar en Avatar? - Eso es. Entras con el avatar que elijes y construyes con él tu propia realidad. - ¿Así de fácil? Todo el mundo querrá cambiar la skin. - Bueno, habrá que pagar. Siempre hay que pagar… Pero dime: ¿En qué metaverso te gustaría vivir esta navidad? - Pues…correré la San Silvestre. Ganarla tiene que flipar. Aunque… ¿cómo se hará de forma virtual? - Ay amigo mío! Creo que esto no cambiará: real o virtual, si quieres ganar, tendrás que sudar, sudar y sudar.
# 138 JAVIER AMADO
"SUEÑO DE NAVIDAD"
Se lo pidió a Papa Noel. ¡ Lo deseaba tanto!, ¡lo había soñado tanto! Quería correr. Era, por abreviar, su última voluntad. Pero Noel, agotado, exhausto, ya no escuchaba más. - Me hago viejo – se decía- tengo que parar-. En la plaza de los Milagros se sentó a descansar. Se quitó las botas mágicas. Se durmió en un plis-plas. Logró escabullirse. La vigilancia no es tan severa en Navidad. Dejó atrás el recinto; bajó por San Vicente; entró en la plaza sin ninguna novedad. Ni un alma en las calles; sólo un hombre disfrazado, resacoso quizá, dormía descalzo junto a la estatua central. Se acercó; se probó sus botas: suaves, cálidas, veloces. Su oportunidad. Cuando, aún en el pódium, los aplausos cesaron y la sirena de la ambulancia se hizo notar, vio subir despacito al hombre descalzo del disfraz. – Vámonos ya - le dijo – el cielo no puede esperar-.
# 137 María Teresa Arrioja Guerrero
Lo importante es competir no ganar
Al gatear una tía me apodo Terremotito, me comenta era por la velocidad con que le hacía. Mi mamacita la rápida mal hecha, ya que todo a velocidad terminada y sin esmero. En el trabajo Bip Bip, Correcaminos, Speedy Gonzáles y La Novicia Voladora. Gustaba caminar a velocidad. En sexto de primaria realizaron competencia atlética de 100 metros, ganando medalla de primer lugar. Deseaba ser corredora y fue hasta los 19 años que logré mi propósito, era de las mayores del equipo y debido a mi edad competía en categoría abierta dónde competían las clasificadas, por lo que mi desempeño fue mediocre, solamente lograba premiación al no ser de alto nivel. Disfruté tanto esa época de mí vida, el cansarme y sudar me relajaba. Ahora a mis 72 años asisto al paseo ciclista dominguero pedaleando 2 horas y no utilizo el auto de poder hacer el recorrido a pie.
# 136 María Rosa Cadena Vargas
Dar cuerda a tus piernas, en tiempos de pandemia
Recuerda esto: cuando corres a primeras horas de la madrugada, te regalas un pedazo de cielo, una ráfaga de aire, un arco iris de colores imposible de imitar. Y con el amanecer, empieza a hacerte compañía las voces de la gente, el ruido de la puertas. El atletismo, para mi, es un respiro de alegría, un ritmo cardíaco regular y una sonrisa que dura todo el día. Es un tiempo en el que te regalas -tu debes saberlo-, una confesión de fuerza de voluntad, un segundo de confianza, una experiencia de fortaleza. Correr en tiempos de pandemia, es la certeza de volar, aunque sea solo por dos horas.
# 135 Yara Alejandra Taboada Cabrera
¿Por qué hago esto?
¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué me arriesgo a perder esta carrera? Tal vez sea la esperanza que mis padres han puesto en mí; tal vez sea por los gritos de mi entrenador; pero, ¿yo por qué hago esto? Escucho el silencio asesino de los últimos segundos que me quedan antes de dar el primer paso a un futuro incierto. Pasan por mí mente las imágenes de mi madre apagando la televisión, apresurándome para llegar al entrenamiento cuando tenía 8 años. Aún huelo el smog que inundó mis sentidos cuando bajaba del bus, hace apenas 2 semanas cuando iba con retraso a la pista. Todavía puedo recordar a los hombres que me seguían cuando salía de entrenar… Y entonces recuerdo por qué hago esto. Ahora solo debo hacer exactamente lo mismo que hice en aquellos momentos: Correr.
# 134 Sara Solla Refojo
Siendo conscientes
Calentamiento, trotes, apretar coleta, sorbo de agua y sonrisa oculta tras la mascarilla, todo preparado para escuchar el pum de la pistola retumbando por el paseo de San Antonio. La San Silvestre Salmantina ha calentado sus motores tras la impaciencia generada tras su última suspensión, y esta arranca en 3, 2, 1, … Atletas profesionales y corredores populares vuelven a estar unidos por, el no reconocido, octavo arte: el deporte. Este año no importa el dolor, no sentir las piernas o que el frío cale los huesos, este año lo que importa es que la sensación de felicidad invada tu cuerpo necesitando gritar y llorar por poder estar ahí, vivo y notando como se eriza la piel con el solo hecho de escuchar los aplausos y ánimos del público. - ¡Sara! ¡Despierta! ¿Con qué soñabas? – Soñaba con la libertad y el sueño de muchas personas, cariño mío.
# 133 Yolanda Reig Otero
Os siento
He soportado el paso de peregrinos, resistido injustas guerras y dolorosas derrotas. He llorado equivocados juicios, sentido el traqueteo de carruajes y desafiado al caudaloso Tormes. He notado vuestras caricias, cuidados y mimos y el suave masaje de vuestras pisadas sobre mi sensible calzada. Soy de piedra robusta agrietada por el paso del tiempo, arrugada por el frío cierzo y el bochornoso serrano. Pero hace un año os eché de menos… Fueron meses sin vuestro ajetreado ir y venir. Fueron días solitarios: el tajado verraco, el furioso Tormes y yo, solos, escuchando el silencio de la noche. Ahora os siento antes de que el sol se atreva a aparecer, os escucho jadear a cada paso de vuestra carrera al anochecer, noto cómo vuestro sudor salado me golpea y penetra por mis poros. Me reconforta… ahora sé que nuestra Sansil multicolor masajeará otra vez mi envejecida félsica piel.
# 132 Ana Belen Diego Lopez
LA FIGURA DE DON MIGUEL
No se porque planea por mi mente la figura de Don Miguel ¿será porque es 31 de diciembre? ¿será porque hay niebla?, que húmeda, se mete por la piel y por los músculos hasta instalarse en la caña de los huesos,, penetrando sigilosa como la fina hoja de un cuchillo. Hace frío en el Paseo de San Antonio. Es invierno y termina el año, otro más, y la guinda a ese final es volver a correr, es de nuevo participar, por enésima vez, ¡¡ es la gran San Silvestre Salmantina, de un prestigio total!! Y experimentar la sensación de libertad siendo uno más en esa gran marabunta multicolor que avanza alentada desde las aceras por fervorosas gargantas. Lo de menos es ganar, lo más es disfrutar, recorriendo con un dorsal los más bellos lugares de mi ciudad.
# 131 Javier Rodríguez Calero
Carrera Lograda
Su paso lento y firme hizo que cruzara la meta de la carrera cual buque rompehielos. Aquel día de calor ensordecedor, se había jurado pintar el suelo de todo el trayecto con inmensas gotas de sudor. Tanto aire conquistado por una respiración cortante, reseca, infinita, ahora daba paso a la calma. Mientras desanduvo los últimos metros de la recta final sus sentidos se comprimieron en una argamasa de percepciones fugaces y densas; solamente atinaba a dejarse guiar por la inercia de sus piernas. Ni gritos, ni gestos, ni confeti volando en el cielo, nada lo distrajo de la profunda batalla sicológica que había comenzado a librar desde el kilómetro cero. De repente silencio… ¡lo logró! Ahora otras gotas emanadas de sus ojos inundaban el universo circundante, o acaso su universo interior. Aquel se convertiría en uno de sus días más felices. Nunca recordó en qué puesto había acabado, nunca importó.
# 130 Tomás García Merino
EL REFUGIADO
Suena el disparo y arranco a correr. No miro hacia atrás. Amplío la zancada, sorteo los cuerpos, avanzo rápido, mi respiración se acelera, mis fuertes piernas me hacen volar. Ya no siento el peso del kalashnikov a mi espalda, metro a metro va disminuyendo la carga de las muertes en mi conciencia. Veo muchos rostros, me atrevo a mirarlos a los ojos, no veo miedo, ni odio, solo entusiasmo, alegría. Un rumor creciente llega a mis oídos: son aplausos, gritos de ánimo. Alguien pronuncia mi nombre a voces, otros le imitan. Cada vez la meta está más cerca, no sé si ganaré esta carrera, pero no me importa. Solo quiero correr en libertad por las calles de esta ciudad que me ha brindado una segunda oportunidad. Esta carrera me ha devuelto a la vida.
# 129 Ana Isabel Rodríguez Vázquez
Fenómenos naturales
Correr la San Silvestre es de las pocas cosas que todavía seguimos compartiendo. El día amaneció tan frío como muestras últimas conversaciones, con nubes negras que amenazaban con desatar su furia sobre nuestras cabezas. Al comienzo de la carrera avanzaste como un tornado, y te perdí de vista entre la multitud. Mantuve el ritmo, y unos kilómetros más tarde, te alcancé. El cielo se había despejado, tus pasos se acompasaron a los míos y llegamos juntos a la meta. Yo con un temblor de magnitud siete, a punto de derrumbarme, y tú con los ojos inundados, derramando sobre el dorsal ávidos ríos de agua salada. -No te preocupes, dijiste al abrazarme, solo son cuatro gotas.
# 128 María de la Paz Valero Uceda
Reencontrandome
Y como cada año volvía… Ya llevaba años fuera de Salamanca, pero nunca faltaba a la San Silvestre, allí volvía con los míos, con mi gente, con mis amigos de niña y mi familia, a la cual por motivos de trabajo muy poco podía ver, pero si algo sabían que en esa fecha volvería. Era mucho más que una carrera, era sentirme libre, alejada de aquel estrés que tenía lejos de allí, entre sus calles me sentía feliz. Sin embargo un día todo cambió... El silencio se impuso, un maldito virus nos confinaba en casa, quitándome la oportunidad de hacer lo que desde niña había hecho, en esos meses de soledad encerrada en mi apartamento comprendí que era mucho más que una carrera, la San Silvestre era mi nexo de unión con lo que en verdad nunca debí de dejar de ser… YO MISMA.
# 127 Fabiola Moreno C
Aleph: El sueño de la carrera
Al dar la vuelta en el carril interior de su pista convencionalmente mereció los 400 metros, lo que equivaldría a menos de 8 pies a un cuarto de milla. A medida que la distancia de la carrera se estandarizo internacionalmente, la pista de 440 yardas (cuarto de milla), que era el estándar en su España del alma, hasta décadas recientes, fue eliminada. Cuatro vueltas de una pista al aire libre fue equivalente a 1600 metros; esto es 9.3 metros, o poco más de 30 pies, menos de una milla. La fuerza equivaldría a un lugar de la masa por la aceleración, todo estaba ya calculado, cuando de arranque se trate solo sería calcular la velocidad, y pasa cada pierna en un vector midiendo cada paso el desplazamiento sobre cada tiempo. Ritmos de contracciones y la relajación de sus quinientas formas de manifestar el querer ser una carrera al tiempo.
# 126 Ana Esther Méndez Romón
No somos nadie
Este año, por fin, vamos a debutar. Durante mucho tiempo hemos sido pioneras en traspasar la imaginaria frontera de partida que separa la quietud de la agilidad. Las primeras en galopar sobre rutilantes adoquines y en deslizarse a lo largo del terso y contundente asfalto. ¡Ah! ¡Qué placer proporciona el chasquido de la goma percutiendo sobre el empedrado, delineando hipotéticas vírgulas que se entremezclan con las sombras. Y de pronto, una última exhalación, un postrero impulso, el final de una epopeya. Atravesamos la meta, la gesta está cumplida. Cantarán loas que proclamen nuestro vigor, las crónicas ensalzarán nuestra generosa entrega. Presentimos que el momento está próximo. Fermín abre la puerta, se acerca descalzo con su atavío, toma su dorsal de la San Silvestre Salmantina y... Escoge a otras, unas playeras más tiernas que nosotras, de color tentador y con bandas de rodadura incólumes. Nuestro lance ha concluido. No somos nadie.
# 125 Iara Schusman Nadler
Alma deportista
Gris, aburrida, triste. Tres palabras sencillas que definían con precisión la vida de Juan en el amargo año 2021. A sus 78 años de edad, su rutina diaria se había vuelto tan monótona que su propia existencia le resultaba abrumadora. Una gris tarde de diciembre, se encontraba caminando por la calle cabizbajo. De pronto, visualizó un cartel pegado en el tronco de un árbol. Intrigado, se arrimó a la carta y, con delicadeza, la despegó de su sitio. Con los ojos entrecerrados, se dispuso a leer: "Carrera San Silvestre Salmantina- edición 2021- este mes. Inscripciones abiertas". Al haber finalizado de analizar la noticia, Juan esbozó una sonrisa esperanzada. Tal vez esa era la oportunidad que había estado esperando tan fervientemente… Felicidad, energía, dicha. Al participar en la carrera, Juan experimentó sensaciones que no percibía desde hace mucho tiempo. Se sentía bien, se sentía vivo. Su alma deportista volvía a resplandecer.
# 124 ANTONIA MÁRQUEZ ANGUITA
AÑO NUEVO Y SAN SILVESTRE
AÑO NUEVO Y SAN SILVESTRE No soy de Salamanca. La he visitado en varias ocasiones. Una ciudad alegre provocada por los jóvenes universitarios que se reúnen en la Plaza Mayor y donde cada año celebran el año nuevo a mediados de diciembre. El propósito: festejarla juntos. No sería posible hacerlo en otra fecha. La fiesta no sería masiva. La fecha que marca el calendario, centenares de jóvenes dejan la ciudad para reunirse con sus familias de origen. En Salamanca dejan la otra familia, esa a la que se unen cuando llegan a universidad. Estoy muy orgullosa de mi tierra, Extremadura, pero siento envidia sana de Salamanca donde a la carrera de San Silvestre y a “la llegada del año nuevo” le ponen el corazón cada año. Más de treinta años corriendo por esa ciudad, con más fuerza e ilusión desde que la pandemia impidió hacerlo hace un par de años.
# 123 Jesús Francés Dueñas
Como un astronauta en una catedral
Cariño, tenemos que hablar. Sí, justo la víspera de la San Silvestre, no puedo esperar más. No eres tú, soy yo, pero últimamente te siento desdibujado, borrado y borroso, como algunos medallones de la Plaza Mayor. Absurdo, desafiante, siniestro y frío, como un dragón comiéndose un helado de cucurucho. Te observo esquivo y desubicado, como una rana en una calavera. Te noto enigmático, fuera de lugar y anacrónico, como un astronauta en una catedral. Al día siguiente corrí con todas mis fuerzas, pensando en tu portazo definitivo de anoche. Notaba una tuna desbocada rondando mi corazón y alas en los pies, pero solo era el cordón desatado de mi zapatilla izquierda. Al llegar a meta iba en cabeza pero ocurrió lo inevitable. Tropecé entre el keniata y el etíope y en la foto finish salí con el rostro movido, desdibujado, borroso y el dorsal ilegible .
# 122 M. Salvador Muñoz
POLIZÓN
Antaño el invierno presagiaba un día aciago para la colonia. Esta era esquilmada tras el paso de la estampida. En nuestro trayecto para hacer acopio de alimento cruzábamos a lo ancho el puente romano, era allí donde cientos de humanos masacraban a mi especie. Nosotras corríamos para sobrevivir, ellos por placer. Pero hemos sabido adaptarnos: cuando sentimos el terremoto, nos alineamos a lo largo del puente, hemos pasado de víctimas a espectadores. He nacido para ser reina. Necesito crear mi colonia lejos de aquí. Me quedo quieta en medio de la calzada, espero a la zapatilla que acabará con mi vida o será el transporte hacia mi destino. Mi suerte depende del tipo de suela, a más surcos mis posibilidades aumentan, pues es ahí donde debo aferrarme para no ser aplastada. Es la hora, tenso mis músculos. La deportiva nubla ya el cielo, es una Nike Pegasus número 44.
# 121 Ismael López Martín
Sensibilidad en la sombra
Cualquier día es propicio para ir a Salamanca por primera vez; y si lo haces para correr su popular San Silvestre la ocasión se convierte en mágica. Tal cual. Ese encantamiento ya se aprecia en la salida, donde el aire huele a la emoción de todos los participantes. Desde el inicio me situé en el grupo de cabeza y sentía que mis pies apenas rozaban el asfalto. Flotaba por sus calles llenas de historia como si mi cuerpo estuviera hecho de semillas de diente de león. Cuando llegamos a La Clerecía, mi sombra, extasiada por la luz de ese momento se despegó de mí; y dijo que consideraba un sacrilegio no detenerse a admirar la apabullante belleza de esa calle. Me convenció. Y así fue como perdí una carrera, pero alcancé una meta fascinante; embelesarme en la mejor Compañía.
# 120 Miguel Ángel Moreno Cañizares
Ellas
Encontrarlas se convirtió en una obsesión. Lo habían vuelto a hacer. Al principio supuse que estarían en algún lugar recóndito de la casa, en los armarios o en el trastero, pero no fue así. Dediqué horas a rebuscar entre las bolsas de ropa usada dispuestas para el Punto Limpio. Miré en los muebles de la cocina, por si se hubieran mezclado con alguna compra. Desesperada, me afané en vaciar los cajones repetidas veces, desconfiando de mí misma. Así reaparecieron objetos olvidados. Había pasado su época, pero me emocionó verlos. Era diciembre cuando di con ellas. Estaban en el jardín, enraizadas entre los rosales y medio ocultas. ¡Mis deportivas favoritas! Me llevé una alegría que duró nada. Fui a por una azada, pero al regreso ya no estaban. De nuevo por la San Silvestre. Ellas corriendo por Salamanca, sin mí. ¿Cómo se comportarían? Sólo deseé que arrancaran con buen pie.
# 119 Lydia Descals Samper
Por fin
En tu piedra y en tu entraña, Salamanca, mis últimos pasos son los primeros. Cuando el tiempo va muriendo y el futuro es incierto, tú sigues fuerte y real. Me enraizo en tus calles, y cada pisada es una caricia de un niño a su madre. Recibo el dulce dolor de los tendones desgastados y las fibras inflamadas y me siento, por fin, a salvo. En tu historia y en tu silencio, Salamanca, cada zancada me acerca a la muerte. Dejo marchar el pasado, me entrego al olvido. El mármol de tus cielos de esponja es un bálsamo para las heridas, y en la soledad del corredor me siento, por fin, en paz. En tu sangre y en tu calor, Salamanca, la senda es de ceniza y de ella resurjo. Alzo el vuelo, los pies alados, el alma libre. La meta al alcance, y me siento, por fin, en casa.
# 118 Juan Carlos Ramos Pérez
Ganadores
No siempre hay un gemelo bueno y uno malo como nos han enseñado las películas. Carlos y Luis eran dos hermanos excepcionales. De niños llenaban sus estanterías de trofeos y medallas y, de adultos, su excelencia deportiva les otorgó una beca para estudiar en una de las mejores universidades del extranjero. Ese año, como cada Navidad, volvían a casa y el recorrido por el patrimonio salmantino era toda una tradición. En la línea de salida, los más competitivos se desalentaban al contemplar la musculatura atlética de los hermanos y se consolaban los unos a los otros: “lo importante es participar”. Ambos lideraron toda la carrera pero en la última vuelta, Luis tropezó. Sin dudarlo, su hermano se frenó para ayudarlo. Como siempre, cruzaron la meta juntos y, aunque esta vez ninguno de los dos subió al podio, sus padres nunca habían estado más orgullosos.
# 117 NIEVES CASTAÑO POMBO
¡ A TRANCAS Y BARRANCAS !
Todo lo que necesito para echarme a correr lo tengo :ilusión, ganas, tiempo y zapatillas con cordones, bien anudadas, para dar sujeción al pie. Todo a punto para el "preparados, listos", ahora vislumbrando la meta y dejo el "ya" para el final. Una zancada tras otra y todo el cuerpo dispuesto para el tropiezo, el dolor, el latir cada vez más acelerado del corazón, el salpicar de los charcos, el sentir húmedo de la neblina, el ir viendo a diestro y siniestro, a quienes conozco y a quienes no, sin importarme que en este transcurrir me voy quedando rezagada, formando parte de las últimas del pelotón. Sigo avanzando, ahora una recta, después una curva, de repente una cuesta arriba ¡uf! ya tocará bajar. Vislumbro la meta, otras cuantas zancadas más y ¡ya!
# 116 Josep Castellano Masdeu
Antonio "el piernas"
Antonio “el piernas”. Ya no era el que fue, el tiempo pasa, las ganas no, y “el piernas”, como le conocían todos, se apuntó una vez más a la San Silvestre salmantina, antes había corrido infinidad de carreras de todo tipo y condición, primero casi con alpargatas, a principio de los años setenta, cuando era joven, en las fiestas patronales de los pueblos, en esa época tenía fuerza y empuje y en algunas de ellas puso en más de un aprieto a corredores que luego serían estrellas nacionales. Pero ahora Antonio, apenas podía con su alma, mucho menos con un par de piernas medio torcidas, por la fatiga de tantas y tantas zancadas, desde su magisterio había ayudado a tantos. Hoy empezó desde atrás, esperando llegar aunque fuera el último, pero para su sorpresa, todos se fueron parando y le dejaron llegar el primero, y es que este deporte es así.
# 115 Paulina Griselda Puebla de Dohmen
"DORSAL"
"77 FEBREROS" A veces se necesita un motivo...el mío lo encontré en el 83', desde entonces comencé a correr. Tal vez era la tonta excusa de no ser un deportista profesional, mi edad etc. Siempre encontraba más contra que pros. Hasta que me animé, me motivé. Desde entonces me presento a cada San Silvestre Salamantina, se imaginan antes era veterano "B", ahora soy "H", ya sumo 77 febreros!! Corro lento pero corro, me canso pero no desisto, y siempre llegué a la meta, a mi ritmo, pero he llegado. ¿Cuál es el truco? Antes de colocarme el dorsal arrojo las excusas por el balcón! ¿Y cuando no pueda más? Me pondré un dorsal solidario y desde mi balcón, sonreiré al ver a las excusas volar por los aires y aplaudiré a los motivos correr a la meta.
# 114 Álvaro A. Y.
La huida
Entré en la tienda de deportes y el dependiente al ver mi estado físico me pregunta incrédulo: “¿Pero usted corre?” Que si corro... ¡Llevo toda la vida corriendo! Cuando era niña hacía los 100 metros lisos sobre pasillo para escaparme de la zapatilla voladora de mi madre cuando descubría alguna de mis travesuras. En el colegio, sólo poniendo los pies en polvorosa conseguía deshacerme de los abusones que me pegaban por ser diferente. En varias ocasiones he tenido que salir pitando de una discoteca para evitar al baboso de turno. Incluso me fui corriendo de una iglesia abarrotada de gente porque me arrepentí de mi decisión el mismo día de mi boda. Ahora en Salamanca, tantos años después, por primera vez, corro sin huir.
# 113 Luis Gispert Macián
Me da alas.
La Sansil. Me da alas. Soy como un ave volando por las calles de Salamanca. Con que ilusión me levanto cada mañana cuando aún el silencio sigue acostado sobre los pavimentos y las raíces de los árboles. Y salgo a correr. A entrenarme. Con el pulso latiendo entre la sangre. Con el rocío perlando las hojas de los jardines. Corro como nuestro río, como el viento que hostiga la piedra de nuestras catedrales. Como el sol, que alonga las sombras y se pegan en cada pierna de nosotros, corredores que izamos al aire nuestra aventura sublime.
# 112 Miguel Nombela Blázquez
El canto del pájaro loco
De camino al Cajón 3, bajando por Honduras, fantaseaba, decidido a no limitar sus retos, sino a retar sus límites. A la altura de Poeta Iglesias, superado por el grueso de los corredores, resistía, persuadido de que la esperanza es el sueño del hombre despierto. En la Rúa Antigua, sintiéndose lastrado por el peso de las piernas, se aferraba a la idea de una fuerza más poderosa que el vapor, la electricidad o la energía atómica: la propia voluntad. Llegando al Paseo Carmelitas, un ligero mareo le obligaba a buscar auxilio de nuevo: dejar de intentar algo es estar más cerca del fracaso que del éxito. Enfilando, sin aliento, el Paseo de San Antonio, asomaba a su corazón un titubeo, y dudó sobre la conveniencia de disfrutar del camino y no de la meta. Terminó el penúltimo. Al día siguiente cerró su cuenta de Twitter, y comenzó a entrenar.
# 111 Aldrin Manuel Hidalgo Hernández
Compromiso
COMPROMISO "¿Por qué no estuviste en la carrera?" Los ojos de Juan se humedecieron con la pregunta. No fue una renuncia fácil después de tanto entrenamiento. Aquel imprevisto le truncó su más anhelado sueño para el fin de año. "En las buenas y en las malas". Recordar la frase pronunciada en el altar lo ayudó a detener la lágrima a punto de brotar. "¿Prometes amarla...?" Sonrió. La competencia era muy importante, pero la cirugía urgente de su esposa y su compromiso no lo dejaron dudar en la decisión. El matrimonio era la carrera que asumió para toda la vida, cuando la escogió desde la adolescencia. El próximo año quizás pueda participar. La felicidad de ella al despertar y verlo a su lado se reflejó en su memoria. Entonces pudo contestar la pregunta con toda seguridad. "Falté por el único motivo que podría hacerme renunciar: el amor."
# 110 Sandra García Rodríguez
Vuelo libre
Con el pie colocado en la línea de salida y con los ojos cerrados, si me reduzco al absurdo consigo incluso olvidarme de mí misma. De mi cuerpo, de por qué me encuentro aquí. Si trato de evadirme, de contemplarme de forma extracorporal...consigo incluso cuestionarme por qué la persona a la que observo no es capaz de desplegar unas alas y volar. Ese pie hábilmente colocado contrasta con esos párpados posados y esa respiración tranquila. Qué potencia y qué paz. De pronto, un estímulo, una señal. Vuelvo en mí. Salgo. Salimos. Y vuelo. Sí que vuelo. Estoy reuniendo dentro de mi cuerpo toda esa energía que se había extraviado y que cuestionaba mis capacidades. Ese espíritu (mío, propio) que se preguntaba si desarrollaría la capacidad de volar... Y corro. Corro libre. Vuela mi energía y mi ser dentro de mí. Lo canalizo. Corro, corro, corro. Vuelo.
# 109 ISABEL SANTOS GONZÁLEZ
EN EL LUGAR DE SIEMPRE
La mañana amaneció fría, con esa neblina que te congela las manos y humedece los adoquines. Estoy acostumbrado. Pronto disfrutaremos de algunos rayos de sol que harán más agradable la espera. Lentamente van situándose cerca de mí personas protegidas por guantes y gorros. Un abuelo acompañado de dos niños coloca al menor a mi lado. Él me mira sorprendido y yo quiero devolverle una sonrisa. Una joven de colorida bufanda y gran mochila se agacha en varios puntos y va probando encuadres. El murmullo crece a medida que se completan los sitios que permitirán ver de cerca a los corredores. Comienzan a intuirse las primeras zancadas. El estruendo de palmas y vítores me emociona un año más. Y ocurrió… Mi figura aparece en una de las fotografías ganadoras compartiendo pedestal con el pequeño que agita sus bracitos. Un corredor que apenas roza el suelo me señala cómplice de nuestra resistencia.
# 108 Álex Holgado Fernández
Por todos
Corre el reflejo de torres y cimborrios, la piedra de sol atardecido discurre bajo los puentes. Corre sobre sus losas de agua el cantarín sonido de palabras viniendo de muy adentro de la Historia. Y tras la bazabrera de los siglos, nuevos empujes generosos delinean las calles por una causa, la San Silvestre. “Tengo mi nombre escrito en el pecho para decirte que cuentes conmigo”, dice Helman, encarnación de un antiguo dios en centenares de salmantinos que corren y multiplican el mensaje. Cuenta la leyenda nueva que ya no son armas ni cobres lo que trafican, sino un alarde: sitiar el miedo y corriendo vencer al enemigo invisible que asola la tierra celtíbera. “Ninguna de las numerosas tribus que se impusieron a espada pudo sofocar mi alma”, sentencia Helman y, desde el teso donde arde viva la llama de Salamanca, baja un Tormes de corazones que corren por todos.
# 107 Omaira Vivas.
"EL MILAGRO DE SAN SILVESTRE"
EL MILAGRO DE SAN SILVESTRE. Desde niña había inclinado mis preferencias por el atletismo, mientras otras niñas jugaban a las muñecas yo me entrenaba sola, colocaba marcas para ir aumentando la meta en cada carrera que me proponía… Mi padre creía que era juego de niños. Pero cuando mi instructora de deportes le habló de mi condición para la competencia en carreras, todo cambio. Uno de mis sueños era competir en La San Silvestre Salmantina, la cual es es una carrera popular organizada en Salamanca por el Club Deportivo "Padre Basabe", esta competencia se lleva a cabo en Salamanca el último domingo del año. Ya no tan niña pido a San Silvestre, me conceda ganar este evento, cuando se ama el deporte las limitantes las ponemos los competidores... El bullicio no me dejaba escuchar, anunciaban los ganadores, yo con la pequeña imagen de San Silvestre entre mis manos esperaba su milagro… ¡Ganar¡ …
# 106 JOSÉ ALFREDO BOJACÁ ZAMBRANO
¡ALIENTO DE VIDA!
No supe en qué momento me estrellé contra el muro. Quizás pisé alguna piedra, quizás mis pulmones quedaron paralizados sin llevar el precioso oxígeno a mi corazón, quizás me hicieron zancadilla… ¡Perdí el equilibrio! Me levanté con la cabeza hecha estrellitas. He estado entrenando desde al año anterior y cruzado esta ruta más de 360 veces. ¡Se me han formado callos en las extremidades y hasta en el alma! Los músculos, las venas, las arterias, los tendones, los nervios, mejor dicho, todo mi cuerpo está excelentemente entrenado, así que no puedo perder la SAN SILVESTRE SALMANTINA. ¡Este fue mi propósito y este será mi destino! Me impulso de nuevo. Debo demostrarme a mí mismo que no hay imposibles por más largas y lejanas que se vean las metas… ¡Oh! ¡Milagro! Con el último aliento de vida he recobrado el conocimiento: ¡Estoy en el podio recibiendo la medalla del primer puesto!
# 105 MARGARÁN (ANTONIO MARTÍN GARCÍA)
MIEDO
Llevábamos unos días revueltos, demasiadas amenazas, demasiado peligro, parecía que el mundo se estaba volviendo loco. Eché un rápido vistazo a la calle, mucho alboroto, la calle hervía de gente, seguro que algo pasaba, no era normal tanta algarabía. Mientras me empezaba a poner nervioso oí el disparo. El corazón me dio un vuelco, mi intuición parecía no equivocarse, algo pasaba, algo grave. Me acerqué de nuevo a la ventana con sigilo, todo el mundo corría, presa del pánico supuse, junto a la acera, un hombre empuñando un revolver aún humeante. Me agaché agitado, con miedo, no quería que me alcanzara alguna bala perdida. Mi hermano apareció por el dintel de la puerta de mi cuarto, mirándome extrañado de verme en el suelo me dijo: me voy a trabajar que ya se puede circular por la calle, han dado la salida de la San silvestre.
# 104 Silvana de Fátima Santacruz Burbano
moscas de más
La luz llega como un relámpago a los ojos. El tictac natural de su palpitación marca el ritmo de su carrera. No hay nadie que lo apoye en la larga calle. Revisa exhaustivamente su cuerpo, busca algún rastro de vitalidad. Pero no encuentro nada, solamente siente su labio levemente mordido de un lado. Todo es normal, excepto las moscas de más que revolotean alrededor de su cuerpo.
# 103 Jhon Felipe Benavides Narváez
Espectral
El último atleta cruza lentamente la calle. Algunos entienden que su insistencia, es una manifestación de coraje. Las voces al alentarlo hacen más nítido su cansancio. Antiguas sombras forman el cuerpo del abatimiento. Se santigua y cree entender que el mejor aliento es el menosprecio. Pero cuando la valentía dada por las palpitaciones subyuga su alma, el abrazo de un extraño detiene su compás. Un quejido largo e inhumano se deja escuchar. Lo que parece el crujir de su tórax es la única certeza de vida en la retaguardia de la carrera.
# 102 Amaya Moral Ortega
Juntas
Veo sus rizos ondeando en el aire mientras corre. Sus largas piernas moviéndose armónicamente. Lleva una mochila roja en la que guarda dos botellas de agua con trozos de naranja. Aunque voy abrigada, noto el frío en la cara. Es mi primera carrera, pero me esfuerzo y la sigo. Me sigue. Veo sus pequeños pies moverse al ritmo de los míos. Su rostro concentrado. Me imita y sonrío. Hemos entrenado durante meses y aún así no recorreremos más de dos o tres kilómetros por las calles salmantinas. Sé que haré mi peor tiempo, pero no importa, hacer el recorrido con mi hija va a convertirla en la mejor San Silvestre de mi vida.
# 101 Jorge Gómez Rodríguez
Una vez más
La línea de salida queda lejos de quiénes se presentan por primera vez. De hecho, ni siquiera la puedo ver. A la altura de mis ojos solo hay muchas cabezas y dorsales por todas partes. Me empiezo a encontrar mal... Me agobia la multitud... Hace frío... No se que hago aquí, ni siquiera la podré terminar... y hay tanta gente... Saltaré por el museo, pasaré el puente de las vías y volveré por la Alamedilla hacía casa... Sí, quiero irme. -¡Eh! ¿A dónde vas? Es hacía el otro lado... De repente un calor indescriptible me envolvió. Su mano en mi hombro tuvo parte de culpa, su sonrisa entre risas también, pero la protagonista era su mirada. Ese día corrí como nunca. Fue la primera vez que fui. También fue su última. Desde entonces vuelvo cada año y revivo su mirada, para que puede hacer su carrera una vez más.
# 100 Víctor González López
Por ti, por mí y por nosotros.
Subo la persiana y los cristales están empañados, hace frío, -2 grados dice el termómetro de la farmacia que tengo enfrente. Me asomo y respiro el aire fresco de la mañana. Miro al cielo y parece que hoy va ser un día soleado para que puedas verme. Te prometí hace mucho, en una cena de navidad cuando brindábamos por un año más, o por un año menos, que un día correría a tu lado. A veces las promesas no se cumplen, o no cuando se debería. Hoy correré solo; por ti, por mí y por nosotros. Sentiré cada metro como el primero, o como si fuera el último, sentiré cada aliento, cada surco en el asfalto, cada gota de sudor, como si fuera tú. Hoy yo corro por ti y cada persona que me acompaña en este pelotón correrá también por alguien. Hoy corremos todos.
# 99 Isabel Chiquinquirá Díaz Matos
Obsesión
Esperé la San Silvestre Salmantina durante meses y aunque me dijeron que no era buena para correr, me inscribí. Allí pude verla, difusa, como siempre. No tuvimos contacto, pero no me importó. Estuve tan cerca. Sé que algún día podré besarla, sé que algún día llegaré a la meta.
# 98 Silvia Oller Jurado
Me deshice del reloj
Cuando toda contenta comenté a mis hijos que iba a correr nuestra San Silvestre Salmantina, me dijeron que a mi edad era excesivo. Que ya era bastante que saliera a correr por el parque y que me dejara de tonterías, y que habría mucha gente. Les dije que iba sí o sí. Pero hoy día de la carrera, me han acompañado al punto de salida y me han colocado un reloj que me controlará los niveles, y ellos a su vez a mí en remoto. Van a supervisar mi corazón, respiración, zancadas,… Mis niveles de todo. Corro para huir del control, para sentirme libre, y sin embargo voy a estar controlada. ¡Pero que he entrenado y me siento viva para correr! Ya me pondré yo el límite cuando me flaqueen las fuerzas. Que soy vieja, no imbécil. ¿Tanto cuesta comprender que correr es querer sentir en solitario la libertad?
# 97 MARIA MARS PEREZ
LA VIDA MISMA
Kilómetro 2; tic- tac, tic- tac. Adrenalina. Cada paso cuenta y cada grito de ánimo te motiva para seguir avanzado. Te encuentras en la San Silvestre Salmantina. Te sientes feliz. Kilómetro 4; observas a corredores de todas las edades y aun estando rodeada de gente no puedes evitar sentirte sola. “Esto depende de tí”. Te alejas de tus compañeros sabiendo que el camino os volverá a juntar. ¿Confías? Kilómetro 6;en una carrera, como en la vida, hay momentos de debilidad y flojera. Queda casi la mitad. No vas a poder- piensas. Sin embargo, sabes que tu cabeza debe ser tu aliada. Kilómetro 8; esto es un relato corto y esta es la palabra 122; ya no queda nada. ¡Ya casi está! Te invade un chute emocional por lo que decides dar lo máximio de tí. Kilómetro 10; lo has conseguido. No puedes evitar llorar de emoción.
# 96 FRANCISCO JAVIER DIEGO LÓPEZ
Una San Silvestre más
Llegar puntual. Saludar a la gente. Conversar animoso de todo y de nada. Calentar, concentrarse, correr. Sentir la brisa en la cara. Apreciar la libertad. Notar el jolgorio de la gente, llenando calles, plazas, esquinas, y rincones, rompiéndose las palmas con entusiasta algarabía. Ir cubriendo terreno, ir ganando puestos. Pasar junto a mi catedral, con su torre del reloj acariciando el cielo. Atravesar mi puente romano, de piedra milenaria. Transitar mi plaza mayor, la más bonita del mundo. Disfrutar de mi ciudad, y traspasar la línea de meta orgulloso de haber completado una San Silvestre más, y ya no sé ni cuántas van.
# 95 Margarita Delgado Hernández
Volver
Las zapatillas, relucientes y de vivos colores, velaban armas. La derecha armaba color verde, la izquierda lo hacía en color naranja ¡¡Promesas de gratitud!! Era su primera San Silvestre después de cinco largos años en los que una Insuficiencia Renal Crónica truncó su presente, y le apartó de las carreras, de ese mundillo tan especial que conforma el atletismo popular. Mañana era el gran día, el de volver a sentirse vivo otra vez. El de volver a percibir los aplausos y el aliento del público abarrotando las calles salmantinas, su ciudad. El de volver a cruzar la línea de meta, esta vez sin importar ni el tiempo ni el puesto, sólo terminar, mirando al cielo y dando gracias a aquel anónimo donante que un dia le regaló un órgano y le devolvió la VIDA.
# 94 Ana Sanz Cillero
Patrimonio de la Humanidad
Cuanto ha dado de qué hablar y lo que nos hemos reído los salmantinos con el cambio en el reglamento de premios de la pasada San Silvestre: «Se concederá trofeo a los tres últimos clasificados de cada categoría». Excepto por los "puristas" de las carreras, que compitieron de la manera tradicional, la prueba fue lo más parecido a una enorme carrera de caracoles. Muy divertida al principio, hasta que claro, empezó el reguero de abandonos: papás y mamás fueron los primeros por las obligaciones obvias, siguieron los impacientes, los que les daba vergüenza, los que tenían que trabajar, los que de manera urgentísima necesitaban ir al baño... A día de hoy, diez meses y medio después, aún quedan veintisiete corredores repartidos por las calles de la ciudad. Ya están incluso catalogados como patrimonio cultural de Salamanca. Esta misma mañana, Xu Hongfei les ha dado una mano de esmalte dorado.
# 93 Mª Paz Plaza Santamaría
CORRER, VOLAR
CORRER, VOLAR Los días antes de la celebración estaba tan nervioso como ilusionado, preparándome con mis entrenamientos para participar en la San Silvestre. Recorrer las calles de mi ciudad, Salamanca, pasando por los itinerarios programados, me transportaba al mismo momento de la carrera, me hacía muy feliz. Escogía los momentos en los que la ciudad estaba más silenciosa, lejos de todo bullicio, como dormida, me dejaba llevar. Al llegar a casa plasmaba en mi diario mis emociones, lo que había sentido. Día a día repetía el recorrido, era un auténtico placer volver a recrearme en la belleza de los sitios por donde pasaba, oler su olor, pisar sus piedras. Iba corriendo como volando, era como si el cuerpo no me pesara, tal era la sensación. De repente la pandemia lo paró todo y con ella llegó la tristeza. Pronto pasará todo, por fin volveremos a volar por mi querida Salamanca.
# 91 Ana Isabel Velasco Ortiz
ALMAS HERIDAS
Participar en la San Silvestre Salmantina era la ilusión perseguida desde hacía tiempo y… ahí estaba. Sentía una especie de emoción en el pecho que se le antojaba pura felicidad. Recordó los momentos de esfuerzo, tesón, incertidumbre, querer rendirse, tomar aire y regresar la confianza empeñada en sus posibilidades. Sin previo aviso, alguien acompasó el paso a su ritmo. Aquel rostro le resultaba familiar. El extraño dibujó una tímida sonrisa y él, supo quién era. Evocó la noche de fiesta, velocidad excesiva, el vehículo precipitándose al vacío. Luego, el profundo rencor hacía el amigo que conducía. El duro entrenamiento se llevó la amargura que ¡tanto le había consumido! Ahora, la pierna biónica le permitía realizar lo que imaginó imposible. Le devolvió la sonrisa y siguieron corriendo. Uno al lado del otro, alcanzaron la meta Se abrazaron eufóricos y tuvieron la certeza de haber cerrado las heridas del corazón.
# 90 Angel Saiz Mora
CUENTO DE NAVIDAD, MÁS O MENOS
CUENTO DE NAVIDAD, MÁS O MENOS La joven observó el pavimento del Paseo de San Antonio. Sus pies, dos islas en medio de un bosque de zapatillas de colores, contrastaban con su ánimo sombrío. Todas sus amistades, emparejadas o en ciernes, tenían otros compromisos el último domingo del año. Esa noche regresaría a casa temprano, sola. Él, por primera vez, decidió bajar a pie de calle para contemplar de cerca esa nueva edición de la San Silvestre Salmantina, al fin presencial tras la pandemia. Si ella, absorta en su pesadumbre, no hubiese mirado al suelo, habrían tropezado. Sintió el impulso de besarlo. La magia hizo el resto. Sorprendió a su madre con un invitado para cenar, apuesto como un príncipe. Turistas y lugareños nunca se explicaron cómo pudo desaparecer. La fachada plateresca de las Escuelas Mayores de la Universidad amaneció sin su célebre rana, en realidad, sapo.
# 89 Humberto Montero Estrella
Mi papi lleva el 22
Querido San Silvestrito Te escribo para pedirte por mi papi. Para-que-le-hagas-ganar-la-carrera. Concédeme esa gracia de verle a mi papi feliz en ese día; y luego y siempre… Y te escribo también para que lo lleves de tu mano (la de la derecha, porfis…, la-de-la-derecha, porque mi papi es zurdo, y si le tomas de la izquierda, seguro que se aturde y pierde el paso, y entonces se tropieza y cae, y seguro que así no gana la carrera). Papi llevará el 22. Le dicen el Lepra. Tú debes de conocerlo porque ya corrió antes de que lo metieran en la cárcel. Pero ahora que salió, me ha prometido que si gana la carrera no volverá a pegarle ni a mi mami ni a mí ni a Barrabás, que es mi perrita… Ya le pido a mami para que te mande prontito este WhatsApp.
# 88 Sonia Sánchez Rodríguez
AL FINAL DE LA META
Casi dos años han tenido que pasar, para poder volver a correr la San Silvestre Salmantina. Me encuentro en la zona de salida, la carrera está a punto de empezar, estoy nervioso, me tiemblan las piernas, volveré a verla, como cada año anterior a la pandemia, llena de vitalidad quedando a pocos metros de ser la ganadora. Voy buscándola entre la gente y creo verla, pero no es ella, necesito encontrarla, saber su nombre y ser lo suficientemente valiente para pedirle su número. No logro distinguirla, la carrera ha terminado, ¿dónde se abra metido?. Alzo la mirada para ver al ganador y descubro en su camiseta el rostro de ella. Una sonrisa se dibuja en mi cara, a la vez que mi pecho se oprime cuando logro leer: “Responsable, joven y fuerte y, aún así, consiguió llevarte. Esta carrera es por ti, mi ganadora, en tu memoria, Rebeca”.
# 87 Juana Algaba Jiménez
Una noche más
Todas las noches, desde hace cinco meses, me escapo de mi cuarto para reunirme con ella. Me hace un hueco en su cama, y en silencio y cogidos de la mano, hablamos en susurros, hasta quedarnos dormidos. En esas conversaciones nos hemos ido conociendo y queriendo. Hemos descubierto todo un pasado en común, como las San Silvestres en las que tuvimos el gran placer de participar, y en las que el destino, decidió que teníamos que esperar para conocernos. Esa carrera, la mejor del mundo para nosotros, nos dejó muchos y buenos recuerdos de los que podemos hablar durante horas. Por la madrugada, haciendo el menor ruido posible, vuelvo a mi vacía habitación, todo lo rápido que me permite mi viejo y cansado cuerpo, a esperar el trajín de la residencia, Y sueño despierto con poder disfrutar de esos momentos una noche más. Sólo una más.
# 86 Iván Parro Fernández
¡Por papá!
-Ya sabes lo que te dijo el médico, mamá: 30 minutos al día de ejercicio. Sin apenas fuerzas, con visibles secuelas provocadas por el maldito virus, Vega sólo quería sentarse en su sillón y disfrutar de su concurso favorito. - En cuanto estés mejor vamos a pasear juntas por la Alamedilla. Ya verás. De aquí a fin de año corremos juntos la San Silvestre como hace veinte años, ¿te acuerdas? Aún me viene la imagen de papá aplaudiéndonos emocionado. ¡Cuánto le echo de menos! Este año decía que sería su última carrera (bueno, lo llevaba diciendo diez años), y ya ves, el puñetero virus también le arrebató su grandioso final. Nina alentaba emocionada por el pasillo a aquella mujer valiente y decidida: - Vamos, mamá, que nos queda muy poco. ¡De aquí a la Sansil por papá! ¡Nada ni nadie va a poder ya con nosotros!
# 85 David López Cepero
Un milagro inadvertido
Cada día observo un rosario de personas mirando hacia arriba, buscándome con rostros asombrados, perplejos, paseando una sarta de rutinas a la que llaman vida. Pero hoy todos pasan de largo, acelerados, algunos a ritmo frenético. Una multitud multicolor hace vibrar los adoquines; sus pisadas huelen a conquista, a heroico sentir de gesta, a esfuerzo, ilusión, esperanza, familia… ¡Huele a Salamanca! Tiene su aliciente no ser la protagonista alguna vez, poderme camuflar entre esa multitud que aplaude mientras se celebra una lucha pacífica, donde no se permiten más armas que el blandir de las piernas. Varios siglos de existencia dan para mucho, pero estos últimos años, casi cuarenta, han sido diferentes. Mi corazón de piedra vuelve a latir cuando se celebra la San Silvestre. ¿Quién le iba a decir a una rana de piedra como yo que el calor humano podría provocar en mí semejante milagro?
# 84 Manuel de la Peña Garrido
QUOD NATURA
A cien metros de la meta, O´Hare, la maratoniana liebre, yacía más inconsciente que nunca. Buscando poses extremas para pavonearse en Instagram de su inminente y enésima victoria, sus contorsiones la habían desequilibrado. Tuvo tan mala suerte que su hueca cabecita impactó contra un vengativo bordillo. La atendían algunos sanitarios. El resto del mundo -periodistas, organizadores, patrocinadores, aficionados congregados en el Paseo de San Antonio- solo tenía ojos para su eterna rival, Vega, la tortuga del Tormes, quien avanzaba agónicamente, balanceando el dorsal pegado a su caparazón. "¡Vaaamos, Vegaaa!", animaban entusiastas. "Nuestra tortuga… no se arruga", coreaban eufóricos. Entonces los demás corredores alcanzaron un unánime pacto telepático: nadie se aprovecharía de la lesión leporina ni nadie cruzaría la raya antes que la criatura testudínea. Mucho después, Vega abatía la cinta con un testarazo (Flashes. Confetis. Sirenas). - Quod natura… dat, Salmantica multiplicat –sentenció categórica cual catedrática charra.
# 83 Luis A. Alburquerque
Inercia
Algunos creen que la tierra sigue girando sobre su eje por inercia, porque se creó y creció girando, los pobres. El planeta sigue girando por la gente que se mueve, los que se mueven rápido, los que se levantan cuando caen, los que son capaces de no cesar en el intento, los que confían, los que miran hacia adelante y se secan el sudor. Lo que es cierto es que el final llega si el planeta se nos para. Así que no lo dudes, sigue pisando fuerte, apoya la suela de tu zapatilla, engancha con los dedos, empuja y haz fuerza y repite. Sentirás el movimiento. Eso hará que no pare el ritmo. Siéntete energía, transformable, finita, y no pares de correr, por ti, por todos, por futuro, no sé. Pero corre por lo que más quieras, corre, hasta al menos, dar el relevo.
# 82 JOSÉ REINALDO POL GARCÍA
PERDEDOR TOTAL DE LA SAN SILVESTRE SALMANTINA
No se inscribió a la carrera porque se creía que era invencible y ganador de esta y todas las pruebas. Se metió entre los corredores. Venía codo con codo conmigo, quería empujarme a la muerte, que cayera inerme antes de la meta. Era dura la competición. Amarré bien las zapatillas y sin miedo corrí; pues sabía que no aguantaría el circuito. Los otros atletas decían: " No llegará a la meta, pues le vencerá él" Hubo momentos que estuve a punto de claudicar, pero mi fuerza de voluntad me hizo llegar a la meta. No obtuve podio, pero muy pocos supieron que fui un as. Vencí al que me quería eliminar de la carrera de la vida para que nunca más participara en este salmantino evento. Pero,!Te derrotéee!
# 81 Nacho Tapia Vicente
El Cantante Irlandés
Después de haber escalado las montañas más altas, corrido a través de los campos, gateado, subido los muros de diversas ciudades; besado dulces labios de miel, hablado con la lengua de los ángeles y estrechado la mano del diablo; el cantante irlandés, tras franquear el Puente Romano en el kilómetro tres de la San Silvestre Salmantina, miró a la derecha y supo que al fin había encontrado aquello que siempre había estado buscando.
# 80 CANO D'ANGELO FRANCISCA ESPERANZA
"UNA HUELLA IMBORRABLE"
Ya han pasado cinco años desde aquel fatídico día y todavía no he conseguido superarlo. Es cierto que el tiempo ha ido mitigando el dolor y la rabia que me roían las entrañas. Sin embargo, jamás habrá nada, ni nadie que pueda llenar el vacío que me dejó su partida. Hay algo que ha calado muy dentro de mí y me ha dejado una huella imborrable, su amor por el deporte. Quiero seguir su pasos, dedicarme al atletismo, llevo años preparándome con ahínco para lograrlo. Creo que ha llegado el momento de empezar a competir. Como buen salmantino que era, nunca se perdía la San Silvestre y yo no voy a ser menos y, aunque el año pasado no se pudo celebrar la carrera por razones obvias, este año estaré como un clavo en el Paseo de San Antonio para disfrutar de este evento del que estamos tan orgullosos.
# 79 Frnacisco Jose Munililla Lenguas
NO CONTABAN CON ÉL
Su presencia en la carrera desbarató los planes de la organización. Un año más, acudió a la cita para correr la San Silvestre Salmantina. Disfrutó como nunca del circuito. Pasó por su barrio saludando a sus vecinos y una lágrima se le escapó cuando pasó frente a la escuela dónde fue de niño. Logró acompasar su respiración al suave ritmo que impuso a sus piernas. El dolor de su lesión incurable se difuminó entre el mágico ambiente que reinaba en esa prueba tan especial para él. Entre los aplausos enfervorizados de su público, atravesó la línea de meta como un triunfador. Llegó en última posición. El alcalde, no pudo entregarle la placa que le iban a entregar por su retirada del atletismo. -Al próximo año por si acaso, preparen otra medalla más. A veces ocurre: los últimos serán los primeros. Ahora… ¿qué hacemos?-dijo el alcalde.
# 78 Maria Valeria López
Corre hacia el sol
Corre. Te lagrimean los ojos. El corazón late como si fuese la primera vez. La velocidad no puede detener la emoción. Eres uno pero en tus pisadas avanzan miles. Mira. El mundo dejó de girar y retomó su marcha. Allí está la multitud otra vez. La solidaridad sigue viva. Aumenta con cada vuelta. Es tu bandera. La fe de las catedrales te acompaña. Las piedras te sostienen. La universidad te ve y suma una nueva página a su larga historia. La plaza te acoge. El puente te conecta otra vez al camino. Las puertas se abren. Se rompió el maleficio. Corre ¿Lo sientes? Es como empezar a caminar. Desaparece el tiempo. La ilusión marcha contigo. La libertad está allí, en las gotas que caen del cielo como bendición ¿Son reales? Respira hondo. El horizonte se inclina a tus pies. Allí está la meta. Corre hacia el sol.
# 77 Mika Excusi (seudonimo) Mayka García Hípola (oficial)
Corre, corre
Corre, corre. Corre, corre que empieza la carrera. Corre, corre que hace un frio que pela. Corre, corre que nos da el aire del Tormes, como al Lazarillo le gustaría. Corre, corre que desde aquí se ve la torre de la Catedral Vieja. Corre, corre que se refleja del sol en la cristalera de la Casa de Lis. Corre, corre que en nada estamos tomándonos una jeta. Corre, corre que ya vamos y vemos la rana en la fachada de la universidad. Corre, corre que hemos llegado tras un recorrido monumental.
# 76 CARMEN RUIZ RUIZ
LA PENÚLTIMA AVENTURA DE UN CABALLERO ANDANTE
Dorsal a la espalda, aquel corredor “de complexión recia, seco de carnes y enjuto de rostro”, más que participar en la Sansil, parecía sacado “exprofeso” de alguna novela antigua. Mientras los participantes realizaban sus calentamientos, emitía sentencias que nadie comprendía. Un galgo lo observaba atentamente. Por megafonía anunciaron que las mascotas no estaban permitidas. El extraño corredor maldijo a aquel “bachiller” vociferante, que pretendía separarlo de su chucho. La salida le pilló desprevenido. Logró recomponerse, y encabezando la carrera, extrajo de algún lugar de su extraña indumentaria una lanza, con la que retaba a gigantes y hechiceros. Un tropezón fatal acabó derribándolo contra el asfalto, siendo pisoteado por una avalancha de corredores, que no pudieron sortearlo a tiempo. Finalizada la prueba, un rechoncho asistente ayudó al maltrecho corredor a levantarse. ― ¡Me retiro, fiel amigo! ― “Tranquilo, mi señor, hasta la muerte, todo es vida”, sentenció completamente convencido.
# 75 MARIA PIEDAD GONZÁLEZ JUANES
DIN DAN DON
¡¡Puff!! Disparo de salida, el ritmo de la carrera es vertiginoso, toda la marabunta al mismo son, hace un frio helador esta San Silvestre, pero tenía ganas de correr. Salimos del Paseo San Antonio hacia Canalejas, cogimos Rector Esperabe con dirección al Hospital Nuevo, después hacia Fonseca para ir por las calles más antiguas y fascinantes de nuestra ciudad salmantina, conmigo también salió mi amiga Lia, que es toda una profesional corriendo, pero lo que más me llena, es que había conseguido salir en esta carrera. En la meta mi marido e hija pequeña, me esperaban; para la niña soy su mayor heroína, todavía me observa con una mirada inocente, me ha visto todo el año entrenando en la cinta de casa y saliendo a correr los fines de semana. ¡Din dan don! Suena el despertador y con el pie dolorido, me saca de la ilusión, ayer di un tropezón.
# 74 Begoña Casáñez Clemente
LA FUGA
Has venido. Sabía que podía confiar en ti. Son muchos años deslizando tus dedos como libélulas azules sobre mi cuerpo cada tarde. Tantos silencios compartidos crearon un lenguaje y nos convirtieron en cómplices de este deseo legítimo. Tantas miradas de súplica y negación...y al fin... no sufrirás más por mi. Ahora soy feliz. Abres las ventanas. El bullicio de la San Silvestre invade del cuarto. Este calor a destiempo es inaudito en Salamanca. Los corredores hormiguean las calles. Acércate ahora. Mírame. Solo quiero tus ojos en este momento mágico. Tiéndeme ese puente que me desconecta de la vida. Estas profundidades son demasiado oscuras y asfixiantes. El sol ya se duerme en el mar hasta la nueva aurora. La luz del respirador deja de latir. Te vas. Me miras desde el dintel de la puerta y tus dedos, como libélulas azules, impredecibles y hermosas sobre el agua, me dicen adiós.
# 73 SUSANA GARCIA MICOL
La Salmantina después de...
Me encanta esta sensación de libertad, me encanta ver a mi vecino Manuel adelantarme, aunque tenga treinta años más que yo; y ver a Lucía su pequeña nieta, al lado suyo. Me gusta que me haya acompañado Ikram, que se ha convertido en mi amiga del alma, aunque solo lleve unos meses en esta ciudad . Sin mascarillas, sin toques de queda, sin acordarnos de nada por un rato. Aquí todos somos Salmantinos y todos disfrutamos de nuestra San Silvestre
# 72 Juan Manuel Padilla González
Persecución
Blas, llevaba algo de mucho valor y su perseguidor pretendía arrebatárselo. Corrió sin salirse de la calle intentando zafarse de un hombre de complexión más atlética. El sonido de las cuatro pies y el jadeo de las dos bocas se acompasaron.El perseguidor al fin le dio alcance, y después...le adelantó. Para él fue el primer puesto y para Blas el segundo, en la San Silvestre Salmantina.
# 71 Luis San José López
MALA SOMBRA
He visto cómo acariciabas mis viejas zapatillas a escondidas. Te he visto refugiarte en la caja de las fotos, tragarte la nostalgia con silencio resignado. Te he visto detenerte en aquella instantánea de la San Silvestre Salmantina, con el crono detenido en… ¡qué nos importa la marca! Te he sorprendido mirándome luego con tus ojos negros, sin reproches, sin lamentos, soñando con una libertad que no puedo concederte. Y tuve que esconder los míos detrás de los párpados para sujetar las lágrimas. Y tuve, yo también, que sumergirme en ese silencio mordiente que todo lo consume. No volveremos a correr. No volverás a saltar como una niña pequeña. Regatear, quebrar, esquivar, encogerte y estirarte a capricho, con esa elegancia que tanto me gustaba. La Soledad nos estaba esperando a la vuelta de una fatídica curva con su olor sangre y alquitrán, nos estaba esperando con una silla de ruedas.
# 70 Ezquerra Escudero Luis
Corre, corre...
El viento traslada a su cara el aire como si estuviese vivo, y su hermano empujando la silla con sus ruedas, su medio cuerpo vivo y sus piernas muertas. Pero al viento ¿qué le importa?, si es libre, cruel villano. Y su hermano lo empuja como si quisiera sanarle por dentro, intentando que el céfiro y el celeste curen por dentro, sí, por dentro, ofuscado como si las flácidas piernas fuesen suyas. Y el viento galopa con pies por el asfalto, tantos rostros y tantas caras. Y el celeste luce como si lo imperfecto debiera ignorarse. Que tanto le da que tenga piernas o brazos; y resbala, desliza la brisa por su tez y percibe el esfuerzo, el sudor que recorre a su hermano, y sabe, lo sabe, que está carrera es por rabia. Y entre todos corre el asfalto al viento.
# 69 FRANCISCO JAVIER AGUIRRE GONZÁLEZ
CON LA IZQUIERDA
He ido mejorando mis marcas cada año en la San Silvestre Salmantina. He competido en las ocho ediciones anteriores. Desde que comienza el otoño, no dejo de entrenar ni un solo día. El año pasado confiaba en ganar, pero alguien que no había participado nunca se alzó con el triunfo. Cuando terminó la prueba y finalizaron las celebraciones, me acerqué a él, le felicité caballerosamente y le pedí que me explicara la técnica que había utilizado. “Muy sencillo –me dijo–. Entrenaba con la fórmula del cangrejo, es decir, corriendo hacia atrás y mejorando mis marcas en esa dirección. Hoy solo he tenido que cambiar el chip mental y utilizar la descompresión, el retroceso, puedes llamarlo efecto muelle o efecto rebote, como quieras”. Me he vuelto de espaldas y le he estrechado la mano con la izquierda.
# 68 Víctor Andrés Sánchez
Espíritu de superación
Estaba agotado. Divisaba la meta al fondo, pero de forma borrosa. Sentía que las fuerzas flaqueaban. Incluso empezaban a pitarle los oídos. Su estado de ánimo se llenaba de negatividad. Aún así, hizo el último esfuerzo: recordó cada entrenamiento que hizo, cada momento bueno del año, su canción favorita y, por encima de todo, el apoyo de su familia; sus hijos, sus amigos, esperándole en la plácida meta. Todo ello le hizo reunir las pocas fuerzas que aún guardaba, exhalar el último aliento de esperanza para dar el último empujón. Llegó con lágrimas en los ojos. Lo había logrado, había llegado a su meta: la felicidad.
# 67 Lakshmi Dominguez Quintana
Que no te alcance la pereza. ¡Corre como el viento!
Adrenalina, éxtasis y euforia, cual cargado y conglomerado cóctel de intensas emociones recorrían mis venas. Los bramidos y voceríos de la multitud exaltaban mis sentidos. En ese instante, solo tenía que centrarme en un objetivo: el correr como si no existiera un mañana. Seis meses atrás, mis analíticas de sangre comenzaron a reflejar altos niveles de colesterol. Desde entonces, mi mujer Matilde, ha insistido en que lleve una vida mas activa, animándome a levantarme del sofa y a hacer ejercicio. Empecé a hacer footing mañanero, y animado por un vecino, que era atleta, me impulsé a participar en la mítica San Silvestre Salmantina. Mi esposa me hizo prometerle que entrenaría duro para ello y la completaría. Así que aquí estoy, a paso firme, sin pausa pero sin prisa, corriendo; no para alejarme, no para huir, si no para acercarme. Acercarme a una vida sana, a una versión mejorada de mí.
# 66 Rebeca Dueñas González
Carrera de supervivencia
El pasado domingo comenzaron los juegos de atletismo en la Isla. Palmira se proclamó ayer campeona en velocidad y hoy encabeza la carrera de fondo. Su hermana Magma se alzó con el oro en campo a través y todo apunta que logrará el título en salto de vallas. María, en cambio, ya ha abandonado la isla, se la ha escapado todo, responde a los periodistas con lágrimas en los ojos. Su compañero José la anima, él también está asombrado de cómo transcurren las disciplinas, en lanzamiento de martillo han llegado hasta el mar. Los titulares de los periódicos eran unánimes: “El volcán habla”.
# 65 Isidro Catela Marcos
LAZARILLOS
Llevábamos los dos la lengua fuera cuando, al cruzar el Puente Romano, nos pareció escuchar una voz ronca que embaucaba a un muchacho. Bastó la señal que suelo hacerte en estos casos para que ahuyentaras al hombre. El crío te dio las gracias, aliviado, como si supiera que le habías librado de un coscorrón, y se escabulló veloz entre los corredores. Al llegar a la meta, te aplaudieron a rabiar. Normal. Fuiste el primer perro-guía que concluía la San Silvestre. salmantina. Fíjate, en todas las fotos de aquel día tienes la mirada pícara, como si supieras que habías hecho historia.
# 64 Samanta Ramos Gracia
Vuelta a la vida
—El deporte es una cuerda que puede sacarte del pozo —le espoleó su psicóloga mostrándole el colorido cartel de la San Silvestre. Decidida a afrontar los huracanes que vapuleaban su mente, se dirigió a buscar su dorsal para la popular carrera. «A esto se le llama llevar la ironía por bandera», pensó cuando le dieron el 2020. Ese año había sido especialmente duro para ella. Perdió a su marido y la depresión fue su única compañera de piso durante el confinamiento. Pero el 26 de diciembre de 2021 conoció el atletismo y, desde entonces, se hicieron inseparables. Ese deporte no solo le permitió dejar atrás la ansiedad, apatía y agitación interior sino que también le aportó endorfinas, cobijo y confianza. Ese día aprendió a correr por su vida y, cuando alcanzó la meta, entendió que hay vidas nuevas que pueden empezar justo antes de las campanadas.
# 63 Pedro Ran Pérez
Protegiendo desde la distancia
Todo preparado para el gran día. Salamanca se viste de fiesta, pero también con ropa deportiva. Se respira el inigualable aroma de la felicidad. Este adquiere su punto álgido entre un numeroso grupo de corredores que muestran en sus rostros señales de felicidad, aunque también de nerviosismo. En breve, va a empezar la San Silvestre. Todos los participantes esperan ansiosos el pistoletazo de salida para empezar a deslizar sus cuerpos por el asfalto de esta grandiosa ciudad. Yo, mientras tanto, lamentando enormemente el no poder correr con ellos, lleno mi bol de palomitas, y me preparo para disfrutar del acontecimiento tan especial que celebran en mi nombre. Lo hago desde mi hogar, este en el que resido desde el año 335.
# 62 Juan Manuel Morales Bellido
UNA CARRERA QUE ME LLEVA A TI
Pistoletazo de salida: soy el bebé con el que juegas en la cuna. Arriba en la tabla. Primeros quinientos metros: soy el niño al que consuelas. Me rezago. Piso los adoquines: soy el joven al que ayudas a abrirse camino. Muy fuerte, adelanto puestos. Sobre el puente: soy el adulto al que le toca cuidarte. Mitad de la tabla. Veo la meta: no sé lo que soy, solo que debo mimarte en tu vejez. Últimos puestos. Nos sacan ventajas. Espero a unos ancianos que, ejemplo de esfuerzo, luchan por continuar. Me quedo con ellos. Soy su “liebre”, su muleta, su energía. Llegamos los últimos y nos abrazamos. Somos unos campeones, algunos incluso lloran. Yo miro al cielo sin soltarlos: -Papá, ellos son tú. Debo devolverte lo que en vida no supe ver.
# 61 Dolores Mateos Salvador
Correr es de valientes
Si pudieran preguntar a cada persona del mundo qué echó más de menos durante el periodo de confinamiento, estoy convencida que la gran mayoría de las respuestas se podrían resumir en una única palabra: Libertad. ¿Qué mueve a miles de personas a correr 10kms una mañana de diciembre por Salamanca? La respuesta es idéntica a la anterior. Lo sabes en la línea de salida, décimas antes de iniciar tu cronómetro. En ese preciso instante eres más libre que nunca. Da lo mismo a qué te dediques, tu expediente académico, cuánto dinero tienes en tu cuenta corriente o cuantos seguidores tienes en tus redes. Eres un número de dorsal que en ese momento es tan preciado como un boleto de lotería. Estás convocado, coge tus zapatillas, tus ganas y después, velocidad. No existe el miedo. El miedo paraliza. El miedo bloquea. Porque correr no es huir, correr nos hace libres.
# 60 Mónica Rodríguez Rodríguez
La carrera de Cele
El frío caló hondo en sus huesos. Se ató las zapatillas haciendo doble lazada, asegurándose de que estaban bien sujetas. Cogió la dorsal y empezó a calentar, el día estaba fresco; había estado muchos meses entrenando, tenía un objetivo claro: conseguir el primer puesto en la carrera. Había leído mucho sobre la ciudad del Tormes pero no había tenido ocasión de visitarla. San Silvestre le ofrecía la oportunidad perfecta para recorrer unas calles llenas de Historia. Todo empezó a la hora prevista, comenzó a correr a su ritmo, iba como en una nube, contemplando una ciudad en la que la piedra era la gran protagonista, no quería parar de correr para seguir descubriendo sus calles, sus rincones más recónditos. El corazón se acelera, parece que se va a salir del pecho. Ya diviso la meta, unos metros más y la habré alcanzado, no puedo creerlo, lo he conseguido…
# 59 Sofía Corral Alonso
La persona que llegó a la meta antes de terminar de escuchar el eco del pistoletazo de salida
Corres y no puedes parar, especialmente cuando el frío del último domingo de Diciembre se instala en tus huesos. Millones de ideas te azotan hasta sentir vértigo. Si corres a la velocidad de la luz ves el pasado. Mientras marcho por las calles de Salamanca veo a mis compañeros quedarse atrás, les veo desaparecer en tiempo y espacio; dejan de existir, y de repente veo la ciudad con un aire renovado. Esa casa abandonada vuelve a adquirir vida. Corro sin mirar atrás, pero de alguna forma miro atrás. Cómo ha cambiado todo, cuántos edificios desaparecen ante mis ojos. Nacen nuevas tiendas de aspecto pretérito y negocios que en mi presente pausado dejaron de existir. Alcanzo la velocidad de la luz, veo la punta de ese rayo de sol, único adversario. Veo revoluciones. Veo muertes. Veo paz. Llego a la meta: el resto no ha reaccionado ante el pistoletazo de salida.
# 58 Cristina Cruz Ortiz
Cómete el mundo
Me tragué las cortinas. Me tragué la lámpara, el frigorífico, la cama. Me tragué los cuadros, los muebles, las plantas. Me tragué la pared. El techo. Me tragué la casa entera. Tragué hasta que no pude tragar más porque nada quedaba ya a mi alrededor. Entonces me levanté y, sin obstáculo a la vista, simplemente comencé a correr.
# 57 JUAN LORENZO COLLADO GOMEZ
EL ÚLTIMO
Me apuntó a la carrera un amigo y no se me ocurrió preguntarle a qué hora comenzaba, pero sabía que era la última del año y supuse que debía terminar antes de las doce de la noche. Me preparé para correr la prueba y caminé en dirección a la salida cuando todos se preparaban para dar la bienvenida al año nuevo. Cuando llegué al Paseo de San Antonio solo estaba ella con un gorrito rojo y una botella de cava esperando a alguien que no había llegado. No hubo otro avituallamiento salvo ese espumoso, ni un trofeo mejor que su beso al último clasificado.
# 56 Carmen de Silva Martínez
Más que nunca
Más que nunca 15 de octubre. Aún no sé nada, ¿será posible?, a ver si no se va a hacer, pero como no se haga me muero. Llevo 650 kilómetros corridos en círculo en la azotea de casa, pero no es lo mismo, ni siquiera parecido. Ahí, en todo lo alto, no siento la alegría ni el rumor del viento, ni esa sensación de aquí somos todos iguales que tanto me gusta. ¡Silvestre!, ven ya por Dios, que este año te necesito más que nunca. 25 de octubre. ¡Sí, sí y sí! Por fin lo han anunciado y sí se hace, menos mal. ¡Qué ganas, Dios mío! El 31 me visto de corto... y a correr.
# 55 Boris Luis Cabrera Acosta
La promesa
Cuando sentí que las piernas me flaqueaban invoqué por primera vez al mismísimo San Silvestre Salmantina. Mi cuerpo era una hoguera que se avivaba en cada trote, en medio de esa soledad salvaje que se había desparramado por las calles de esa hermosa ciudad. Justo cuando uno de esos malditos calambres amenazaba con lanzarme al pavimento y pensaba que los milagros habían volado como palomas asustadas, la vi a ella. Ahí estaba ondeando con orgullo su pañuelo de colores en medio de una multitud que le fue encendiendo poco a poco los sonidos a la tarde, mientras me acercaba, por inercia y por principios, a la ansiada meta.
# 54 Silvia Carús
La corrida
Siendo hija de madre viuda encontró un modo de ayudar en casa participando en la carrera de San Silvestre Salmantina. Corría con determinación sobre el asfalto, acortando la curva total del maratón a cada pasada, inmersa en el clima festivo y contagiante que envolvía la ciudad de Salamanca en aquel último día del año. Conforme se aproximaba a la línea de llegada, un remolino de emociones que hasta entonces estuvo controlado comenzó a ser liberado. Lágrimas se mezclaban con el sudor cuando su cintura chocó contra la banda. Sus pasos fueron disminuyendo de velocidad poco a poco, hasta detenerse completamente para caer de rodillas en el suelo. Una multitud la rodeo. Numerosas personas se aproximaron, haciéndole preguntas que no consiguió distinguir. En cuanto periodistas y fotógrafos, registraban el momento en que era ovalada por el público. Objetivo conseguido, ahora podía ver su sueño cumplido de ir a los Juegos Olímpicos.
# 53 Sarai Ruiz Soto
San Silvestre Salmantina quiero salir, quiero correr
Sangre, 180 pulsaciones, bom,bom,bom. Mi corazón late por las calles, quiere salir, quiere correr. Sudor, busco su mirada, necesito su presencia. Mi piel suda por Salamanca, quiere salir, quiere correr. Lágrimas, el frío invierno las hace sucumbir. Quieren salir, quieren correr. San Silvestre Salmantina, quiero salir, quiero correr.
# 52 Diego Gaspar Rodríguez
Mi carrera
Inspiro. Mi corazón bombea incesante. Llevo esperando mucho tiempo este momento. Mi momento. Espiro. Los gemelos se contraen al impactar contra el suelo. Cada paso me acerca un poco más a mi destino. No contaba con llegar este año. Desde el principio, todo se había puesto en contra. Los niños, la mudanza, el maldito covid… Para terminar de complicarlo, me tocaba trabajar el 26. Por suerte, un compañero había cambiado su turno a última hora y allí estaba, un año más, en mi carrera. Aumento el ritmo. Los gritos de la gente me advierten de que estoy cerca. Adoro esta sensación. Puedo ver la meta. Solo un último sprint… ¡Llegue! Emocionado, aplaudo al pelotón mientras pasa frente a mis ojos. Justo a tiempo. Respiro. Otro año igual, vivo a dos calles y casi no llego a la maldita carrera. El año que viene a ver si me animo y participo.
# 51 HELENA GARCIA ARNAU
FOTOGRAFIA
Me situó con mi cámara fotográfica en la línea de meta de la San Silvestre Salmantina. En la espera por ver llegar a los deportistas, me pregunto cuáles son sus pensamientos durante la carrera. Barajo algunos verbos: participar, llegar, ganar, terminar. Percibo que va a entrar el primer corredor. Rompe la cinta y levanta los brazos en señal de victoria. Su rostro refleja la emoción del ganador. Plasmo el instante en mi cámara. Momentos después, entra el segundo atleta. Una chica del público se aproxima a él y lo abraza. Capto la escena. Levanto la vista. A buen ritmo, está llegando la primera mujer. De repente, gira la cabeza para mirar atrás: otra mujer le pisa los talones. Respira hondo, aminora la velocidad y alarga el brazo para cogerla de la mano. Entran juntas. Ella ha decidido compartir el podio con una compañera. Esta es la fotografía que quiero hacer.
# 49 Gloria Fernández Sánchez
Beatriz y Luisa
Beatriz Galindo y Luisa de Medrano se disponen a correr la San Silvestre, ante el asombro de Miguel de Unamuno y fray Luis de León, quienes acaban admitiendo que las jóvenes han llegado por fin a un siglo que es el suyo.
# 48 Marisol García Romero
La trocha
La trocha Mariela se había cansado del país, de la gente, de la desesperanza, de una pensión que no alcanzaba ni para volverse viciosa. Con los pocos dólares guardados entre los genitales, lo suficiente para vivir dos semanas, esperaba al trochero que la pasaría al otro lado. Se subió rápidamente; la decisión estaba tomada, lo abandonaba todo. Nerviosa esperaba que ningún guardia o paramilitar los detuviera y los robara o matara. Salir de aquel país era como huir de una prisión. Cuando llegó a Colombia, sintió miedo: ¿ahora qué haría, viviría en un hotel, hablaría con otro acento, trabajaría de limpiadora? ¿Qué haría con esa libertad infinita que se abría ante su mirada? Había logrado lo que tantos venezolanos querían: migrar, sin embargo, una especie de angustia la poseyó. Era vieja, sola y con una libertad demasiado grande para cualquier migrante pobre en el mundo.
# 47 Samy Reyes García
El último vagón del Metro
El metro estaba repleto a las 6 de la mañana. Como siempre había mujeres maquillándose, niños adormilados y estudiantes perdidos en sus celulares. Sintió un ambiente extraño en ese último vagón. Un joven lo observaba lascivamente. El intercambio de miradas lo puso nervioso; nunca había experimentado el deseo de acariciar a un hombre. Pero era un muchacho guapo, delgado y aunque como cualquier otro, con una belleza encantadora. El muchacho sonrío y le hizo una especie de mueca que no entendió. ¿Quería que se acercara? Pero sus piernas no se lo permitían; estaba paralizado y excitado. No podía hacerle eso a Daniela que no le iba a perdonar otra infidelidad, ¡mucho menos con un hombre! Bajó la mirada y entre sus pensamientos dubitativos las estaciones pasaron. Cuando por fin se había dispuesto a acercarse buscó nuevamente los ojos del joven, pero ya no estaba.
# 46 ADELA ORELLANA DURÁN
EL RITUAL DE LA SAN SILVESTRE SALMANTINA
Doce nietos, equipados con ropa deportiva para correr la carrera de La San Silvestre Salmantina 2021, se levantan al unísono. ¡Ha llegado el abuelo, comienza el ritual! Pletóricos, removiendo el mágico elixir, ante la mirada complaciente del abuelo, alzan las copas hacia la foto de la bisabuela, toman un sorbo del preciado brebaje y esperan en completo silencio. ¡El abuelo pronuncia su discurso! ¬“Un año más, me embarga la emoción. Os lleváis, prendidos en vuestros paladares, la esencia y el espíritu innovador de vuestra bisabuela. Llevadlo con orgullo por las calles de nuestra Salamanca. Este elixir de hierbas lo inventó ella para las generaciones venideras. Su objetivo sigue vivo y así seguirá para siempre: ¡Bebed! Ahora, vuestros cuerpos, vuestros espíritus, están preparados para correr nuestra más preciada carrera salmantina. ¡Que así sea! ”
# 45 MARIA ANGELES ALBA REDONDO
DISFRUTANDO EL MOMENTO
El amarillo fluorescente de los cordones iluminaban el asfalto, el corredor casi parecía no tocar el suelo, cada zancada era como una ligera caricia. Un año llevaban las zapatillas guardadas en el armario, esperando la recompensa a su paciencia, a su optimismo, todos esos días de encierro, de calles solitarias, de silencio aterrador. La San Silvestre Salmantina este año era la mejor carrera de su vida, sin pretensiones, con el viento acariciando su cara, las voces de la gente en el trayecto le parecía la mejor de las melodías. Esa sensación de sentirse libre, agradecido de estar allí y en el recuerdo los que ya no estarían.
# 44 Javier
Herencia
Una adolescente corre por las calles adoquinadas con unas deportivas compradas para la gran ocasión. El abuelo paterno de la muchacha va primero. Las zapatillas del año pasado impulsan esos huesos veteranos por las calles de asfalto. Los fantasmas que erigieron el puente y la iglesia principal los saludan a ambos con júbilo. El abuelo casi llega a la meta cuando un músculo le falla. Va a entrar cojeando. Le jode, porque ha entrenado y aprendido mucho para este año ser el primero. Otro competidor se acerca. La gente aplaude. La prensa está expectante porque no saben a quién entrevistarán como el ganador. Pero en esta carrera no hay perdedores ni ganadores, no hay viejos ni jóvenes, solo amantes y herederos de la belleza. Adictos al aire lleno de arte que emanan la arquitectura y el paisaje. El abuelo y la adolescente llegan juntos a la meta.
# 43 TERESA MARTINEZ MORATALLA VALCARCEL
CORRIENDO CONE L TIEMPO
Oí la señal y salí corriendo, corría huyendo de situaciones, de pensamientos recurrentes, de preocupaciones, de conflictos que me habían acompañado durante el año que estaba a punto de finalizar, corría sin mirar atrás para que no me persiguiesen, para dejarlos soterrados en ese año. Corrí con esperanza, poniendo mi vista en el futuro, visualizando todas las posibilidades que encerraban estos 365 días que esperaban ser escritos por mi puño y letra, proyectaba tanta ilusión tantos planes, tantos sueños, tanta fe y confianza en este año por estrenar, que esprinté. Fui consciente del presente, sudando, jadeando, levantado el peso de mis piernas en cada zancada por los empedrados de Salamanca, impulsado por la energía del grupo, me sentí arropado, acompañado y protegido por gente que no conocía, gente con sus propios sueños y proyecciones, todos corriendo juntos en el tiempo, alejándonos del caduco pasado y ansiando un futuro todavía incierto.
# 42 Silvia Asensio García
¡Por San Silvestre!
Lleva un tiempo con muchos dolores en los riñones y cansado. Se lo ha ocultado a ella, no quiere que le llame quejica. Pero ya no aguantaba más y se ha hecho unas pruebas. Acude en solitario a por los resultados. El médico insiste en que se siente. La gravedad de su expresión le preocupa. ―Tiene cáncer de páncreas. Sale de la consulta y las palabras resuenan en su cabeza: tiene cáncer de páncreas, cáncer de páncreas, de páncreas… Abatido, se lo confiesa a su mujer. Pasan algunas semanas. Solo la esperanza de poder participar una vez más en la San Silvestre Salmantina, lo mantiene vivo. Llega el día y antes de empezar la carrera, le dedica un último brindis junto a sus mejores amigos: ¡Por San Silvestre! Consigue finalmente cruzar la meta y segundos después, cae desplomado al suelo.
# 41 JEAN CARLOS CASTRO CARABALLO
Mi próxima carrera
Me levanto. Hace mucho frío. Estoy temblando. Me sacudo con cuidado. Me meto al baño. Abro la ducha. —¡Hoy es el día! — grito fuerte mientras las primeras gotas de agua caen sobre mi cuerpo esquelético pero todavía muy bien parado. Salgo. Me cambio. Me siento en la cama pensando. Los nervios empiezan a aparecer y mi corazón es como si hubiese quedado paralizado ¡Por fortuna tengo marcapasos! Dirijo mi mano hacia mi pecho y me doy cuenta que está súper acelerado. Tomo con dificultad mi par de zapatos, los cuales es como si tampoco los tocaran los años, pues desde el año ochenta y cuatro en esta carrera me han acompañado, y aun, al igual que yo, están intactos. Salgo de casa. Voy trotando hacia el lugar de partida de este gran espectáculo. Me ubico. Dan el pistoletazo. Me da un preinfarto. Mi próxima carrera no pude llevar a cabo.
# 40 Claudia Bazzano Alcaine
¿Seguro qué corres?
Doy el primer paso, acabo reculando. La adrenalina del primer suspiro empieza a hacer efecto. Mi cuerpo se siente vacío, mis alas me conducen al objetivo, coger ese suave tejido. Aislado de los demás, oculto entre mis sábanas, nunca miré al frente de la cámara ,hasta ese momento. Rendido ante el bandido de mi cartera ,pude ver el hilo de mi vestido. Empieza la carrera. Tiritando de miedo, corriendo hacia el sol. No son espaldas, son caminos creados por sus pisadas. No hay destino ,pero te acompañan. Andando sin zapatillas, contemplando las maravillas del alrededor. No pierdes, siempre ganas medallas. Terminé llegando a donde nunca me atreví a mirar, mi lugar. Hoy mi hermano corrió por mi, trasmitiendo estos sentimientos como una sinfonía de Chopin. Correr físicamente no es la tarta, sólo una porción . Lo comprenderás cuando estés ahí, en la melodía creada por San Silvestre Salmantina.Estoy contento.
# 39 Sandra Álvarez Sesma
Dedicado
Muchos le dijeron que estaba loco. Algunos se rieron de él sin vergüenza. Incluso su mujer le advirtió de que no lo hiciera. Pero él se mantuvo firme al ver cada día cómo su personita especial volvía triste del instituto. No fue fácil. Por las mañanas entrenaba, por las tardes trabajaba y por las noches se desvelaba preparándolo. El día de la carrera pidió a su familia esperarle en la meta. Ni la mirada desaprobadora de su mujer le hizo echarse atrás. En cuanto escuchó el pitido sonrió quitándose el abrigo. Corrió con los comentarios y miradas del público, centrándose solo en adelantar. Cuando al fin cruzó la meta llegó tercero. Se giró hacia su familia, encontrándose con sus ojos fijos en el vestido de rayas azules, rosas y blanca que llevaba. —¡Se lo dedico a mi hija! —gritó mientras le daban el premio. Ella lloró lágrimas de felicidad.
# 38 MANUEL SERRAO FUNES
ESTE AÑO, ENTRE LOS CINCO PRIMEROS.
Correr la San Silvestre en Salamanca es otra cosa. El año pasado la hice de manera virtual, pero no es lo mismo. Este año me ha mandado un mail la organización con las condiciones. La inscripción se abre mañana y espero conseguir dorsal entre el uno y cinco. No me duelen los dos euros por apuntarme ni los diez de dos mascarillas que voy a comprar ni siquiera los doscientos del viaje y aojamiento. Todo sea por ayudar. En la última, la del diecinueve, hice por encima de las dos horas, pero esta vez estaré entre los cinco primeros. No, no me he estado preparando en altura ni he rejuvenecido. Tampoco me dopo, sería demasiado obvio a mis setenta y tres años. Lo ocurre es que en las autoridades sanitarias exigen la distancia de seguridad de metro y medio.
# 37 Juanma Velasco Centelles
Contención
Compactada contra miles de congéneres polícromos de indumentaria. Saltando sobre mi posición para extirparme el frío que la niebla impone al mediodía salmantino finidecembrino. Cajón 2, indicativo de mi mediocridad física en materia de zancadas. Sola. Lo he preferido así. A mi rollo, al tuyo, le trasladé con determinación a mi marido cuando propuso sacrificar sus potenciales 37 minutos para acompañarme. Cajón 1 para él. Me meo. O eso creo a resultas de la presión vesical. Me meo y no me sorprendo, aunque acabe de mingitar hace solo siete minutos. No obstante, se me antoja tarde para reincidir porque resta apenas un minuto para la salida. Si me urge me dejaré ir. Las mallas absorberán. Y no, me desdigo, no es psicosomático, pero no me podía perder mi tercera San Silvestre patria consecutiva solo por atravesar el tercer mes de mi primer embarazo, aunque mi vejiga se haya vuelto hiperactiva.
# 36 JOSÉ ANTONIO GAGO MARTÍN
INFELIZ DESESPERADO BUSCA...
El año pasado, en la san Silvestre de Salamanca, delante de mí salía una chica disfrazada de cartel publicitario. Solo veía su melena ondulada color miel y unas mallas ajustadas rosa fosforito. Me bastó eso para caer perdidamente enamorado. Memoricé el número de teléfono que llevaba escrito. Durante la carrera iba repitiendo sin cesar aquellos dígitos para que no se me olvidaran, pero en el puente romano me tropecé con un tipo grandote disfrazado de Cupido que llevaba una sábana a la rastra. Con la caída se me olvidaron algunos números y de allí en adelante corrí maldiciendo para mis adentros a Cupido y a toda la maldita mitología. Conseguí llegar a la meta y esperé, derrotado y tiritando de frío, a mi anhelado cartel, pero no llegó. Por eso lanzo esta llamada desesperada. Empezaba por SE VENDE FELICIDAD 624 365 ¿Alguien puede darme los tres últimos números?
# 35 ISIDRO CATELA MARCOS
LA VIDA POR DELANTE
Muchos años antes de leer a Gil de Biedma, Ahmed ya sabía que la vida iba en serio. Corría descalzo por los campos, a las afueras de su aldea. Corría para correr, tal vez un día, en los Juegos Olímpicos. Corría para escapar de la hambruna y de la guerra civil. Fue uno de tantos niños perdidos del Sudán; uno de los privilegiados que acabó en un campo de refugiados, en Kenia. Luego llegaron la adopción, sus padres y hermanos españoles, la pasión por el Barça y el medio fondo, las tardes entrenando en La Aldehuela y los estudios de Magisterio. Se le quedó grabado aquello de que para educar a un niño hace falta la tribu entera. No ha entrado entre los primeros, pero a los que le conocemos bien no nos ha extrañado que, al cruzar la meta, en el Paseo de san Antonio, haya levantado los brazos.
# 34 Gabriel Pérez Martínez
Mal educados
Al dar la salida, varios corredores se quedan quietos: esperan a sus progenitores mientras rememoran el “Quita, que ya lo hago yo”. Los demás arrancan. Minutos más tarde, un atleta evoca el “No llegarás a nada en la vida” y se sienta en un bordillo del que no se moverá. La carrera continúa. De los gemelos que participan, uno va por detrás. Avanza a su ritmo, pero se acuerda del “Igualito que tu hermano” y abandona. En cabeza, marchan tres jóvenes. Quien va segundo tropieza, tirando al primero. “Eres malo”, se dice, y se retira. El que está tendido sobre el asfalto piensa: “Algo habrás hecho” y ni se levanta. A metros de la meta, el ganador en potencia escucha una voz interior que grita: “No teníamos que haberte tenido” y se desploma. Horas después, su cuerpo entra al tanatorio mientras sus padres repiten: “Pero cómo nos haces esto…”.
# 33 MARIA DEL SOL HERNANZ DE LA ROSA
AGUJETAS
Tener un hijo adolescente puede ser complicado hoy en día. O siempre lo fue, no lo sé. Hoy, 1 de enero, sólo sé que tengo agujetas. Agujetas en las piernas debido a la carrera de ayer. Para alguien que no suele correr supuso todo un reto y dejó en evidencia mi falta de ejercicio. Agujetas también la tripa. Desde la elección de los disfraces hasta el momento de quitárnoslos recordando la carrera no pude parar de reír. Y agujetas en el corazón provocadas por cada pellizco que me daba al ver correr al lado a mi hijo, un apasionado del atletismo que no dudó en ir a mi ritmo y animarme. Como ya he dicho, tener un hijo adolescente puede ser complicado hoy en día. Por eso decidí correr con él por nuestra ciudad. Ese rato no ha sido suyo y mío, hemos hecho que sea nuestro.
# 32 Lázaro Domínguez Gallego
EJEMPLO
Corría con elegancia, a zancada rítmica, firme y segura su postura de atleta, y con una simpática sonrisa en los labios, signo evidente de su felicidad, ufano de su participación en la carrera popular de la ya tan famosa San Silvestre Salmantina. En medio de la ingente multitud de corredores, lo reconocimos enseguida. Alto, fuerte, recién afeitado, bien parecido, frente ancha y pelo negro, limpio, brillante y muy arreglado. Nada más verlo, recordamos su lema preferido, constantemente predicado, rigurosamente vivido, que lleva grabado en el corazón:"El ejemplo es lo que vale, lo que edifica, lo que anima, lo que evangeliza de verdad". Desde lejos, nos vio y nos saludó muy amablemente. Era nuestro obispo.
# 31 Elena Rodríguez Talaván
LEÓN Y LOBO
Cuando león le robó la pierna izquierda, el pequeño lobo quedó tocado y hundido. Lobo era deportista, no fumaba y no bebía. Cuando león entró en su vida, cogió el camino que nunca había tomado. Lobo se volvió oscuro y tranquilo, no quería tener contacto con ningún miembro de la manada. Un día, Caperucita Roja, se cruzó en su camino. Desde ese día, la vida le cambió. Comenzó a adaptarse poco a poco a la única vía de escape que tenía: la prótesis. León osteosarcoma le había arrebatado un miembro, pero no la vida. Caperucita Roja motivaba día tras día a Lobo, para que consiguiera lo que quisiera, y así lo hizo, corrió la San Silvestre Salmantina y ganó. Más que un triunfo, fue motivo de superación. Lobo enseñó que la vida no termina hasta que el alma emigra y que como un pájaro, vuela la vida.
# 30 Marcelo Galliano
La culpa fue de la prensa
Julián Pargas fue una indiscutible figura del atletismo. Nadie olvida su corazón de acero para enfrentarse a retos como la carrera de San Silvestre, su brillante habilidad para regular el aire, sus piernas valiosas como diamantes para doblegar los más difíciles desafíos, su frialdad de acero para soportar las envestidas de sus competidores, su simpatía de oro en el trato con los aficionados y, más que ninguna otra cosa: sus dientes de marfil, sus ojos de esmeralda, sus cabellos de plata y su figura de mármol para el deleite del público femenino. Un día, la prensa se hizo eco de semejantes valores… Alertado de semejante riqueza de recursos, el Ministerio de Hacienda decidió empezar a cobrarle los impuestos aplicables a la minería. Desde entonces, el pobre Julián es un atleta más…, como tantos otros arruinados por la fama.
# 29 María Ester de Pedro de la Fuente
Se busca móvil
Todos estábamos expectantes en la salida, muchos disfrazados, todos sonrientes, ninguno quieto. Más público que nunca. Entre el público faltaba yo. Este año animé desde el otro lado de la valla. Comencé con buen ritmo. "Alexa pon la música de los Jim Brothers". Me sentía fuerte. Grité "¡Ole, ole los caracoles!" ¡Seguí corriendo. Estaba vivo ¡Alegría! ¡Ilusión! Ya a punto de cruzar el puente, vi a las chicas del basket Avenida. Pasé a una, dos, y justo al ir a pasar a la tercera, me miró. No pude adelantarla. ¡Qué nervios! Tantos que hasta el móvil se me cayó. No paré. No era momento de tropezar. Avanzamos. Risas, ánimos y miradas se alternaron. Íbamos a acabar casi a la par. Yo seguía con el guapo subido, pero mientras dudaba si al iba a pedirle su número porque quizá la chica era algo más alta que yo, ella... me ganó.
# 28 Luciano García Herrero
No llego
No llego, no llego. Si tenía que haber cogido el autobús. Voy a tener que correr para llegar a tiempo a la salida. Y después otros diez kilómetros corriendo. Cuando llegue a la línea estaré reventado. ¿Un disparo? ¿Eso ha sido un disparo? Y todavía me queda un montón. Voy a salir con los grupos de los disfraces. Este año no haré buena marca. Tenía que haber cogido el autobús. O haber madrugado más. Bueno, ya no hay remedio. Cuando llegue, seguiré corriendo y terminaré, cansado, eso sí. Pero terminaré la carrera. El próximo año, madrugaré algo más. O cogeré el autobús. Haré una buena marca.
# 27 ISABEL GARCIA VIÑAO
COCO-CORRECAMINOS
¿Cómo va a dejar de entrenar Juan para la San Silvestre Salmantina en Navidad? Incluso se ha colocado un dorsal por si este le disminuye el aerodinamismo. Mariela y Juan son pareja. Tienen una niña en común. Juan fue operado hace tiempo de una rodilla y su esposa no le permite correr. Cuando Juan escucha que la niña canta y la madre no está en casa, inmediatamente sube a la buhardilla y entrena. La niña escucha unos golpes rápidos y seguidos. ¿Será el coco? No le tiene miedo. Le resulta tan familiar que lo ha bautizado con el nombre de Coco-Correcaminos. El día de “La San Silvestre”, Juan llega a meta en posición intermedia. Su esposa no sabía que competía y se siente orgullosa. “Sin entrenar y operado. Eres un campeón” —le dice. Nadia, la niña, le susurra al oído: “¿Tú eres el Coco-Correcaminos que entrena en la buhardilla?”
# 26 ALBERTO LOUZAN ESCUDERO
COLORES EN LA CIUDAD
La cuidad espléndida, el frío escarchado, hay ganas de comenzar. Pequeños saltos que calientan el cuerpo y calman la ansiedad. Músculos tensos, el dorsal bien puesto, parece que empieza ya la carrera que tanto añoraba, la carrera de la solidaridad. Fue esto lo que la animó a correr, a entrenar durante semanas, a pesar de la soledad. Ahora, llena de energía, está feliz por participar. ¡Cómo lucen la Plaza Mayor, el Puente Romano, la rana que nos mira trotar! Hemos pasado la mitad. Y sigue avanzando la serpiente multicolor engalanando la ciudad. Ahora en los Comuneros, el Paseo del Rollo, Cuatro Caminos nos espera ya. Las calles rebosantes, aplausos que reconfortan, se cerca el final. El Paseo de San Antonio pronto nos recibirá. Sudores y risas, satisfacción desbordante, ahora toca descansar. La ciudad entera sonríe orgullosa y nos desea Feliz Navidad.
# 25 Javier Risco Bermejo
Un año más
La entrada a la Plaza Mayor es un estrechamiento en bajada. Las piernas aún no duelen y todos nos creemos Kenenisa Bekele, con una zancada larga y la cara aún sin mueca de fatiga. En la cuesta de Oviedo parece que se pare el tiempo: el ritmo baja y subir hasta el parque Botánico se hace eterno. Entre Libreros y Compañía, el ritmo se acelera, temiendo la subida de Ramón y Cajal. El empedrado se nota bajo las zapatillas y los cuádriceps no pararán de arder hasta llegar a meta. La avenida Villamayor se ocupa de ponernos la última puntilla. Hasta Comuneros, es el corazón quien mueve las piernas. A partir del Alto del Rollo, son los aplausos y los ánimos los que nos llevan en volandas. Y, un año más, hemos vuelto a llegar a meta.
# 24 Agustín Pascual Pino
IMÁGENES SUPERPUESTAS
Paseo de San Antonio. Apenas comencé a correr sentí que algunos de los que me rodeaban no se dirigían a la misma meta que yo. Veía imágenes de un hemiciclo donde la oposición insultaba para evitar el debate. Me recordaban, inmovilizados en gris, cuerpos en las cunetas. Decían que ellos representaban lo mejor, pero solo estaban aferrados a triunfos anteriores a los que no querían renunciar y buscaban entorpecer la marcha de los que anhelaban un camino digno. Pero también observé a mi lado pasos firmes, decididos. Vecinos que corrían hacia metas solidarias. Salmantinos conscientes de que décadas de historia no pueden sino afianzar voluntades y crear una sociedad justa. Gentes para quienes cada día es un San Silvestre que nos aleja del egoísmo porque, al final de la carrera de nuestra vida, la copa ganada rebosa de la felicidad de todos. Las imágenes tomaban color y surgía la esperanza.
# 23 ed carosia
DICIEMBRE DEL '84
El barullo atravesó el cristal y se metió debajo de la frazada que tapaba mis orejas, despertó mi curiosidad y me arrancó de la cama. Entre aturdido y molesto, pegué mi nariz sobre el vidrio helado. ¿Qué eran esos golpes en el suelo? ¿Caballos? Afuera se agolpaba la gente. No alcanzaba a oír lo que gritaban, pero recordé que mi abuela hacia días que hablaba de una carrera que pasaría por la puerta de casa. - ¡Vamos, Pedro! gritó mi abuela. Y como si de una orden se tratara, me calcé torpemente las zapatillas y salí saltando en una pierna, en pijama y todo despeinado, atravesé la puerta de calle y salí corriendo como un loco por la acera, en paralelo a los atletas. En la esquina y con la lengua afuera me propuse un día correr con ellos. Apenas cumpla los 10 y me dejen cruzar la calle solo.
# 22 Carlos Javier León Contreras
El gusanillo de las carreras
«Corramos la San Silvestre», me propuso en la segunda cita. Inteligente, bella, deportista... apenas nos conocíamos, pero ya me tenía enamorado y acepté, pese a que no había corrido en mi vida. Justo por la plaza de España, una vocecilla empezó a martillearme la cabeza: «¿por qué no le dijiste que mejor una cerveza?». Qué mal lo pasé, hubiera abandonado si no llega a ser por su empeño; me daba ánimos, me esperaba... me dio fuerzas para continuar. Pasado el Puente Romano, empecé a creérmelo; el público entregado, el ambiente, los disfraces... la carrera era una fiesta que no me quería perder. En el mismo paseo de San Antonio llegó la apoteosis. Con una enorme sonrisa, me cogió de la mano para cruzar juntos y entonces, embriagado de emoción, lo hice: esprinté para llegar por delante, brazos en alto, haciendo el signo de la victoria. Nunca más supe de ella.
# 21 ROCIO FARIÑA SEOANE
Oculto entre el público de la San Silvestre Salmantina la miraba
Descubrió la manera de ver a su hija, tras 20 años, gracias a la San Silvestre Salmantina. Se había enterado de que le encantaba pasar la última tarde del año con sus amigos, que siempre llegaba a la meta, y lo más importante para ella, después de la carrera, salir a tomar una caña con su gente. Y allí se plantaba cada año, mezclado entre el público, viendo a su hija reír, algo que la vida les había privado de hacerlo, y que nunca más ocurriría.
# 20 Francisco Barrios Gil
La foto
La tormenta era gorda, con ella se fue la luz y cobertura de móviles. Marcos empezó con sus quejas, creía que no podía sobrevivir sin su teléfono. Me levante y fui a buscar al trastero algún álbum de fotos con el fin de entretener a mí hijo hasta que volviera la cobertura. Entre bromas parecía conseguir mi objetivo, a Marcos le parecía súper antiguo eso de las fotografías en papel. Entonces apareció ante sus ojos una fotografía que lo cambiaría todo. En ella aparecía yo 20 años atrás, muchos kilos menos, bastante pelo más y esa cara de felicidad de los días de la Sansil. A Marcos le costaba reconocer al chico atlético de la foto. Convencido me dijo que este año sería él quien recorrería las calles de Salamanca y esperaba que en la meta le estuviera esperando para inmortalizar el momento. Quería su propia fotografía de papel.
# 19 Elvis Bada Yache
Hasta el último aliento
El sumbido penetrante del viento; ese que te cala los huesos pero que a su vez te regresa el aliento; una y otra vez continua golpeandome las mejillas pero no lo hace con suavidad sino que al contrario parecen chicotasos pegando con gran dureza, quiero detenerme pero no es una opción ya puedo visualizar la meta pero las piernas se me llenan de plomo y los brazos se desvanecen pero mi espíritu está intacto no tiene ni una sola pisca de cansancio así que arrastra a mi cuerpo hasta la última línea, con el aire apenas los gritos de algarabía de los espectadores me devuelve el aire ese que me golpeaba ahora me acaricia suavemente en señal triunfo.
# 18 Savitry Duarte
Ultimo esfuerzo
Corro, cada vez más rápido. Mis piernas y pulmones queman. Un ultimo aliento, un ultimo esfuerzo, solo un poco más. Entonces lo veo, mientras más acerco, siento que más me alejo, cuando estoy a punto de llegar todo se ensordece, al dar el ultimo paso el sonido vuelve... llegué.
# 17 Maximiliano Sacristán
La duda y los lemmings
“¿Para qué corre toda esa gente?”, me preguntó mi hijo. Era una mañana luminosa, y el cielo estaba tan despejado como mi mente: yo sólo quería participar de la San Silvestre como otros miles de amateurs. Sin pretensiones de bajar marcas personales, ni nada. Correr por la ciudad, engranaje anónimo pero feliz de una serpiente festiva. Pero como Porthos, ese personaje de Veinte años después, la duda infante me inmovilizó. ¿Para qué esforzarse en poner un pie delante del otro, si de todas maneras no dejaríamos de correr hacia el abismo? ¿Engañábamos a la muerte así, o nos engañábamos a nosotros mismos? Por culpa del vástago preguntón se me fueron las ganas de mezclarme entre la multitud. Ellos seguían siendo “entusiastas atletas”, y largaron sin problemas: primero un pie, luego el otro. Yo, en cambio, me había puesto a pensar. “No sé”, le respondí, viendo pasar la turbamulta de lemmings.
# 16 Tatiana Pérez Martínez
La vida en on
Con paso apresurado se dirigió a su habitación y en pocos minutos todo tipo de prendas colgaban de roperos improvisados. No era precisamente conocida por su autodominio, pero, en esta ocasión, hasta ella misma se dio cuenta de su delirante comportamiento. La impotencia se adueñó de su ser. La desazón llegó acompañada de la pena y ésta de las lágrimas. Lágrimas que nublaron la figura materna. -Venga, hija, levántate y recuerda dónde la guardaste por última vez. Antes de que la vida se interrumpiera y tus pies dejaran de volar. Abrió el tercer cajón y allí estaba: su desgastada y mágica camiseta de las competiciones. Se prometió a sí misma recuperar el espíritu de superación que la inundaba tras cada carrera y la humildad con la que sus padres vestían sus triunfos. Dio un beso al retrato de su madre y, añorando su presencia, corrió a inscribirse en la Sansil
# 15 José Luis Pulido Calvo
Pequeño contratiempo
San Antonio 14 justo a mi izquierda, si todo va bien en menos de una hora estaré de nuevo pasando por aquí, satisfecho. Pistoletazo de salida y a la segunda zancada impetuosa sale también disparada al aire mi deportiva derecha, ya te dije que el 44 de tu hermano me vendría un poco grande. Consigo alcanzarla cuando se había posado frente al portal de “La Colmena”, igual que una paloma blanca y gorda a la entrada de la pastelería. Me la calzo de nuevo entre el tumulto deportivo y cuando me quiero dar cuenta ya estoy doblando la esquina de la farmacia con Canalejas. Enfilo derecho el amplio paseo, con decisión, pensando que solo ha habido un pequeño contratiempo. Levanto la barbilla tras el leve giro a la izquierda y, ¡oh no!, la calzada está cortada. Próxima al Parque de la Alamedilla parece varada una extraña esfera de aspecto extraterrestre.
# 14 Hernando Striedinger Cepeda
EN LA CARRERA DE SAN SILVESTRE SALMANTINA
EN LA CARRERA DE SAN SILVESTRE SALMANTINA Venía de pastorear par lesiones. Nadie daba un céntimo por él. Además su salida no sería ideal. La meta aun distaba. Como fuese a media marcha, apurando despuntó del lote. ¡Remontó posiciones!. Adelante corrían peligrosos contenedores. El Etíope precedido de fama aumentaba ventajas. ¡Nunca le desanimó!. Sus entrenamientos los efectuó con su pareja. De hecho ella pegada a la bandera de meta esperaba ansiosa. A cada instante sentía amarla más. Desde chico corría. ¡Creía flotar!. Quien iba al frente se fundiría. ¡Quedaban cuatro!. Algún moreno, sorprendido, volteó a mirarle devorado de envidias. ¡Lo superó!. Otro sufriendo esguinces: ¡Cayó! Ahora iría metido entre los primeros. ¡Palpitaban potentes sus esperanzas¡. Sollozó feliz tras igualar a otro más. El último enemigo ganaba terreno. Frunciendo burlón su gorda boca, alcanzó a mirarle encima del hombro. Con la respiración volada, él imagina se halla al par. ¡Todos aplaudían aquello apoteósico sucedía!.
# 13 Raúl Garcés Redondo
UN CLÁSICO
Su gesto de suficiencia contrastaba con los rostros de concentración del resto de participantes que aguardaban expectantes en la salida a que diera comienzo la carrera. Una seguridad en sí mismo que llamaba, más si cabe, la atención teniendo en cuenta que no destacaba, ni de lejos, por su estado de forma. Una prominente barriga asomaba por debajo de la camiseta del mismo tono fosforito que el ceñido pantalón cuyas costuras a punto estaban de reventar. Pero él se mostraba confiado pues estrenaba las nuevas zapatillas Aquiles, “el de los pies ligeros”. Y como aseguraba el anuncio, sentiría que volaba en lugar de correr. Lo que voló y mas pronto que tarde, fue su ilusión pues al poco de salir se vio obligado a abandonar al sentir un fuerte pinchazo en el talón.
# 12 JOSÉ ANTONIO LOZANO RODRÍGUEZ
EMPIEZA LA CARRERA
CARRERA Salta, se agacha, trota a pequeños saltos sobre el mismo sitio, abre los brazos, los cierra, los vuelve a abrir. mueve el cuello de lado a lado, aspira hinchando los pulmones, suelta el aire a pequeñas bocanadas, hace estiramientos sobre el suelo duro, ajusta bien sus pantalones, levanta y baja su cabeza, hace círculos con el cuello, abre la boca a modo de bostezo, mastica aire, se desplaza con pequeños pasos hacia adelante, hacia atrás, hacia cada lado, tropieza con otro atleta, sonríe, recibe otra sonrisa, mira hacia atrás, cierra y abre los ojos, los aprieta, cruza la mirada con otros, son ojos vivos con cierto aire de nerviosismo que parpadean sin cesar, cierra los ojos, los vuelve a abrir, mira la calle, mira al día que ya ha amanecido y nota el frío, se abraza a sí mismo. Por fin se oye el sonido y empieza la carrera…
# 11 Milagros Terrazo
No más esto.
Día a día el miedo me abrazaba, me alimentaba lo mejor posible, había olvidado mis sanos oficios de escribir. He sufrido los cuidados excesivos de todos los conocidos que tengo, más que nada críticas. Desde ese día busqué modificar mis costumbres para eliminar tan sólo una de la concatenación de causas por las que moriría así, sabiendo con terror que hacerlo podría ser también una causa necesaria para el fin que ciegamente creí futuro.
# 10 lucas astesana
la carrera pendiente
a quien todos sienten pero nadie ve aún vive en mí, atrapado en salto quizás o en una carrera que aún no eh terminado, enemigos nunca tuve, solo quienes perseguían mi rastro con envidia y a los que un día quise y abrí mi mundo, hace tiempo se marcharon como mis recuerdos y mi sacrificio, nunca deje de buscar mis raíces y mis frutos, el valor se fue deteriorando, como si remotos momentos se borraran en un sueño largo y apagado, mi pies sintieron lo que es correr camino a casa, talvez hacia una casa solitaria creyendo que atrás mío llegaría una familia, nunca tuvo visitas pero si un corazón puro, quizás al tomar el atajo de un sendero me eh traicionado, aun así yo soy libre cuando corro hacia ese hogar, mirar atrás nunca fue difícil, lo difícil es llegar a la meta y saber que nadie te espera.
# 9 Gonzalo Prieto Barrera
LA CARRERA DE LA LIBERTAD
Al aproximarse otra versión de la maratón que de costumbre pasa por la penitenciaría, mi cuerpo ya tirita de felicidad y me preparo cual otro atleta más, (me subo una cachucha hecha de humillación para amortiguar el sol, me enredo una camiseta y una pantaloneta hechas de nostalgia, libero unos pies desnudos para ampollar más mi sufrimiento, pego un dorsal en sangre, el de todos los años y que corresponde al número de mi placa condenatoria (1124), y llorando de emoción, me incorporé al sentir el tropel de las zancadas y quejidos, más esta vez al igual que las anteriores versiones fui descalificado al final por unirme cuando esta promediaba, cosa que no me afectó pues postrado en mi celda fría, perpetua y sin violentar barrotes, nuevamente estos se abrieron de repente ante mi imaginada religiosidad por correrla y ha sido otro año más que por segundos he sido libre.
# 8 JOSÉ FERNANDO CUENCA GÓMEZ
VUELVE A CASA, MANUELA
VUELVE A CASA, MANUELA Despedidas alegres e ilusionadas en el bullicio que reina en el aeropuerto. Sonrisas, expectativas. El corazón abierto, las piernas preparadas. Un murmullo caritativo se extiende por las gradas del gran estadio. Las manos en la cara. La joven atleta cojea por el frío tartán. Vuelve a casa, Manuela. Los sueños rotos estallan como un arsenal bombardeado. Miles de horas tiradas a la papelera. Vuelve a casa, Manuela. Una minúscula rotura que hace aflorar las lágrimas más escondidas. Una medalla se esfuma indiferente. Compañeras solidarias que se convierten en muletas. Brazos de todas las razas que arropan sus hombros caídos. Vuelve a casa, Manuela. Las puertas del aeropuerto se abren silenciosas. Impolutas vendas blancas rodean su muslo desnudo. La cabeza gacha. El pelo lacio y negro cubre como una cortina su rostro afligido. Las muletas taconean sobre el mármol. Un beso. Vamos a casa, Manuela.
# 7 ESTEBAN TORRES SAGRA
NUEVOS TIEMPOS
Nuevos tiempos, nuevas reglas. Para este 2035 -Año Internacional de la Mascota- la San Silvestre salmantina, en honor a ellas, solo exige como condición obligatoria correr con una, debiendo inscribirse cada atleta con su animal de compañía preferido. La única condición es que se lleve sujeto por una correa y que no represente ningún peligro para los demás corredores. Ha sido un exitazo, con participantes venidos desde los cinco continentes al evento. Muchos, con perros de todas las razas conocidas, ocupan las primeras posiciones; en las últimas los herpetólogos. He llegado a meta el primero, después de quince años participando sin éxito, ante las miradas y las lenguas invectivas de los demás. ¡Qué culpa tengo yo de que mi mascota sea un caballo!
# 6 MARÍA SOLEDAD GARCÍA GARRIDO
DOS TONTOS DEMASIADO TONTOS
Pedro se encargó de la operación mientras yo vigilaba la puerta de la sucursal. En cuestión de segundos apareció con la mochila atestada de fajos de billetes y el pulgar hacia arriba, que era la señal con que habíamos acordado la huida. Pedro corría que se las pelaba y yo no dejaba de acordarme de los churros que había desayunado en la Plaza Mayor. La sirena de la policía nos hizo acelerar. No entendíamos por qué corría todo el mundo. A cada paso se intensificaban las alarmas y la megafonía. Pero no nos rendimos. Pedro iba demasiado cargado y, aun así, corría y corría. Yo, por vergüenza y con un flato horrible, iba pisándole los talones. Quién nos iba a decir a nosotros que acabaría felicitándonos todo el mundo y que saldríamos en los periódicos por partida doble. En la página de deportes y de sucesos. A todo color.
# 5 Jose Emilio Cubiella Fernández
Hostia
El suelo mojado más por sudor que nubes. El aire domesticado por las pisadas. Un pecho latiendo temiendo fauces salivosas. La marca de los elegidos para sobrevivir encerrada en un costillar. El tigre lo abriría. Por amor lo besarían. La carrera se inició hace cuarenta y cuatro palabras. Sin fuelle para continuar caí al suelo yendo primero. Desfallecido pasaría a ser historia dentro de históricas paredes. Manos arriba. Ayudado compruebo mis temblorosas piernas recompuestas verticales. A los balcones enrejados imagino como dragones. No necesito su calor para regresar a la competición de los últimos. Recuperada la ilusión avanzo posiciones. Escocía la sangre asomando por el denso sudor. Me resbalaba una mirada sanguinolenta cuello abajo. Fui el primer muerto en cruzar la meta. Y es que hasta en el otro barrio Salmantino auxilian en la San Silvestre de los difuntos.
# 4 MARÍA DOLORES MARTÍNEZ GEA
UNOS SEGUNDOS PARA VERLA
Sabía el lugar exacto donde se colocaría para ver pasar a la multitud de participantes en la San Silvestre salmantina de este año. Recogí el dorsal con una euforia e ilusión que no poseía hacía tiempo. Y allí estaba yo, en medio de hombres y mujeres de todas las edades, con indumentarias de todo tipo esperando el momento de echar a correr por las calles de mi querida ciudad. Sonó el disparo de salida, tenía que esperar a que avanzaran los de delante para empezar a mover mis pies. Mi sueño se hacía realidad, un paso, otro paso, otro más… dentro de una marea humana invadida por la alegría en un día especial. Faltaba poco para llegar. Disponía tan sólo de unos segundos para verla. Si lo conseguía, todo el esfuerzo de los últimos meses habría merecido la pena, el tiempo se detendría únicamente para mí.
# 3 Juan Molina Guerra
LAS ZAPATILLAS DE LAURA
Laura limpia escaleras y cuida a personas mayores. Su pasión es el atletismo: entre un trabajo y otro, siempre saca tiempo para salir a correr. Corre todos los días. Yo, por mi parte, estoy en paro, aunque hago trabajos ocasionales. Sus únicas zapatillas se le caen a pedazos. El día de su cumpleaños, le regalé unas nuevas. Para la San Silvestre Salmantina, le dije. La cara se le iluminó. Esa noche, tiró las zapatillas viejas a la basura. Unos días después, el volcán de La Palma entró en erupción. Y ella, viendo las trágicas imágenes, no paraba de decir: pobre gente, lo han perdido todo. Y así, un día y otro. Y fue viendo a una mujer mayor llorar en la pantalla, con el volcán encendido al fondo, que Laura me dijo, igualmente encendido su rostro: ¿tú crees que en la San Silvestre me dejarán correr descalza?
# 2 María Dolores Nicolás Muñoz
Una sansilvestre con perspectiva
Pulsaciones. Respiración. Sudor. La indescriptible sensación de que todo lo malo que este año me ha traído lo hago salir a través de mis poros, pisada a pisada, zancada a zancada. No sé lo que me depara el futuro dentro de unas horas, aunque sí lo afronto desde el deporte, desde la alegría, al abrigo de tantos otros paisanos que se deshacen de los sinsabores de este calendario anual. Y, como es de bien nacido ser agradecido, voy recordando también los pequeños grandes triunfos, que también los ha habido en este año de mi vida, de nuestras vidas. Me acuerdo de los que hace un año sí estaban, pero hoy no, y miro al cielo salmantino y pienso que ellos ya han cruzado la meta, y que son grandes laureados, y que nos esperan al filo de la carrera de la vida, aguardando esa marca personal en la definitiva sansilvestre.
# 1 luis uriarte montero
vejez
Mi abuelo que estaba en la residencia el día 31 de diciembre, me contaba que siempre había participado en la San Silvestre Salmantina, pero lo que más le preocupaba era que según él, la abuela nunca le había dicho :"Te quiero", para quitarle importancia, le dije que habían vivido juntos toda la vida y ello era una muestra de amor, al día siguiente, me llamaron de la residencia, la abuela en el salón social se encontró mal, intentó abrazarle y murió en su hombro, en silencio, me dijeron.

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